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Divas, listillos y caraduras: los perfiles del nuevo 'influencer' de internet
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Alejandro Domínguez

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Divas, listillos y caraduras: los perfiles del nuevo 'influencer' de internet

Son una nueva tribu de internet. Aunque existen profesionales, la mayoría de los líderes de opinión que campan por la red son una pura cortina de humo

Foto: La cantante Miley Cyrus gestiona una legión de 'followers' (Twitter)
La cantante Miley Cyrus gestiona una legión de 'followers' (Twitter)

¿Quién no ha escuchado todavía la manida frase de que internet ha democratizado la información? A estas alturas no voy a descubrir la pólvora diciendo que gracias a la web 2.0 el flujo de la información tradicional ha cambiado, y todos podemos ser a la vez receptores y emisores. Una de las consecuencias de este hecho es que han aparecido nuevos prescriptores y líderes de opinión, que para serlo no necesitan salir por televisión o en los periódicos. Lesbasta con su blog, su cuenta de Twitter o su canal de YouTube. Son los llamados influencers: ya sabemos que sin anglicismos no hay paraíso en el mundo de la comunicación.

De este modo, nos encontramos con blogueras de moda que se sacan unas fotos con katiuskas, y al día siguiente se agotan en las tiendas;tuiteros de gastronomía que pueden poner de moda un restaurante ellos solitos; o conyoutubers de belleza que deciden si un color de pintalabios es inpara este otoño, o no.Y claro, las marcas no iban a dejar pasar este tren.

Así se comenzó a patrocinar a algunos de estos influencers: a invitarles a fiestas y viajes, a regalarles productos y, sobre todo, a tratarles como celebridades, ymuchos ya lo son. El caso es que no todo el mundo es igual de profesional ni gestiona la fama de la misma manera. A continuación, reapasamos algunso perfiles.

Divas vs.profesionales

Las divas se creen que ser famoso o influyente conlleva tener que hacer el gilipollas. Evidentemente, si su colaboración va a servir a una marca para vender más tienen todo el derecho del mundo a fijar el caché que les dé la gana. Nunca se me ocurriría criticar a nadie por ello, pero a veces te encuentras con peticiones absurdas o extravagantes cuando se quiere colaborar con ellos, probablemente debido a que se creen que así tiene que actuar una estrella”.

Yo suelo compararlo con el típico futbolista que creció en una favela y de repente se ve con sus 5 kilitos al año, vendiendo camisetas con su nombre y legiones de niñas suspirando por sus huesitos, y claro, no sele ocurre nada mejor para demostrar su poder adquisitivo que comprarse una flota de veinte coches deportivos. Lo que se conoce como nuevos ricos, vaya.

El problema suele ser esta fama subida a la cabezao directamente la falta de humildad, que es lo principal que les diferencia de otra categoría que podríamos denominar los profesionales. Pueden ser igual de influyentes o tener tanta fama como las divas, pero se suelen diferenciar en que tienen más formación, ven como una suerte poder vivir de lo que les gusta, entienden perfectamente los compromisos de cualquier colaboración y se centran en que la marca quede satisfecha y forjar relaciones que perduren en el tiempo.

Es la gente con la que da gusto trabajar y que te puede pedir unos honorarios elevados por dar una conferencia o asistir a un evento, pero no exigirá una suite con vistas, vuelo en primera para él y su mujer, jamón de jabugo en la habitación o chorraditas por el estilo.

Los listillos

Por último, están también los listillos.Se ve a leguas que están aquí para sacar provecho. Son aquellos que han visto cómo a otros les hacen regalos y les invitan a cosas haciendo algo que consideran fácil y han querido subirse al carro. Esa diferencia entre hacer algo por pasión y que al final ello derive en ser influyente y el querer hacerlo a posta y por interés, al final se nota.

Muchos lo han logrado gracias a agencias y departamentos de comunicación que han considerado que todo vale y no disciernen el contenido de calidad, que genera un retorno positivo a la marca, de aquello que pasa sin pena ni gloria por la red pero le vale al gurú de turno para vender humo sobre el buzz onlineque se generó alrededor de su cliente, aunque sean impactos de baja calidad y no hayan conseguido influir a nadie.

Como ya sabemos, crear burbujas es algo más español que el porompompero, y en esas estamos ahora mismo en comunicación online, haciendo crecer la burbuja de los influencers. Terminará explotando y quedando en evidencia quiénes son los verdaderos prescriptores y los buenos consultores que saben localizarlos y recomendarlos a las marcas, y quienes estaban aquí para tomarse unas copas de gañote, conseguir unas noches de hotel o recibir colonias gratis.

¿Quién no ha escuchado todavía la manida frase de que internet ha democratizado la información? A estas alturas no voy a descubrir la pólvora diciendo que gracias a la web 2.0 el flujo de la información tradicional ha cambiado, y todos podemos ser a la vez receptores y emisores. Una de las consecuencias de este hecho es que han aparecido nuevos prescriptores y líderes de opinión, que para serlo no necesitan salir por televisión o en los periódicos. Lesbasta con su blog, su cuenta de Twitter o su canal de YouTube. Son los llamados influencers: ya sabemos que sin anglicismos no hay paraíso en el mundo de la comunicación.

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