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Así callaban Blesa y Rato a los ‘independientes’ de Caja Madrid
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Alberto Artero

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Así callaban Blesa y Rato a los ‘independientes’ de Caja Madrid

‘El fiscal afirma que 86 directivos cargaron 15 millones a Caja Madrid con tarjetas VIP’. De esta manera se hacía eco ayer El Confidencial de la

Foto: Fotografía de archivo de Miguel Blesa y Rodrigo Rato (EFE)
Fotografía de archivo de Miguel Blesa y Rodrigo Rato (EFE)

"El fiscal afirma que 86 directivos cargaron 15 millones a Caja Madrid con tarjetas VIP". De esta manera se hacía eco ayer El Confidencial de la información desvelada en primera instancia por el diario Expansión sobre unas posibles irregularidades concentradas en la época en que Miguel Blesa y su guardia de corps estuvieron al frente de la entidad financiera. Salpican también, pero en menor medida, a Rodrigo Rato y a su hombre de confianza, Fernández Norniella.

Que este era el modo habitual de obrar dentro de la casa es un secreto a voces. No en vano, desde estas mismas líneas ya bautizamos aquella época como una "Sodoma y Gomorra de guante blanco". Lo hicimos basándonos en determinadas sospechas bien fundadas de utilización espuria de los fondos de la caja por parte de algunos de sus directivos (Valor Añadido, "Bankia, Hacienda y el escándalo de los cuadros" , 04-12-2013). Aquel post terminaba, por cierto, de una forma menos críptica de lo que parecía.

Sin embargo, existió durante esos años un modo de enriquecerse mucho más sutil que contó con la connivencia de aquellos que fueron utilizados como cómplices necesarios para el expolio.

Pongamos como ejemplo lo sucedido en Caja Madrid Cibeles, S.A., la compañía llamada a ser el holding financiero de la firma en el que se integrarían sus participaciones en compañías de perfil bancario o asegurador, incluidas las extranjeras.

Pues bien, tras un 2008 de transición en el que, pese a estar su Consejo de Administración compuesto por solo tres miembros, se toman las decisiones más relevantes: sociedades que la integran, valoración de las mismas, líneas de crédito para futuras adquisiciones, relaciones con la matriz y similares, el 22 de diciembre de aquel año se amplía su composición a 18 personas, incluido el Secretario. No queda rastro alguno de los miembros anteriores, a los que se agradecen los servicios prestados. Miguel Blesa, Matías Amat, Ildefonso Sánchez Barcoj aterrizaron en el mismo acompañados de gente tan notable como Ángel Acebes, Mercedes de la Merced, Oscar Fanjul, Pedro Schwartz o Manuel Lamela, entre otros.

El desembarco se produce justo cuando se decide, cito literalmente del acta de aquella reunión, "retrasar la salida a bolsa de Cibeles hasta que las circunstancias de mercado así lo aconsejen", Blesa dixit.

Eso sí, por si las moscas, en esa misma cita se fija una retribución máxima para el órgano de administración de 1.700.000 euros anuales a razón de 5.000 euros fijos mensuales para cada uno de sus miembros (1.080.000), otros 2.000 por dietas de asistencia a los 11 consejos anuales ex agosto (396.000) y 2.000 más por acudir a las comisiones o comités de los que forman parte. Yendo las cosas regular, entre 7.000 y 9.000 euros para cada uno por una o dos reuniones al mes. De muchos de tales consejeros no hay constancia de una sola intervención en todo el tiempo en el que figuraron como tales.

Más allá de que el objetivo bursátil no se cumpliera y de la responsabilidad asumida como administradores, ¿está justificada esa cantidad? Pues miren, no.

2009 y 2010 fueron un desastre en el que el Consejo de Cibeles fue siempre por detrás de los acontecimientos, especialmente por lo que al City National Bank de Florida y a la hipotecaria mexicana Su Casita se refiere. Claro que el pecado original está en unas proyecciones irreales. Así, el propio Blesa, en reunión del consejo de 21 de enero de 2009, afirmó que pese a "las malas perspectivas que se prevén para el sector bancario y el de seguros, Cibeles navegará bien a lo largo del presente ejercicio". ¿Por qué? Porque yo lo valgo, con un par.

