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¿Abusa Amazon de su posición dominante en el comercio electrónico?

900 autores han denunciado la práctica abusiva de Amazon en cuanto a los precios de sus libros. Un problema aplicable a todo producto vendido en la red

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Hace unos días leímos en la prensa el penúltimo capítulo de la guerra que desde diversos ámbitos del mundo de las letras se ha desatado a nivel internacional contraAmazon. Un grupo de 900 autores de primer nivel, desde Paul Auster a John Grisham, denunciaban a través de una carta abierta en el New York Times las medidas que el gigante del comercio electrónico ha tomado contra Hachette a causa de la negativa de la editorial aplegarse a sus exigencias a la hora de marcar los precios de sus libros electrónicos.

Pocos días después, la ministra de Cultura francesa, Aurélie Filippetti, se pronunciaba públicamente en contra de lo que entiende “es un abuso de posición dominante y un perjuicio inaceptable contra el acceso a los libros” por parte de Amazon, elevando así la disputa al terreno institucional.

Esta controversia desatada en el terreno de los libros es en realidad aplicable a cualquier producto o servicio susceptible de ser vendido por internet. Y es que las reacciones anteriormente descritas no son sino la lógica respuesta del mercado a una estrategia generalizada entre las grandes multinacionales del e-commerce, destinada a consolidar su preponderancia en el mercado para imponer sus políticas y marcar el ritmo del mismo. Algo que, en la práctica, acarrea graves consecuencias para sus competidores locales, también en nuestro país.

Bajar los márgenes y eliminar competencia

Una estrategia que, por ejemplo, no duda en trabajar a pérdidas al aterrizar en un nuevo mercado (si es necesario)lo que en la práctica elimina del tablero a muchas pequeñas empresas de comercio electrónico que no pueden seguir bajando sus márgenes indefinidamente para continuar siendo competitivos.

Los que no pueden aguantar el tirón, terminan cerrando, aclarando sensiblemente el panorama para estos grandes operadores. Una vez limpio de obstáculos el horizonte, los precios vuelvena subir de nuevo a umbrales normales, pero para entonces la competencia es ya mucho menor.

Otro sistema en auge entre los grandes operadores es la reventa de productos de terceros, propiciada precisamente por esa posición de poder y la ausencia de competidores.Amazon, Fnac, Rakuten o Pixmanía combinan esta modalidad con las ventas propias. En una reventa, si todo ha ido bien, el cliente paga, recibe su producto y el vendedor obtiene su dinero del intermediario, una vez descontada la comisión.

¿Por qué funcionan estos sistemas? Porque trasladan todo el poder al cliente. Amparados en el poder de su marca, los grandes operadores actúan como garantesde la transacción, asegurando al cliente que si hay algún problema, por pequeño que sea, recuperará su dinero. Algo que, en realidad, ¡ya ocurría antes de la aparición de estos justicieros!

¿Una Ley antiAmazon en España?

Afortunadamente, el comercio electrónico ha alcanzado la suficiente madurez en los últimos años para proporcionar al usuario compañías solventes y métodos de pago seguros, así como vías efectivas de reclamación y compensación en caso de producirse incidencias sin necesidad de la certificación de terceros.

Lo que ya no trasciende tanto es que a cambio de velar por los interesesdel usuario, estos revendedores se llevan una comisión,en ocasiones salvaje, y que, lógicamente, se aplica al precio del producto, encareciéndolo innecesariamente.

No cabe duda de que la irrupción del comercio electrónico en las industrias tradicionales es un fenómeno imparable. Un fenómeno que estamos construyendo entre todos cuantos creemos firmemente en este canal. Toda novedad genera inquietud y frente a los nuevos modelos no cabe otra alternativa que la de adaptarse. Renovarse o morir, reza el axioma.Pero una cosa es adaptarse y otra dejarse triturarpor los poderosos mientras terminamos de definir las reglas del juego.

No sé si habrá que llegar al extremo de promulgar una Ley anti Amazon, como sucedió en Francia (donde, por cierto, no se cansan de recordarque la multinacional ni siquiera tributa en el país sino que lo hace en Luxemburgo), pero sí que convendría mantener los ojos bien abiertos ante ciertas prácticas que no ayudan precisamente al progreso del canal.

*Rafael Torres, director general de Mercado Actual.

Hace unos días leímos en la prensa el penúltimo capítulo de la guerra que desde diversos ámbitos del mundo de las letras se ha desatado a nivel internacional contraAmazon. Un grupo de 900 autores de primer nivel, desde Paul Auster a John Grisham, denunciaban a través de una carta abierta en el New York Times las medidas que el gigante del comercio electrónico ha tomado contra Hachette a causa de la negativa de la editorial aplegarse a sus exigencias a la hora de marcar los precios de sus libros electrónicos.

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