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La próxima guerra civil tendrá lugar en Twitter
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Alejandro Domínguez

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La próxima guerra civil tendrá lugar en Twitter

Las redes sociales en muchos casos nos han permitido agruparnos y organizarnos pero, en otro nivel, sin duda también nos han llevado a enfrentarnos más que nunca

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¿Qué es lo que define a una persona? Para muchos son sus estudios o su profesión: “Me llamo José García y soy médico. El doctor García”. Algunos lo hacen según sus aficiones, su cultura o incluso su nacionalidad: “Me llamo Pepe y soy ESPAÑOL”. Hay quien lo primero que destaca de símismo es su apoyo a una causa concreta: “Soy José y soy antitaurino”. Ypor supuesto otros tantos se definen por sus convicciones políticas, religiosase incluso balompédicas: “Pepe, con el Club Polideportivo Cacereño a todas partes”.

Twitter es un ejemplo genial para observar esto desde el punto de vista sociológico. La obligatoriedad de definirse en un máximo de 160 caracteres lleva a los usuarios a presentarse en función de su rasgo que consideran más destacado y que mejor les retrata, lo que supone un ejercicio de concreción y en muchos casos creatividad que, personalmente, me encanta.

Esta pluralidad es sin duda una de las grandes virtudes de las redes sociales. Todo el mundo tiene cabida. Sin embargo, a veces también nos lleva a encontrarnos en un ambiente hostildonde prolifera el insulto, la falta de respeto y en ocasiones incluso el llamado ciber acoso. ¿Por qué ocurre esto?

Un bar que no se reserva el derecho de admisión

Como ya he comentado en alguna ocasión anterior, la mal entendida libertad de expresión y la sensación de lejanía o incluso anonimato son ingredientes inigualables para el embrutecimiento. Rojos, monárquicos, católicos, nacionalistas, colchoneros, naturistas.Todos lo eran antes de internet, pero todos lo escenifican más y con mayor fervor desde que participan en redes como Twitter.

Alguno me dirá que estas discusiones ya podían surgir antes en la calle o en un bar, pero la realidad es que surgían en menor medida y de manera diferente. Primero porque, salvando a los más salvajes, el cara a cara contiene un poco más a la gente que los avatares; y segundo, porque era más complicado que surgiera el enfrentamiento.No es común que coincidan un pepero y un anarquista, básicamente porque es improbable que frecuenten los mismos locales y, en caso de que lo hagan o que se crucen, tendría que salir el tema.

En Twitter estamos todos permanentemente en el mismo bary los temas salen por sistema. Cualquier noticia es susceptible de abrir debate.

Es cierto que las redes sociales en muchos casos nos han permitido agruparnos y organizarnos pero, en otro nivel, sin duda también nos han llevado a enfrentarnos más que nunca. ¿Esto es necesariamente malo? No tiene por qué.Si bien creo que discutimos mucho más desde que estamos permanentemente conectados, también pienso que en gran medida esto sirve de válvula de escape.

Y es que tal y como está el patio muchas veces diría que estamos al borde de una guerra civil, pero también que esta guerra es más probable que se libre a golpe de tuit que dándonos de hostias.

¿Qué es lo que define a una persona? Para muchos son sus estudios o su profesión: “Me llamo José García y soy médico. El doctor García”. Algunos lo hacen según sus aficiones, su cultura o incluso su nacionalidad: “Me llamo Pepe y soy ESPAÑOL”. Hay quien lo primero que destaca de símismo es su apoyo a una causa concreta: “Soy José y soy antitaurino”. Ypor supuesto otros tantos se definen por sus convicciones políticas, religiosase incluso balompédicas: “Pepe, con el Club Polideportivo Cacereño a todas partes”.