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“En el ajedrez destellea lo más divino del alma humana”
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Álvaro Van den Brule

Arte, ciencia y magia

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“En el ajedrez destellea lo más divino del alma humana”

Hoy tenemos en nuestras paginas al presidente de la Federación Madrileña de Ajedrez, Agustín García, que en tiempos de recesión y con unos presupuestos muy

Hoy tenemos en nuestras paginas al presidente de la Federación Madrileña de Ajedrez, Agustín García, que en tiempos de recesión y con unos presupuestos muy limitados aborda un proyecto de renovación del ajedrez madrileño –hoy a la zaga en relación con otras federaciones del estado–, ambicioso, coherente en sus propósitos y objetivos y muy pragmático además de ilusionante para el aficionado.

Se espera mucho de él por sus cualidades como gestor y hombre del mundo del derecho y sobre todo por la reputación de honradez que le precede, valor este último que en estos tiempos brilla por su ausencia en algunas instancias de alta dirección.

Hola Agustín. Hasta donde yo te conozco percibo una especie de vocación mística en tu relación con el ajedrez. A veces lo cartografías como tu "alter ego" o un alma paralela. ¿Es esto así?

Cuando al final de los días me pregunten sobre lo más interesante de mi vida, seguramente mis ojos se abrirán e iluminarán, y fijándome bien en los de mi interlocutor, diré sin dudar: “el ajedrez”.

¿Tuviste una relación temprana con el ajedrez o eres de vocación tardía?

Con 14 años me atraparon los libros de ajedrez. Lo estudié y lo jugué. Lo he palpado desde los tableros de tercera hasta la presidencia de la federación madrileña. Siendo un hombre político, afable, de leyes y compromisos, que aprecia el talento, dejé a un lado despachos de abogados para dedicarme al ajedrez en tiempo, cuerpo y alma.

¿No te parece que este arte – ciencia tiene componentes crípticos, esotéricos quizás e incluso en los momentos de mayor abstracción una trascendencia que lo convierte en enigmático?

El ajedrez escenifica en mi mente la materialización de las dimensiones que se entrecruzan en  el tejido humano: la cognitiva, la intuitiva, la romántica, la sistémica y la pragmática. Es apasionante observar que con solo practicarlo medio bien se produce entre dos seres un estado de comunicación única. Obligados a ser fieles a nuestro propio albedrío, nos expresamos en cada jugada acariciando la abstracción, en el vilo del sufrimiento de navegar en lo intangible, la experiencia previa, rozando el erotismo de visualizar mentalmente la combinación perfecta. Cada uno con su genialidad y su sello.

En esa misma entente, escudriñamos con ahínco las redes del rival interpretando sus señales. Lo más divino del alma humana destellea entre jugada y jugada. Ese tiempo se convierte en un bálsamo, en la paz, en caudal de presencia sin fin y sin prisa.

Impregnado en esta eternidad, mi aventura vital implosionó sobre las sombras móviles del tablero, entre los efluvios del olor a madera tallada. Estuve ahí, y una vez ahí quise que todos lo tuvieran. Para que todos puedan tener la llave de sus propias singularidad y circularidad. No siendo monje ni sacerdote, es lo mejor que puedo hacer por el hombre con mayúsculas… Y es que me hace feliz saborear los vertidos de la más genuina inteligencia.

¿En esta singladura nueva, al frente de una federación que cuenta  con un numero de afiliados por habitante menor que el de otras comunidades, como iniciarías el abordaje que requiere  una transición para colocar al ajedrez madrileño en un lugar destacado?

No es fácil, pero hay ganas. Hay que conocer el número de la calle de cada club, los órdenes de fuerza de los jugadores. Visitar sus pasiones, sus reuniones y sus caracteres autóctonos. Hay que apagar unos fuegos y encender otros, obviar la crítica destructiva y calumne, y desentrañar las variadas necesidades de cada entorno. Hay que desimpregnarlo de la tentación del negocio. Hay que mostrar el ajedrez bonito, el que nos une. El que llevamos a las escuelas, a los hospitales y a los centros de mayores. Hay que disfrutar con el ajedrez individual, caso por caso, sin generalizar. Hay que hablar de ajedrez con todos en persona, como en el tablero.

Con esta misión me he convertido en mensajero ubicuo, haciendo tiempos imposibles en la geografía de norte a sur para llegar a este profesor de tecnificación o a este entrenador para campeones. O también a este local que empieza y a este otro que necesita material para su torneo. O a este político que abre la puerta de las escuelas públicas, o a esta directora que me lleva a las residencias. Gestor auto-secuestrado e insomne con agenda inconsolable, busco combinaciones y recursos para exprimir el reloj hasta la última jugada.

Parece ser que te has rodeado de un equipo competente y comprometido o eso es al menos lo que me consta por el conocimiento que tengo de algunos de ellos.

He fraguado en la andadura un selecto equipo en el que todos miramos a la misma mirada, con el que seguiremos llevando el ajedrez a Madrid. A los niños, a sus padres, a los que crecen y a los que ya crecieron….

¿Qué nos pedirías a los ajedrecistas madrileños? ¿Qué podemos hacer para cooperar  en este proyecto de todos? ¿Como podemos obviar las diferencias si las hubiera y crecer en la idea presidida por el "gens una sumus"?

A cambio de todo esto, le pido al ajedrecista madrileño que sea buen colaborador y cortés compañero y rival, que deje que el ajedrez le vuelva mejor. Le pido a la sociedad que nos den herramientas para hacer más visible el ajedrez. Le pido a las instituciones que se fíen de nosotros, que nos den su confianza. Que nos ayuden a llevar el ajedrez a las escuelas y universidades. Que proporcionen un estatus legislativo laboral específico a los ajedrecistas. Que nos ayuden a diseñar un sistema de protección que cuide el salto de un aficionado al ajedrez a un profesional.

No sé cuanto de esto se hará realidad, pero al final de los días me sentiré feliz  si percibo que sigo amando el ajedrez.

Solo me queda decirte, Agustín, que este loable proyecto y la persona que eres así como la familia del ajedrez, tendrán en esta tribuna un lugar amigo en el que  volcar sus sueños y esfuerzos. Mucha suerte en todo momento y gracias por tu tiempo.

Hoy tenemos en nuestras paginas al presidente de la Federación Madrileña de Ajedrez, Agustín García, que en tiempos de recesión y con unos presupuestos muy limitados aborda un proyecto de renovación del ajedrez madrileño –hoy a la zaga en relación con otras federaciones del estado–, ambicioso, coherente en sus propósitos y objetivos y muy pragmático además de ilusionante para el aficionado.