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El día que me ofrecieron -y rechacé- el fraude fiscal de Màxim Huerta (y Monedero)
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Carlos Otto

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El día que me ofrecieron -y rechacé- el fraude fiscal de Màxim Huerta (y Monedero)

*Este artículo fue originalmente escrito a raíz de la polémica con Juan Carlos Monedero y actualizado tras el nuevo escándalo sobre el fraude fiscal del ministro Màxim Huerta*

Foto: Maxim Huerta (Gtresonline)
Maxim Huerta (Gtresonline)

Hoy, más de tres años después de publicar este artículo, he decidido actualizarlo. El motivo: la bomba del fraude fiscal cometido por el nuevo ministro de Cultura y Deporte, Màxim Huerta. No es la primera vez, a Juan Carlos Monedero le ocurrió antes. Cuando salieron las primeras informaciones sobre los 425.000 euros de Monedero, lo tuve medianamente claro: habrá que conocer los detalles pero, por lo poco que se sabía entonces, parecía un fraude fiscal de libro. Con lo del nuevo ministro de Cultura, Màxim Huerta, pasa lo mismo: la irregularidad está igual de clara y, además, en este caso incluso hay sentencia.

Si haces un trabajo tú solo, como asesor o como lo que sea, debes darte de alta como autónomo y facturarlo sumando un 21% de IVA y restando una retención variable en concepto de IRPF. En el caso de Monedero y Huerta, al tratarse de unos ingresos más que ostensibles, la retención de IRPF sería del 52%.

Foto: Máxim Huerta, en la final de Roland Garros que ganó Rafa Nadal. (EFE/EPA)

Sin embargo, Màxim Huerta y Monedero optaron por constituir una sociedad unipersonal y declarar estos ingresos a través del impuesto de sociedades (en torno al 25%), con la evidente disminución del importe a pagar a Hacienda. La pregunta estaba clara: ¿Podían hacer eso? ¿O estaban cometiendo un fraude fiscal?

Un fraude evidente

Con la ley en mano, el fraude fiscal es más que evidente. Pero no nos engañemos, cualquier persona que sepa cómo funciona el trabajo autónomo sabe que constituir una empresa unipersonal para facturar trabajos individuales pagando menos impuestos es una práctica habitual en España, y desconozco si también en otros países. Màxim Huerta y Juan Carlos Monedero no ha hecho nada que no sea habitual en nuestro país. Y, por raro que parezca, tampoco es un escándalo mayúsculo.

Seguramente sea el 'crimen' más imperfecto que he visto en mi vida. Habría sido imposible ponérselo más a huevo a Hacienda

En el caso de Monedero, aunque esto no hubiese aparecido en prensa, lo más probable es que le hubieran pillado al presentar la declaración de la renta. ¿Un gravísimo delito? En absoluto: Hacienda le habría cazado, le habría hecho la paralela (un trámite administrativo de lo más corriente, más allá de la buena o mala intención del contribuyente), Monedero habría pagado y punto.

El caso del nuevo ministro de Cultura quizá sea más llamativo, ya que acabó yendo hasta los tribunales. Y estos le quitaron la razón: Màxim Huerta "declaró como gastos de la 'actividad artística' que realizaba en Madrid la compra y el mantenimiento de un apartamento situado en la costa de Alicante".

Como digo, constituir este tipo de empresas puede estar mejor o peor, pero es algo medianamente normal, y cualquier autónomo con buenos ingresos se lo plantea. De hecho, yo mismo me lo planteé en su momento.

El día que me ofrecieron el mismo fraude

2013 fue un gran año para mí. Facturé bastante más de lo que había planeado, con lo que, al presentar mis cuentas anuales, vi que en realidad tendría que haberme retenido en mis facturas un IRPF cercano al 37%, cuando en realidad me había retenido un 21%. No hubo problema: en la declaración de la renta, Hacienda me solicitó la diferencia, la pagué y se acabó el asunto.

Constituir este tipo de empresas puede estar mejor o peor, pero es algo medianamente normal

Pocos días después le conté mi situación a un gestor y me dijo que lo estaba haciendo mal, que lo que tenía que hacer era constituir una empresa unipersonal y así pagaría menos impuestos. No me lo dijo en plan “aprovéchate, no seas tonto”, sino de la manera más normal del mundo, convencido de que era lógico y lícito. Le conté que ya tenía una oficina en alquiler y que en 2014, además, quizá contrataría a una persona, con lo que me dijo que no me lo pensara, que montase una empresa.

