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Y el próximo sector cabreado será... la restauración
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Alfredo Pascual

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Y el próximo sector cabreado será... la restauración

Primero fueron los transportes; después, el sector hotelero y el del taxi mostraron su indignación ante las nuevas 'apps'. Lo próximo, las cenas compartidas

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Es un asunto peliagudo este de la economía colaborativa; uno de los pocos en los que ambos bandos se reparten la razón. Por un lado están los profesionales tradicionales que reclaman, con justicia, que los nuevos modelos de negocio, por amateur que sean, tributen y se sometan a su regulación. Por el otro, el avance de la tecnología y el abanico de posibilidades que con ella se abren, un tsunami imparable que avanza por el mundo arrasando marcos legales. Lo denominan consumo colaborativo y está llamado a cambiar el mundo.

Los primeros ultrajados fueron los hosteleros, que vieron como las páginas de coachsurfing les guindaban parte del negocio. Más tarde, ejemplos como Blablacar diezmaron los transportes entre ciudades. Por último tenemos la polémica de Uber con los taxistas, el gremio que más intensamente está beligerando contra los nuevos usos tecnológicos.

¿Quiénes serán los próximos? Apuesten por los hosteleros. En los últimos meses viene pegando fuerte la webEatWith, recién llegadaa España. Se trata de una startup israelí que reinventa el concepto de comer fuera: permite reservar mesa en una casa particular, conmenú yprecio cerrados. ¿Qué ventajas tiene esto con respecto a la cocina profesional? Se lo explico después del salto.

Hay cinco puntos que hacen interesante la propuesta de EatWith:

  1. Conocer a nuevas personas. A diferencia de los restaurantes, con el nuevo sistema es posible, más bien probable, establecer nuevas relaciones personales. Cuando un anfitrión convoca una cena establace un máximo de comensales, de modo que la mesa será rellenada con desconocidos.
  2. Ganar dinero o financiarse las salidas. Nada impide a un comensal alternar las visitas con invitaciones en su domicilio. Asi, lo que se pague por comer puede compensarse cocinando para los demás, o simplemente completando la mesa de una comida con amigos. El anfitrión establece las condiciones a su gusto: si quiere sentarse a la mesa o permanecer en la cocina, la bebida que servirá, el menú, la duración de la velada o el precio.
  3. Sin sorpresas. EatWith verifica que lo que exponen los anfitriones coincide con la realidad. Además, la comunidad de usuarios valora el servicio tras usarlo, consiguiendo un sistema de control verificado con nombres y apellidos. También garantiza que la comida que se sirve es casera por un importe cerrado desde un principio.
  4. Fume y conéctese. Caen algunas restricciones altratarse de undomicilioparticular. Algunos anfitriones ofrecen la posibilidad de fumar mientras se cena; otros abren su red wifi para los clienteso ponen a disposición su plaza de parking.
  5. Seguridad. La startup protege a los anfitriones con un seguro de hasta un millón de dólares por los desperfectos o robos que se pudieran sufrir en el transcurso de la comida.

Por último, muchos anfitriones en EatWith son aspirantes a cocineros que utilizan el servicio para ganar un dinero extra mientras observan cómo reciben los comensales su cocina. En este sentido puede ser una excelente piedra de toque antes de lanzarse a montar un cátering o restaurante propio.

EatWith apenas lleva dos mesesenEspaña y, por el momento, solo funciona en la ciudad de Barcelona. Su intención pasa por expandirse a las principales ciudades de forma inmediata. Será entonces cuando podamos valorar el interés que genera en nuestro país y si, como está sucediendo en otras regiones, levanta al sector hostelero en armas.

Es un asunto peliagudo este de la economía colaborativa; uno de los pocos en los que ambos bandos se reparten la razón. Por un lado están los profesionales tradicionales que reclaman, con justicia, que los nuevos modelos de negocio, por amateur que sean, tributen y se sometan a su regulación. Por el otro, el avance de la tecnología y el abanico de posibilidades que con ella se abren, un tsunami imparable que avanza por el mundo arrasando marcos legales. Lo denominan consumo colaborativo y está llamado a cambiar el mundo.

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