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El día que Evernote traicionó a sus usuarios
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José Mendiola

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El día que Evernote traicionó a sus usuarios

Evernote llegó al mercado con un producto que transformó el modo en que trabajábamos y con un modelo 'freemium' que en los últimos tiempos ha olvidado, acosando a sus usuarios gratuitos

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Fue amor a primera vista. Evernote rompió el mercado con un producto propio e innovador que lograba transformar la forma en la que trabajábamos. Se presentó como "un cerebro en la nube"y de hecho lo era: podíamos confiar cualquier tipo de idea, escanear facturas o bien directamente desde el móvil, ir enviando fotos, grabaciones de voz o textos.

Aquello que inicialmente parecía una idea alocada de un grupo de rebeldes capitaneados por su CEO, Phil Libin, fue poco a poco cobrando fuerza a medida que ganaba usuarios a miles por el mundo. De startup a empresa seria que triunfaba sin problemas en las rondas de financiación ¿el modelo de negocio? Todo gratis salvo una parte premium por la que un grupo reducido de usuarios pagaba una cuota anual. El negocio parecía ir sobre ruedas, cuando de pronto, sucedieron dos cosas: la firma cercenó parte de las funciones gratuitas para obligar a sus usuarios a pasar por caja y Phil Libin decidió dar por concluida su etapa y buscarse un sustituto.

De la noche a la mañana los usuarios del genial servicio se encontraron con incómodos pop-ups cada vez que abrían la aplicación recordando que su versión era gratuita y que les convenía actualizar a la de pago. Al tiempo, en las versiones móviles aparecían banners también con las ventajas de las funciones de pago, y lo peor del asunto fue que el servicio decidió eliminar la gratuidad de algunas de las funciones más elementales, como reenviar notas desde el correo electrónico. Desde ese momento ya no se podían rebotar emails al servicio para después convertirlos en tareas o bien para almacenarlos de cara a un futuro.

El usuario free se había convertido en una especie de apestado que sólo podía de una parte del servicio y gracias. Y claro, llegados a este punto, uno pensará ¿qué hay de malo en que una empresa quiera monetizar sus servicios? Realmente nada, pero el principal problema es que Evernote no ha jugado limpio con su ingente base de clientes, y ha elegido dar este paso en el peor momento.

El día en que Evernote se volvió ‘evil’

Hace unos días nos hicimos eco de la hábil estrategia de Microsoft de ir invadiendo los móviles y tablets ajenos introduciendo aplicaciones de gran calidad a coste cero. Pues bien, una de ellas es sin duda OneNote: esta app no es nueva precisamente, pero en sus sucesivas versiones ha ido adoptando el grueso de las funciones de Evernote, y ha sido precisamente en este momento cuando la firma de Libin ha optado por dar el inesperado volantazo.

Y lo cierto es que ahora más que nunca el modelo freemium que tan buen resultado les proporcionó en un arranque comienza a mostrar sus limitaciones. Bajo el “bah, son sólo 30 euros al año”, muchas empresas han logrado abrirse camino en el complejo modelo de negocio de las suscripciones, y realmente no es dinero, si se considera aisladamente. El problema es que si uno hace un repaso a todos los cargos que le llegan a fin de mes o año bajo este tipo de contratos, la cifra ya asusta, lo que ha motivado que este modelo se encuentra ahora mismo en un extraño callejón sin salida: no sólo no queda margen para el crecimiento, sino que cada vez son más los usuarios que se encuentran revisando sus costes por este concepto.

Evernote pasó de ser un proyecto joven y divertido a convertirse en una empresa grande y 'evil' al acosar a sus usuarios gratuitos para que pasen por caja

De pronto Evernote pasó de ser un proyecto joven y divertido a convertirse en una empresa grande y evilal acosar a sus usuarios gratuitos para que apuesten por pasar por caja. Decíamos antes que la medida ha llegado en el peor momento posible puesto que OneNote, la alternativa de los de Nadella, ha alcanzado un vigor envidiable. Esta aplicación de notas en la nube es gratis y parece que lo será siempre, ofreciendo el grueso de las funciones de Evernote, e incluso algunas adicionales, con los que son ya pocas las excusas que quedan para no decir un hasta siemprea un excelente compañero de viaje.

No es el dinero, sino el cambio unilateral de las condiciones lo que ha desequilibrado la balanza: en este negocio, el usuario de un modelo freemium se capta bajo la premisa de seducirle con funciones adicionales, no con la inseguridad que genera convertir en de pago funciones que antes eran free. Y por si la amenaza de Microsoft no fuera suficiente, Google cuenta también con su alternativa gratis total con Keep, una aplicación muy similar, pero que carece de versión para iPhone a diferencia de OneNote.

Fue amor a primera vista. Evernote rompió el mercado con un producto propio e innovador que lograba transformar la forma en la que trabajábamos. Se presentó como "un cerebro en la nube"y de hecho lo era: podíamos confiar cualquier tipo de idea, escanear facturas o bien directamente desde el móvil, ir enviando fotos, grabaciones de voz o textos.

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