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Diez medidas que podría tomar el Gobierno para ayudar (de verdad) a los emprendedores
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Carlos Otto

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Diez medidas que podría tomar el Gobierno para ayudar (de verdad) a los emprendedores

Los políticos han mostrado un súbito interés por los emprendedores. Aquí les presentamos una serie de acciones que beneficiarían el marco del autoempleo

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Si hace diez años los políticos enloquecían con los constructores, ahora lo hacen con los emprendedores. Los ponen siempre de ejemplo, los invitan a eventos, se hacen fotos con ellos... Literalmente, se les cae la baba.

¿Eres político? ¿Tienes un cargo de mediana importancia en un partido o institución pública? ¿Se te hace la boca agua cada vez que pronuncias la palabra emprendedores? ¿Te gustaría dejar de vender humo y hacer algo que de verdad ayude al fomento del emprendimiento en nuestro país? No te preocupes, te traemos la solución. Aquí van diez consejos para que tu supuesto apoyo sea algo más que un brindis al sol:

1.- No te hagas fotos con ellos. A los emprendedores (sobre todo a los de internet) muchas veces les criticamos que se pasen más tiempo en saraos que trabajando en la oficina. No contribuyas a inflar ese globo invitándoles a eventos en los que tu máximo objetivo sea hacerte la foto con el chavalito que ha creado la aplicación de moda. Puede que tu trabajo sí consista básicamente en hacerte fotos, pero el suyo no. Déjales trabajar.

2.- Ayúdales con la creación de su empresa. Quizá te creas una especie de superhombre por haber ideado un rapidísimo modelo administrativo que permite crear una empresa en 24 horas. Escucha atentamente lo que te voy a decir: eso es una soberana chorrada. ¿De verdad crees que el mayor problema al que se enfrenta un emprendedor es el tiempo que tarda en abrir su empresa? Sé un poco serio y no les vendas ese tipo de medidas como si fuesen la panacea.

3.- No los equipares a según qué personas. Un emprendedor/empresario (me da igual la palabra) es, por norma general, una persona que empieza un negocio desde cero y procura sacarlo adelante con muchísimo trabajo y esfuerzo. Por favor, no vuelvas a utilizar la palabra emprendedor para referirte a un dirigente de la CEOE, a un gran empresario que lleve a cabo políticas laborales más que cuestionables o a un banquero que deniega créditos a diario. No son buenos modelos, precisamente.

4.- No los enfrentes a la sociedad. A mi generación le vendisteis que lo mejor era ser funcionario. A la anterior, que lo mejor era entrar en una empresa cuanto antes y trabajar allí hasta jubilarse. Ahora os ha dado por los emprendedores, y parece que, si alguien está en paro, la culpa es suya por no haber emprendido. Por favor, no conviertas al emprendedor en la nueva figura a la que el ciudadano medio acabará odiando.

5.- Habla con ellos antes de hacer leyes. ¿Te imaginas que las leyes contra la violencia de género se hiciesen tras hablar con los maltratadores, en vez de con las víctimas? Entonces, ¿por qué a la hora de hacer leyes empresariales hablas con la CEOE? Me parece perfecto que las grandes empresas te vayan a ofrecer un generosísimo puesto de trabajo en cuanto dejes la política, pero el empleo de verdad lo crean las empresas pequeñas. Y son ellas a las que tienes que escuchar.

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6.- No les sueltes discursos absurdos. A los emprendedores y a los parados les hablas a diario de esfuerzo, de creatividad, de ingenio, de innovación... Pero dime, ¿acaso has emprendido tú alguna vez? Es más, ¿acaso has trabajado alguna vez en alguna empresa privada? ¿O has ido encadenando puestos públicos desde que entraste en las juventudes de tu partido? Si vas a hablar con ellos, piensa que quizá no seas el más indicado para darles ningún consejo.

7.- No los empujes a la ruina. Ahora que has decidido que emprender mola, animas a todo el mundo a hacerlo. Sin embargo, del mismo modo que no todo el mundo vale para ser funcionario o empleado, tampoco todo el mundo vale para emprender. Deja de animar a todos los parados a que monten su propia empresa aunque no tengan ni idea de todos los problemas a los que se tendrán que enfrentar. ¿Sabes que conseguirás si sigues haciendo eso? Que la mayoría pierdan el poco dinero que les queda.

8.- Si les debes dinero, págales. Es muy bonito lanzar discursos sobre lo maravilloso que es emprender, pero, ¿sabías que España nunca ha cumplido la Ley de Morosidad y que este año tampoco lo hará? Si tu administración pública les debe dinero a sus proveedores, déjate de rollos y págales.

9.- Facilita la contratación, no el despido. Las empresas, cuando nacen, no lo hacen pensando en cuánto les costará despedir a sus trabajadores, sino en cuánto les costará contratarlos. ¿Qué te parece si, en vez de bajar los sueldos, intentas bajar las cotizaciones a la Seguridad Social en los dos primeros años de contrato?

10.- No les cargues la losa del desempleo. Salvo generosas excepciones, cuando un emprendedor monta su empresa no lo hace por filantropía ni para dar empleo a miles de personas, sino, básicamente, para darse empleo a sí mismo. El mercado laboral de nuestro país sigue dependiendo de las pequeñas empresas, pero no les cargues a ellas las culpas por la nula generación de empleo. Algo de culpa tendrán también tus políticas económicas, ¿no?

Básicamente, todos estos consejos se resumen en uno: deja en paz a los emprendedores.

Si hace diez años los políticos enloquecían con los constructores, ahora lo hacen con los emprendedores. Los ponen siempre de ejemplo, los invitan a eventos, se hacen fotos con ellos... Literalmente, se les cae la baba.