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Los coches inteligentes exigen unas nuevas normas de circulación
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Los coches inteligentes exigen unas nuevas normas de circulación

El principal problema con los 'smartcars' no es un posible pirateo, sino que la legislación no esté a la altura de una tecnología que llega para quedarse

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¿Ha visto los nuevos coches sin conductor que Google está desarrollando? Aparte de ser una bendición y fuente de fascinación para los frikis de los coches de todo el mundo, también interesan mucho a la industria de la seguridad informática. Desde que el concepto fue presentado por primera vez, los investigadores han especulado con que estos sistemas podrían ser hackeados, con consecuencias potencialmente desastrosas. Bueno, me gustaría sugerir que centrarse en esto es un error, pues hay cuestiones legales y de privacidad mucho más importantes a las que hay que dar prioridad.

En primer lugar, las cosas se están moviendo muy rápido en la industria del automóvil. Algunos vehículos ya contienen una desconcertante variedad de tecnología de a bordo que controla todo, desde el sistema de música, al sistema antibloqueo de frenos, pasando por el control de temperatura y los airbags hasta el control de crucero y el sistema de entrada sin llave.

Es más, estos equipos están monitorizando y registrando datos de un creciente número de sensores por todo el vehículo, incluyendo presión del aire, emisiones, temperatura del motor y posición del acelerador. Ya mi propio coche, un Citroën, me indica la cantidad de combustible que he gastado en comparación con otros conductores.

Esto es big data y se entiende con el internet de las cosas. Es un área aún terriblemente carente de cualquier tipo de regulaciones de la industria o de la legislación. Esperemos que los legisladores de la Unión Europea, que actualmente están ultimando la Ley de Protección de Datos, hayan pensado en considerar las implicaciones de privacidad de la gran cantidad de datos que se generan a través de los coches de alta tecnología, electrodomésticos inteligentes y otras máquinas relacionadas con el internet de las cosas. ¿Esto incluso se califica como información privadasi se trata de datos sobre, por ejemplo, las emisiones de los vehículos? Si es así, ¿cómo el fabricante obtiene el consentimiento del conductor para su uso?

Es un error no considerar estas cuestiones en esta etapa y se convertirá en imposible hacerlo en 10 o 15 años, cuando estos sistemas sean ubicuos y formen parte de la trama misma de nuestras vidas. Simplemente arrancar y reemplazar no será una opción para entonces.

Las nuevas reglas de la carretera

Lo último, lo más in, cuando se trata de coches de alta tecnología, por supuesto, es un modelo sin conductor controlado completamente por un ordenador de a bordo - con ayuda de sensores, radares, software y quizás sistemas externos smart citypara navegar sin necesidad de intervención humana. Pero, en lugar de preocuparnos de si eventualmente podrían ser hackeados y controlados por los ciberdelincuentes para embestir a los coches de policía, el transporte de mercancías robadas o incluso robar los propios vehículos, hay una cuestión más fundamental que tenemos que considerar.

El visionario escritor de ciencia ficción Isaac Asimov ideó allá por la década de 1940 las tres leyes de la robótica, como un conjunto marco de principios que debería regir toda la inteligencia artificial creada a partir de entonces. Las leyes se reducen a: 1) los robots no pueden dañar a los seres humanos; 2) los robots deben obedecer a todos los seres humanos a menos que esto entrara en conflicto con el principio 1); y 3) los robots deben proteger su propia existencia siempre y cuando no entre en conflicto con 1) y 2).

Hasta ahora, ningún fundamento similar se ha establecido para resolver, por ejemplo, quién es legalmente responsable si un defecto de software en un coche sin conductor hace que el vehículo choque contra un grupo de peatones. O ¿qué pasa si el conductor intenta enderezar el coche y vira bruscamente, para perder el control del coche de nuevo sin poder reanudar su curso original? La vida de quién es más importante, ¿del conductor o de los peatones?

Estas no son preguntas fáciles de responder, pero los gobiernos tienen que despertar ahora y empezar a abordarlas. La industria del transporte aéreo, por ejemplo, obliga a que los controladores de vuelo a bordo procedan de tres empresas diferentes -controles y equilibrios similares deben aplicarse a los coches sin conductor.

Ya se ven coches de auto-estacionamiento en nuestras calles. En Alemania, algunos modelos de Mercedes pueden alcanzar velocidades de 30 km/h sin necesidad de que el conductor ponga sus manos en el volante. Mientras tanto, los sensores de smart city -como los de la carretera en Múnich monitorizan la densidad del tráfico y controlan las señales de velocidad en carretera en consecuencia.

Vamos a toda velocidad hacia el futuro y lo hacemos más rápido de lo que los políticos se dan cuenta. Esperemos que despierten antes de que nos despeñemos por el borde de un acantilado.

Raimund Genes esCTO de Trend Micro.

¿Ha visto los nuevos coches sin conductor que Google está desarrollando? Aparte de ser una bendición y fuente de fascinación para los frikis de los coches de todo el mundo, también interesan mucho a la industria de la seguridad informática. Desde que el concepto fue presentado por primera vez, los investigadores han especulado con que estos sistemas podrían ser hackeados, con consecuencias potencialmente desastrosas. Bueno, me gustaría sugerir que centrarse en esto es un error, pues hay cuestiones legales y de privacidad mucho más importantes a las que hay que dar prioridad.

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