Con esta aventurada sentencia validaba las estimaciones del CEO, Carlos Martínez, en las que auguraba, ni corto ni perezoso, un aumento del BAI (beneficio antes de impuestos) del 61%, de 72 a 116 millones de euros, en los doce meses siguientes. ¿Disparatado? No para los aistentes. Pese a tanta concentración de 'talento', ni una voz discrepante salvo la de José Antonio Moral Santín, que insistiría sobre el particular en encuentros posteriores. Es más, el expresidente de Mapfre José Manuel Martínez, también consejero, se felicitó por la ambición mostrada. En fin.

No es de extrañar que, una vez que se impuso al cierre de aquel año la cruda realidad –muy, pero que muy por debajo de las fantasiosas expectativas iniciales– Miguel Blesa saliera en defensa de su directivo en consejo de 26 de enero de 2010 reclamando para él el abono del 40% de su retribución total (250.000 euros de un total de 625.000) que estaba ligada al "cumplimiento del 100% de los objetivos fijados por la sociedad", al considerar que había cumplido con la misión que le había sido asignada. Le faltó decir 'por su acertada visión'. Para ello no dudó en asistir personalmente a exponer el caso cuatro días antes a la Comisión de Nombramientos y Retribuciones integrada por Fanjul, Acebes y Moral Santín, amén del Secretario. No por presionar, qué va. Sólo para informar.

Dicho y hecho.

Aceptación general, misión cumplida.

Una gota en el océano de las corruptelas, pero muy indicativa de un determinado modo de proceder en el que algunos prefieren mirar hacia otro lado. Ande yo caliente...

Hay un tercer ejemplo que es igualmente revelador de la connivencia con los directivos, consciente o no, de algunos ‘independientes’ en la época de mayor latrocinio de los directivos de Caja Madrid. Aunque en la propia Comisión a la que acabamos de hacer referencia se reconoce en reunión de 30 de enero de 2009 que "no corresponde" seguro de salud a favor de los miembros del Consejo, se decide "informar favorablemente de la contratación del mismo en beneficio de los miembros que no lo tengan ya por ser parte del Grupo", es decir, ellos mismos. Así se hace en el consejo de administración del mes siguiente, febrero, y, de este modo, todos tan contentos. Me siento seguroooo.

Con ese sueldo, dietas y beneficios sociales, ¿cabría esperar que hubiera algún acuerdo del órgano de administración de Caja Madrid Cibeles, S.A. que no se aprobara por unanimidad de todos los consejeros, la existencia de voces discrepantes? Claro que no. Todos a una como en Fuenteovejuna. Ni un solo caso, oiga. Y mira que se trataron temas espinosos.

Hacen bien los jueces y los medios en poner el foco en el lugar que corresponde, que no es otro que en la responsabilidad de los gestores no sólo de Caja Madrid, sino de muchas otras instituciones financieras a lo largo y ancho de la geografía española que han sido objeto de los mayores desmanes. Sin embargo, no hay que olvidar a quienes favorecieron con su ominoso silencio el que tales abusos se concretasen, dotándolos con su prestigio y apoyo condicional de un barniz de legitimidad que devino finalmente fatal. Su juicio no puede ser más sumario. Culpables por omisión. Pero ya se sabe, el muerto al hoyo…

"El fiscal afirma que 86 directivos cargaron 15 millones a Caja Madrid con tarjetas VIP". De esta manera se hacía eco ayer El Confidencial de la información desvelada en primera instancia por el diario Expansión sobre unas posibles irregularidades concentradas en la época en que Miguel Blesa y su guardia de corps estuvieron al frente de la entidad financiera. Salpican también, pero en menor medida, a Rodrigo Rato y a su hombre de confianza, Fernández Norniella.

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