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Los mayores 'blufs' y fiascos tecnológicos del año
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Manuel Ángel Méndez

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Los mayores 'blufs' y fiascos tecnológicos del año

El (innecesario) Apple Watch, Microsoft empujándonos Windows 10 gaznate abajo, el fracaso de Tidal o 'hoverboards' que no lo son. Ahí van algunas de las mayores decepciones 'techies' del año

Foto: (Foto: Corbis)
(Foto: Corbis)

Bórralos de tu mente. O no. Tal vez es mejor recordarlos muy fuerte para saber que un buen puñado de todo eso que se ha presentado a lo largo del año como "revolución" tecnológica al final ha acabado desinflado y convertido en lo que realmente era: puro marketing. Este año, como todos, hemos visto grandes novedades tecnológicas, muchas, pero también enormes 'blufs' y fiascos que de verdad preferiríamos olvidar.

¿Quién necesita un Apple Watch?

Era el 'smartwatch' más esperado del año, el reloj que en teoría iba a mostrar el camino a todos los demás. Y sí, Apple ha conseguido en parte su objetivo: se ha hecho de un plumazo con el 60% del mercado de relojes inteligentes. No está nada mal, aunque en términos absolutos es todavía un mercado diminuto. Y los datos tampoco cuentan toda la historia. Apple ha fallado en eso en lo que hasta ahora era infalible: convencernos de que no podemos vivir sin un Apple Watch en la muñeca.

Como medidor de actividad y ejercicio, pese a ser bueno, el Apple Watch tiene rivales imbatibles como la pulsera Fitbit Charge HR o el reloj pulsómetro Polar M400. Como aparatito que escupe notificaciones sin parar, solo seduce a un grupo muy reducido de usuarios que necesitan estar siempre conectados. Y como objeto de moda y estilo personal, es de un gusto bastante discutible. Si a ello le añadimos el precio, desde 419 euros, muy por encima de la media de mercado, como es habitual en Apple, el resultado es un producto decepcionante sobre el cual Apple de momento ni siquiera ha ofrecido datos de ventas.

La abstracta campaña de marketing de la compañía para intentar explicar la utilidad del reloj (puedes ver uno de sus vídeos justo arriba, o más aquí) demuestra algo tal vez más preocupante: el fallo no es tanto del Apple Watch en sí mismo sino de la propia categoría de producto. Los 'smartwatch'. Difícil convencer a alguien de que necesita uno en su vida.

Instala Windows 10, ¡instálalo!

Windows 10 ha sido la mejor noticia del año para Microsoft. El sistema operativo no solo es una de las versiones más sólidas desde XP o Windows 7, también ha tenido una gran acogida: 110 millones de instalaciones tan solo dos meses después de su lanzamiento el pasado julio. Parece que, esta vez sí, Microsoft podrá alcanzar su ambicioso objetivo: 1.000 millones de instalaciones antes de julio de 2018. Sin embargo, si lo consigue habrá sido en gran parte gracias a una ocurrencia altamente molesta: recordarnos constantemente (e incluso forzarnos) a instalar Windows 10 sí o sí. Cada día. Cada vez que enciendes tu ordendador.

Tras el lanzamiento del sistema operativo, millones de usuarios de Windows 7 y 8.1 comenzaron a recibir notificaciones en su pantalla "animándoles" a instalar Windows 10. El problema: no había forma obvia de ignorar esas notificaciones. Microsoft simplemente obligaba a acabar instalando el sistema. La empresa argumentó que si esto ocurría era porque habíamos dado consentimiento previo, algo que ninguno de los afectados recordaba haber hecho. Entre sugerir que instales Windows 10 y empujártelo gaznate abajo hay una diferencia. No fue la única táctica que utilizó para conseguir que actulizáramos lo antes posible, pero sí la más intrusiva.

Todo esto, unido a los múltiples cambios de políticas de uso durante los meses previos al lanzamiento (sobre las copias piratas, la sustición de Windows Media Center etc), ha hecho del lanzamiento de Windows 10 uno de los más accidentados y molestos en décadas.

Tidal, no gracias

¿'Blufs' en internet? Imposible no pensar en Tidal. El pasado marzo, Madonna, Beyonce, Kanye West, Jay-Z y amigos decidieron autoproclamarse salvadores de la industria musical y lanzar el servicio de 'streaming' de música Tidal. La idea: devolver el negocio de la música a los creadores, a los músicos, ser el anti-Spotify ofreciendo, supuestamente, una calidad de sonido mucho mayor. El resultado unos meses después: un auténtico desastre.

