Sony y España extienden su idilio a los 'smartphones'

Por Sony España andan dando palmas con las orejas. Los nubarrones que flotaban en torno a la división de mobility tras la joint venture con Ericsson han terminado de despejarse. Según informa la propia compañía, ya son el segundo fabricante por ventas en nuestro país (a nivel global son sextos), solo superados por la todopoderosa Samsung. Al tercer lugar han desplazado a su rival más directo a lo largo de este año; su identidad, si bien no ha sido revelada, podemos llamarlo LG sin mucho temor a equivocarnos.

Con respecto al curso anterior, Sony ha aumentado sus ventas en España un 30%, logrando una penetración en la gama alta de smartphones cercana al 18%. Esto significa que casi uno de cada cinco móviles premium que se vendieron en España fueron japoneses. Este segmento, ocupado por los modelos Xperia Z primero y Z1 después, es de vital importancia, dado que son los productos que reportan una mayor rentabilidad a las firmas.

El caso de la línea Z es curioso. Los defectos lógicos derivados de su bisoñez -cámara floja, apps poco útiles, gestión ineficiente de la energía- han sido opacados por una intensa campaña promocional enfocada a la resistencia del Z al agua y a los golpes. A resultas, un proyecto nacido anteayer ha conseguido plantar cara a monstruos de la talla de los Galaxy S y los iPhone, con más rodaje y prestaciones. Chapeau por haber sabido posicionarse en un sector que muestra síntomas de saturación y mucho ojo, porque del Xperia Z solo podemos esperar un crescendo. 

Reputación y gama media

No cabe duda que los españoles han extrapolado la reputación de la firma japonesa a sus smartphones. La popularidad de los equipos de música y las televisiones en los 80, y de las videocámaras y PlayStation más recientemente, han abonado el terrno para Xperia, que se ha asentado en nuestro país como si llevase toda la vida. Que España, esta España de la marca blanca y el récord de paro, se haya convertido en uno de los tres mercados más importantes de Europa para Sony Mobile, no puede explicarse más que en clave reputacional.

La innovación en telefonía móvil parece estar circunscrita al 'hardware', visto que Android se da por descontado. ¿Hay alternativas? Windows Phone encarece los terminales y en Firefox, simple y llanamente, no creen los grandes fabricantes

Los modelos Xperia SP y L, ambos en la gama media, han impulsado las ventas hasta los 2,3 millones de unidades. Como es sabido, el papel de las operadoras es crucial a la hora de distribuir los terminales más económicos, y en este aspecto Sony ha hecho los deberes colocándolos entre los principales catálogos. "Nuestros mejores clientes son las operadoras. La clave está en la estrecha relación de nuestro equipo con cada una de ellas para adaptar nuestro portfolio a sus necesidades de negocio", explicaba Isidro Moreno, director de Sony Mobile España. Tan efectivo está siendo el trabajo de la delegación española que incluso el Smartwatch 2 figura entre los accesorios más vendidos. Como escribí en este blog en octubre, sostengo que recordaremos a la actual generación de relojes inteligentes con una mueca de estupefacción.

Presos de Android

Lo que no se discute en Sony es la alianza con Android. Pese a que tienen en Microsoft uno de sus partners más potentes en materia de PC, la experimentación con Windows Phone en teléfonos y tabletas parece más lejana que nunca. Para Firefox guardan el mismo mensaje que el resto de grandes fabricantes: buenas palabras y escasas ganas de implementarlo. El sistema del zorro naranja sigue en estado embrionario a la espera de que un smartphone con potencia nos muestre su posibilidades. Antes nos preguntábamos cuándo sucedería esto; ahora nos preguntamos si llegará a suceder.

Mientras, los fabricantes refunfuñan de Android por el nulo control que ejercen sobre él y las incursiones cada vez más habituales de Google en el hardware. Por el momento les está sirviendo a todos para crecer. Cuando se convierta en un lastre, que lo hará, ya veremos cual es la vía de escape de cada uno. Hoy, nadie parecer tener un plan b para el androide.