Pese a que llevo casi cinco años como autónomo y escribo sobre emprendimiento, lo cierto es que en ese tema andaba algo pez, así que decidí investigar un poco. Me bastaron diez minutos en Google para descubrir que montar una empresa unipersonal no era un procedimiento tan claro en el aspecto legal. El hecho de tener una oficina y un empleado jugaba a mi favor, pero, aun así, Hacienda podría considerarlo un fraude fiscal para pagar menos impuestos, con lo que me entró la duda moral.

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¿Monto empresa o sigo como autónomo?

Al final tuve la suerte de no tener que plantearme el dilema moral. Cuando hablé con mi gestoría me contaron algunas de las condiciones que supone montar una empresa, entre ellas, ponerme un sueldo fijo y no poder disponer del dinero de la empresa como yo quisiera.

Ninguna de las dos me convencía, ya que nunca he sido una persona adinerada precisamente, con lo que no poder disponer de todo mi dinero ante cualquier emergencia familiar no me convencía, así que opté por seguir como autónomo. Seguramente pagaría más impuestos, pero bueno, oye, nunca me ha cabreado (demasiado) pagar impuestos.

Decía Pablo Iglesias en su momento que todos deberíamos estar orgullosos de gente como Monedero, que, en vez de montar su empresa en un paraíso fiscal, la montó en España y pagó impuestos aquí. Y hombre, orgullosos, lo que se dice orgullosos... pues no, la verdad.

El 'truco del empresario pobre'

Sin embargo, hay una (mínima) parte del discurso que es interesante: lo que han hecho Màxim Huerta y Juan Carlos Monedero es lo que yo llamo el truco del empresario pobre. Efectivamente, cualquier empresario con dos dedos de frente que factura 425.000 euros y quiere ahorrarse muchos impuestos, lo que hace es irse a un paraíso fiscal.

Quizá Monedero recurrió a esta figura por pura ignorancia, pensando que era total y absolutamente lícita

Cualquier asesor les habría recomendado eso a Monedero y a Huerta, pero recurrieron al truco del empresario pobre: montar una pequeña sociedad para ahorrarse, más o menos, la mitad de dinero en impuestos.

La diferencia es que cualquier empresario pobre habría sido mil veces más espabilado que Monedero, que lo hizo todo mal: montó una empresa muy poco antes de emitir las facturas, no parece que tenga empleados, no parece que tenga oficina y derivó aparentemente ese dinero a La Tuerka (que no es algo que se pueda hacer tan a la ligera). Seguramente sea el crimen más imperfecto que he visto en mi vida. Habría sido imposible ponérselo más a huevo a Hacienda.

¿Maldad o ignorancia?

Todos estos factores me llevan a pensar que quizá (sólo quizá) Monedero recurrió a esta figura por pura ignorancia, pensando que era total y absolutamente lícita. Sin embargo, amigo Monedero, no lo es, y Hacienda te ha pillado (lo habría hecho antes o después), así que toca pagar.

Lo malo, lo que más le echamos en cara todos a Monedero y a Huerta, es que a los políticos se les pide lo que también se nos pide a los periodistas: que no sólo seamos honrados, sino que también lo parezcamos. Y en este caso, la imagen que queda es mala. Merecidísimamente mala.

Hoy, más de tres años después de publicar este artículo, he decidido actualizarlo. El motivo: la bomba del fraude fiscal cometido por el nuevo ministro de Cultura y Deporte, Màxim Huerta. No es la primera vez, a Juan Carlos Monedero le ocurrió antes. Cuando salieron las primeras informaciones sobre los 425.000 euros de Monedero, lo tuve medianamente claro: habrá que conocer los detalles pero, por lo poco que se sabía entonces, parecía un fraude fiscal de libro. Con lo del nuevo ministro de Cultura, Màxim Huerta, pasa lo mismo: la irregularidad está igual de clara y, además, en este caso incluso hay sentencia.

Màxim Huerta Juan Carlos Monedero