Ni el catálogo, ni el diseño, ni la experiencia de usuario y funciones, ni tampoco el precio, nada en Tidal ha acabado siendo superior a la competencia. Llegó además justo en el peor momento posible: con Spotify intratable, superando los 20 millones de suscriptores de pago, y con Apple Music a punto de estrenarse solo unos meses después. Hoy Tidal ha caído casi en el olvido, con varios de sus empleados clave abandonando la compañía, el tercer consejero delegado al frente y apenas un millón de usuarios registrados.

'Hoverboards' del pasado

¿Por qué nos empeñamos en llamar 'hoverboard' a algo como el Swagway o el Chic Smart S1, aparatitos que no flotan ni un milímetro sobre el suelo y son meras evoluciones del Segway? Los 'hoverboards' o aeropatines han sido uno de los productos que más interés han generado este año, pero hemos acabado mezclando cosas. Nos maravillamos con los 'hooverboards' de verdad, como el Hendo o el que promete presentar algún día Lexus, pero ambos son aún puro experimento. Los 'hoverboards' con los que nos tenemos que conformar han sido un enorme fiasco.

Hablamos de inventos como el Swagway, el Chic Smart S1, el Airwheel X3 o el MonoRover R2, patines eléctricos de autoequilibrio (¡dejemos de llamarlos 'hoverboards'!) que han acabado retirados de las tiendas online de medio mundo, Amazon la primera, por incendiarse de forma casi instanténea al explotar sus baterías. Primero fueron las aerolíneas en EEUU las que prohibieron subir al avión uno de estos trastos. Luego Amazon y la tienda online Overstock los retiraron de sus páginas y finalmente ciudades como Nueva York los acabaron prohibiendo por completo. El 'hoverboard' que le gustaría a Marty (y a nosotros) sigue siendo un sueño.

Mi marido está en Ashley Madison

Si el 2014 fue el año del ataque a Sony Pictures, el 2015 vino marcado por otro 'hackeo' aún más comprometedor: el de la página para infieles Ashley Madison. Los datos de más de 36 millones de usuarios de esta web se filtraron en internet tras el ataque de un grupo de 'hackers' autodenominado 'The Impact Team'. La acción no solo reveló la identidad de millones de infieles en todo el mundo, también dejó en evidencia las pésimas medidas de seguridad empleadas por Ahsley Madison para proteger toda la información que manejaba.

Un error en el código del sistema de contraseñas de la compañía hizo posible, por ejemplo, que un grupo de hackers descifrara con relativa facilidad 11 millones de contraseñas del total de 36 millones de cuentas filtradas. Es decir, acceso total a los datos privados que los usuarios habían confiado a Ashley Madison. Se descubrió además que la página utilizaba millones de perfiles falsos de mujeres para intentar atraer a los hombres.

La cosa acabó mal: clientes que se suicidaron tras revelarse sus datos, demandas millonarias a Ashley Madison por no proteger la identidad de sus usuarios... En definitiva, un enorme fiasco que confirma eso que desgraciadamente ya sabíamos: en internet no existe la privacidad.

Portátiles 'espía' de Lenovo y Dell

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Otra de fiascos. Lenovo se lució a comienzos de año con el escándalo del adware 'Superfish'. Miles de portátiles de la compañía china llevaban instalados de fábrica el programa 'Superfish' que inyectaba anuncios sin el consentimiento del usuario. Y esto no era lo peor. Se descubrió que el programa instalaba en el ordenador su propio certificado raíz. En otras palabras: podía introducirse con éxito en conexiones seguras, como en páginas de banca online, lo cual facilitaba a un atacante exterior robar información de los usuarios a través de lo que se conoce como un ataque 'man-in-the-middle'.

Lenovo pidió disculpas y aseguró que no volvería a pasar. Pero pasó. Solo que a la segunda le tocó a Dell. En noviembre la compañía reconoció que algunos de sus portátiles llevaban instalado un certificado raíz inseguro llamado 'eDellRoot'. Este permitía a un atacante hacerse pasar por casi cualquier página legítima, desde Google a tu banco, y robar datos e información. Más disculpas y más parches para eliminar el programa malicioso.

Hace unos años, si el 'adware' acababa en nuestro ordenador era porque habíamos visitado demasiadas páginas porno o realizando descargas de fuentes poco fiables. Ahora viene incluido en el precio, de fábrica, todo en uno gentileza de tu marca favorita. Prepárate para que vuelva a ocurrir en 2016.

Bórralos de tu mente. O no. Tal vez es mejor recordarlos muy fuerte para saber que un buen puñado de todo eso que se ha presentado a lo largo del año como "revolución" tecnológica al final ha acabado desinflado y convertido en lo que realmente era: puro marketing. Este año, como todos, hemos visto grandes novedades tecnológicas, muchas, pero también enormes 'blufs' y fiascos que de verdad preferiríamos olvidar.

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