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El cocodrilo que come todos los días y el 'factor cuñado'
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Iñaki Aranguren

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El cocodrilo que come todos los días y el 'factor cuñado'

Mucho se ha hablado de los activos tóxicos relacionados con el sector financiero pero los campos de golf se han destacado dentro del sector inmobiliario

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Mucho se ha hablado de los activos tóxicos relacionados con el sector financiero, pero hay unos que se han destacado dentro del inmobiliario, los campos de golf.Al igual que pasó en la década de los 90 en Francia, los campos de golf están pasando, debido a la crisis inmobiliaria, de las manos de los propietarios/promotores a la banca, y están siendo percibidos por ésta como los verdaderos activos tóxicos del ladrillo.

En muchos de los casos fueron construidos simplemente como un “añadido” a promociones inmobiliarias para poder vender sus viviendas entre un 25% y un 30% más caras por estar en un campo de golf, sin importar cuál sería el futuro del mismo en cuanto a la gestión posterior. En otros, simplemente fue el sueño megalómano de un rico promotor, como también ha sucedido con las bodegas y los restaurantes. La crisis ha arrastrado todos estos sueños a las manos de la banca acreedora, que no sabe muy bien quéhacer con ellos.

Tienen todos los componentes para ser incómodos.Pasivo laboral, entre 10 y 50 empleados dependiendo del tipo de campo, imposibilidad de cerrarse sin perder una parte muy significativa de valor y el ser un “cocodrilo” que come todos los días. Además, en algunos casos cuentan con unos “compañeros de viaje” como socios o abonados que tienen unos derechos adquiridos y pagados, con el peligro de ser demandados si se les intentara perjudicar, todo ello sin duda conforman un cocktail explosivo.

Ante todo eso, algunos nuevos propietarios aplican lo que denomino el “factor cuñado”. En todos los bancos existe un jugador de golf aficionado sobre el que recae la responsabilidad de la gestión “mientras tanto se recupera el valor del activo”. En alguno de los casos, ante mis preguntas de quién y cómo se está gestionando se me responde, “estamos tranquilos, en la casa tenemos a Martínez, que es socio de 3 clubes de golf y es hándicap 4…”, que es como si ante un problema grave en una compañía aérea se pusiera al mando de la gestión al tal Martínez porque es unfrequent flyer y tuviera la tarjeta Platino de 3 líneas aéreas…

Además, como problema adicional, estos campos de golf estaban pensados para dar servicio a las urbanizaciones y resorts que en muchos casos están vacíos, por lo que su viabilidad económica actual y futura pasa por la generación de tráfico y explotación externa fuera del recinto para el que fueron creados al no tener clientes cautivos, y es entonces cuando Martínez se suele estrellar estrepitosamente, porque una cosa es ir a tu club a jugar y otra generar tráfico en una zona muerta y gestionar con fuertes recortes presupuestarios.

Lamentablemente, tenemos grandes ejemplos de resorts o urbanizaciones que no han podido continuar en manos de sus promotores debido a la crisis, o que la misma los ha herido de manera importante. Casos como Polaris Worldy Fadesa se replican en mayor o menor escala por toda España. Se han de enfrentar a unos retos importantes de cara al futuro, pero todo empieza por una gestión profesional externa que les marque una posible viabilidad a futuro no ligada a las ventas de casas; si no, a corto/medio plazo el cierre será su único horizonte temporal…

La Sareb y los bancos tienen ante ellos en los próximos años el reto de quéhacer con estos activos. Si piensan que van a poder defender el valor en libros de sus campos frente a posibles compradores, tengo dos malas noticias que darles: una, actualmente no existe demanda para ese tipo de activos, y dos, en el hipotético caso de encontrar un comprador, el valor del activo para él valdría poco más que lo que su cuenta de explotación. Sin duda, no es lo que quieren oir, pero igual que están haciendo el ejercicio de ajuste de los precios en el resto del mercado inmobiliario, tendrán que pensar que, ante una muy improbable rápida recuperación del valor, sería mejor dejar de soportar pérdidas operativasmás aún cuando en algunos casos el activo ya está provisionado en el balance.

El futuro

No todo tiene que ser malas noticias. Estando como parece la crisis en su recta final, tenemos un camino por delante interesante. Si desde el punto de vista deportivo somos capaces de aumentar la cifra de jugadoresse pueden mejorar las tasas de ocupación de los campos. Actualmente, tenemos cerca de 300.000 federados, muy por debajo de las cifras de otros países europeos como, por ejemplo, Suecia, que no siendo un ejemplo de buen tiempo, tiene en torno a600.000 registrados. Ocasos especiales como el de Corea del Sur, con 3 millonesde jugadores. Asimismo, aparecen nuevas iniciativas como la idea de desarrollar un plan estratégico por parte de la Federación de Madrid y la Asociación de Campos de Golf de Madrid para aumentar el número de jugadores en la zona de influencia de la Comunidad, lo que repercutirá en la mejora de los números del sector a todos los niveles.

En relación con el turismo, la tendencia está empezando a cambiar. En la Costa del Sol, por ejemplo, se está volviendo poco a poco a recuperar el número de jugadores tanto británicos como del norte de Europa, además de que las incertidumbres en otros destinos exóticos también están haciendo retornar a los jugadores europeos tanto en activo como jubilados a España.

En cuanto a la oferta, al ser un negocio de maduración larga, debido a la crisis no se esperan nuevas aperturas en los próximos años, lo que unido a las trabas de todo tipo para la construcción de campos que en algunas zonas son cada vez más importantes, se puede entender que los números de las instalaciones actuales vayan paulatinamente mejorando.

En resumen, es un sector en pleno ajuste de su modelo de negocio, que necesita de la profesionalización en todas sus fases para poder salir de la crisis, y que en concreto en cuanto a la gestión de los campos en manos de los bancos estos deberán hacer adecuadamente sus deberes, siempre que podamos mantener a raya a los cuñados…

*Iñaki Aranguren es Consejero Delegado de Making Golf y Presidente de la Asociación de Campos de Golf de Madrid.

Mucho se ha hablado de los activos tóxicos relacionados con el sector financiero, pero hay unos que se han destacado dentro del inmobiliario, los campos de golf.Al igual que pasó en la década de los 90 en Francia, los campos de golf están pasando, debido a la crisis inmobiliaria, de las manos de los propietarios/promotores a la banca, y están siendo percibidos por ésta como los verdaderos activos tóxicos del ladrillo.

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