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El directivo que se quedó en paro por rechazar internet
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Carlos Otto

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El directivo que se quedó en paro por rechazar internet

No se puede rechazar el progreso, porque el mundo 'online' no es el futuro: es el presente. Es necesario adaptarse a los tiempos y abrazar las nuevas tecnologías para mejorar laboralmente

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“Qué ganas tengo de que se os pase a todos la tontería esta de internet”. La frase no me la dijo ninguna persona de 80 años, sino un antiguo cliente al que hace años le dije que quizá debería empezar a venderonline. Y tan ancho que se quedó el hombre.

El cliente en cuestión (que me mandó a la mierda en menos de lo que has tardado en leer este titular), de unos 50 y pico años, ni siquiera era el dueño de la empresa, pero era nada más y nada menos que el director de marketing. Un director de marketing que nunca había oído hablar ni de marketing online, ni de comercio electrónico, ni de SEO, ni de SEM. No sólo desconocía estas palabras, sino que, de hecho, le importaban literalmente un pimiento.

Me lo encontré hace poco y me contó que el año pasado le echaron de la empresa. Un hecho triste, aunque totalmente predecible. No sólo por su desconocimiento digital, sino, sobre todo, por la soberbia que destilaba su altanera tecnofobia. Por suerte, me alegré al saber que ahora mismo está haciendo un curso de iniciación al marketing online.

En nuestra conversación reciente me contó cómo había ido evolucionando su posición en estos años. Cuando empezó a hablarse de esto de internet a nivel profesional, a este hombre le sonó totalmente a chino. Llevaba varias décadas trabajando y había visto pasar de largo varias modas, así que no le hizo demasiado caso. Lo que yo llamo la fase de desprecio.

Sin embargo, aquello de internet empezó a tomar protagonismo en su industria, ya que trabajaba en una empresa de unos 40 trabajadores que fabricaba y vendía muebles. Pero él seguía en sus trece, intentando convencer a su jefe -con el típico argumento pseudorromántico- de que esto del comercio electrónico no iba a triunfar. Estaba en la segunda fase, la de negación: qué dónde va a parar, hombre, que internet no tiene futuro, que en la tienda física te atienden, y te orientan, y es un trato personalizado, y el calor humano, y...

De hecho, por aquel entonces Amazon empezó a despuntar en todo el mundo, un momento en el que nuestro enemigo pasó a la tercera fase: el ataque. Que Amazon es una empresa multinacional y que vende en todo el mundo, y que hay que denunciar eso, porque acaba con el pequeño comercio. Y oye, su parte de razón tenía, pero, si su propio jefe pudiera aumentar sus beneficios y vender en varios países, ¿no lo preferiría?

El trabajo será digital, o no será

De hecho, eso fue lo que pasó: pocos meses después, el jefe de la empresa contrató a un experto en comercio electrónico y despidió a nuestro amigo. Y en ese momento, pasó a la cuarta fase: la postura a la defensiva. Que las empresas no confían en los trabajadores expertos, que sólo quieren a chavalitos jóvenes a los que poder explotar. Pero el valor añadido de su sustituto no era cobrar menos (o quizá también, no lo sé), sino que sabía cómo preparar una estrategia para vender a través de internet.

Con el tiempo, esta empresa consiguió salir medianamente airosa de la crisis. Conservó su nave, pero sólo como fábrica. A partir de entonces, su único punto de venta era su web. Además, no sólo no se vieron demasiado afectados por portales como Amazon, sino que, de hecho, lo usaron como uno de sus canales de venta. A día de hoy, son más de 50 empleados.

Por suerte -aunque quizá demasiado tarde- nuestro amigo abandonó las fases de desprecio, de negación, de ataque y de estar a la defensiva para alcanzar la quinta y necesaria fase: la aceptación. Y tras ella, la sexta fase, en la que está ahora: la reconversión. Espero que más pronto que tarde consiga trabajo.

Si tienes más de 45 años, tienes empleo, tu sector se está viendo afectado por la economía digital y te reconoces en alguna de las cuatro primeras fases, te recomiendo encarecidamente que cambies el chip. No porque yo sea más listo que nadie y sepa ver el futuro, sino porque la realidad es palmaria. Esto de internet no es el futuro, ni mucho menos: internet es el presente. Y estés en el sector en el que estés, internet acabará afectándole de alguna manera. No tengas la menor duda.

Si eres el propietario de la empresa quizá tengas suerte y acabes fichando a un experto digital que redirija tu barco. Pero si eres un simple empleado, repito: cambia el chip cuanto antes. Porque es una pena que tu indudable talento laboral acabe de mala manera. Y porque en la cola del paro hace frío. Mucho frío.

“Qué ganas tengo de que se os pase a todos la tontería esta de internet”. La frase no me la dijo ninguna persona de 80 años, sino un antiguo cliente al que hace años le dije que quizá debería empezar a venderonline. Y tan ancho que se quedó el hombre.

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