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Cómo crear una 'startup' a los 23. Parte IV: la maldita transformación digital
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Jaime Garrastazu

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Jaime Garrastazu

Cómo crear una 'startup' a los 23. Parte IV: la maldita transformación digital

En todas las conferencias aparece eso de la "transformación digital" pero, ¿qué demonios es?

Foto: El superhéroe de DC Cyborg
El superhéroe de DC Cyborg

Durante todo este tiempo, en la mayoría de conferencias que hemos tenido la oportunidad de asistir, siempre ha existido un denominador común: “La transformación digital”. Da igual de qué ámbito o sector sea el tema, SIEMPRE aparece.

Pero, ¿qué c***nes es eso?

Al principio creíamos que bastaba con vender a través de tu página web, y ello te convertía en embajador y precursor de dicho cambio. “Eh tío, mira nuestra página, aquí somos digitales”. No entendíamos la magnitud de lo que suponía el cambio.

Foto: (EFE/J.P. Gandul) Opinión

Un año y medio después, me atrevo a afirmar que nuestro primer razonamiento era mínimo, cercano a basura. Tener una página web es un 'must', es algo imprescindible. Es como tener un ordenador. ¿Eres diferencial por tenerlo? Lo necesitas. Y punto.

Asumir que ya no necesitas ver algo para comprarlo es un cambio radical en la mentalidad de las personas. Y le quitamos importancia. No nos damos cuenta de lo que eso implica.

Significa que se acaban los intermediarios. Significa que se minimizan los costes, que ahora tienes la posibilidad de llegar tú directamente a tu público/cliente. De hecho, significa que tienes la obligación de hacerlo. Significa que tienes datos. Y si consigues que esos datos te ayuden a tomar decisiones, significa también que tienes información. Por lo tanto, significa que tienes menos riesgo. Y si pones internet en el centro de tu negocio, significa que toda tu organización va a conocer mejor quién le compra y te va a costar menos que te compren.

Si pones internet en el centro de tu negocio, significa que toda tu organización va a conocer mejor quién le compra y te va a costar menos que te compren

Son connotaciones demasiado positivas como para no valorar la magnitud del cambio. Pero nuestro gran aprendizaje fue darnos cuenta que esto NO era Digital. Porque no lo es. Es Cultural. Afecta directamente a las personas. A su comportamiento.

El aprendizaje, el acercamiento al fallo, las relaciones entre los miembros de un equipo, la comunicación entre departamentos, la conceptualización de lo que es un líder... Esas son las principales consecuencias de las organizaciones digitales.

Si todos somos conscientes de que los empleados son la parte más importante de nuestro negocio, ¿por qué no lo llevamos a la práctica? ¿Por qué las grandes compañías llaman a sus empleados “recursos”? ¿Por qué hay tanta burocracia? Internet democratiza el mundo y la sociedad, no construyamos organizaciones donde para hablar de un departamento a otro tengas que lanzar tres emails, porque en un click desde Singapur te están comprando. Un jefe no es el que manda. Que no. Un jefe sabe liderar a su equipo. No mandar. Nadie quiere jefes. Todos queremos líderes.

Es una obligación que las compañías trasladen todos estos cambios al exterior. Los fallos como empresa se deben entender como oportunidades para aprender, debes enseñar lo que has aprendido y debes comunicarlo. Pero de verdad, no por palabrería. Porque las reglas del juego han cambiado: ahora las personas, tanto dentro como fuera de tu compañía, demandan 100% transparencia. Y todos sabemos qué pasa cuando vas contra el mercado: la banca siempre... eso.

El 80% de nuestra plantilla son perfiles digitales. Con formación y experiencia en ejecución. Al 20% restante les hemos formado para adquirirlos

El 80% de nuestra plantilla son perfiles digitales. Con formación y experiencia en ejecución. Al 20% restante les hemos formado para que adquieran la base necesaria para poder estar a la altura de la cultura de nuestra compañía. No es sólo por conocimiento, es cultura. Nadie puede no conocer las reglas del juego. Pero eso no nos hace diferenciales, son REGLAS. Todo el mundo debe cumplirlas.

Si ahora mismo apareciese Harry Potter, me concediese un deseo y me pregunta si en 20 años, emprendiendo otro proyecto, me gustaría volver a tener algo de lo que hemos tenido en Pompeii, no tendría dudas: elegiría la inexperiencia.

Lo malo es que es peligrosa. Te obliga a equivocarte muchas veces, bastantes más de las necesarias. Pero la gran ventaja es que sigues tu instinto. Y no hay nada que te impida creer en él. No tienes ningún tipo de legado que te dice: “No lo hagas”.

Trabaja como si no existiese legado cultural/experiencial en tus decisiones, porque en todo este cambio que vivimos simplemente no hay reglas. Todo vale y todo no vale. Utiliza la experiencia para saber dónde no tienes que equivocarte, pero que jamás te cierre la mente.

La inexperiencia, el no saber si está bien o no, te obliga a hacer las cosas distintas. Te obliga a equivocarte, y no hay nada más valioso que eso. Si te sale bien, eres diferencial, y si no, has aprendido lo que no debes hacer. Igual de valioso que lo anterior. La inexperiencia. Fiel compañera. La cultura, fiel consejera.

Gracias por la oportunidad de contaros nuestra experiencia. Espero que nos ayudéis por el camino, siempre, 100% transparentes.

Durante todo este tiempo, en la mayoría de conferencias que hemos tenido la oportunidad de asistir, siempre ha existido un denominador común: “La transformación digital”. Da igual de qué ámbito o sector sea el tema, SIEMPRE aparece.