Con dos ovarios
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No hay nada más femenino que acudir a la huelga del 8-M
La última maniobra para tratar de frenar el avance feminista: enfrentarnos entre nosotras
Creía que movilizar a las mujeres promoviendo el miedo a no ser aceptadas por los hombres estaba igual de pasado que los pantalones pirata y las medias transparentes con brillo. Me equivocaba. El “no soy feminista, soy femenina” se cuela en declaraciones en 'prime time' y grupúsculos de Serenas Joy afiliadas a la ultraderecha. Es la última maniobra para tratar de frenar el avance feminista: enfrentarnos entre nosotras. El detalle es que es más viejo que la tana y ya no solo no cuela sino que da un poco de risa.
Lo que quieren decir con femenino es que les gusta ser sumisas, dedicarse a su familia, eliminarse todo el vello del cuerpo menos el de la cabeza y hacer lo que sea necesario para comulgar con el canon de belleza establecido. Me parece bien, siempre he sido muy de respetar las parafilias de cada uno. Iba a decir que no sé por qué alguien querría promover un modelo de vida que te empuja al hogar y a no contar con una pensión futura. Pero teniendo en cuenta los tiempos que corren, lo mismo no es el argumento de más peso que puedo encontrar para rechazarlo. Ya que últimamente está tan de moda lo de denunciar apropiaciones indebidas, creo que esta es la más sangrante de la historia. Femenino es todo lo que haga una mujer, ya sea dejarse pelos en los sobacos, levantar pesas o dedicarse a la ciencia, y no lo que al género masculino se la ponga dura o le haga la vida más fácil.
Femenino es lo que haga una mujer, ya sea dejarse pelos o dedicarse a la ciencia, y no lo que al género masculino se la ponga dura o le haga la vida fácil
Como además empieza a ser manifiesto que el feminismo y las mujeres son la única fuerza capaz de hacer frente a la melancolía de la dictadura —¿no podían seguir echando de menos 'Regreso al futuro' y 'Los Goonies', como todo el mundo?—, los partidos políticos empiezan a soltar sin vergüenza que les molesta que nos organicemos. De ahí que Pablo Casado diga que "está muy bien que nos declaremos todos feministas pero sin colectivizar y sin mentir ni hacer demagogia" o que Rocío Monasterio monte una concentración con pancartas que rezan “#NoHablesEnMiNombre. ¿Es que las mujeres no merecemos tener representantes que defiendan nuestros derechos e intereses? ¿Tenemos que seguir siendo la sombra que le limpia el culo a su descendencia? Si algo nos indican estos mensajes, es que lo estamos haciendo bien.
La verdad es que solo encuentro dos razones por las que una mujer en pleno 2019 querría posicionarse como femenina rechazando, además, lo feminista. Sobra decir que es perfectamente compatible, pero de esta manera dejan claro que lo suyo no es la protesta, que están conformes con lo que hay, que cómo van a ir contra los hombres si son lo más bonito que hay en el mundo y tienen padre y hermanos. Como si reivindicar tu derecho a tener igualdad de oportunidades y leyes que nos protejan de la violencia sistémica fuera en contra de los hombres que te rodean. Esto solo es así si vives rodeada de maltratadores, obviamente.
Solo encuentro dos razones por las que una mujer en pleno 2019 querría posicionarse como femenina rechazando, además, lo feminista
La primera razón por la que una mujer se colocaría en el bando de las femeninas es el miedo a quedarse sola. El pensar que si no cumples con el rol que la sociedad pensó para ti, ningún señor querrá que seas la madre de sus hijos. La segunda es querer ocupar el puesto de la pitufina, el de la única mujer que triunfa en un mundo pensado para hombres. Es bastante triste, porque la realidad es que solo la encumbrarán hasta que llegue una más joven y más guapa con ganas de reírles las gracias.
Por eso este año es tan importante que llenemos de nuevo las calles. Tenemos que dejar claro que femenino es lo que nosotras decidamos y que no vamos a dar ni un solo paso atrás. Han dejado claro que aprovecharán cualquier brecha para quitarnos derechos conquistados después de muchas décadas de lucha feminista. Este año es aún más importante, tenemos unas elecciones a la vuelta de la esquina y del éxito del 8-M dependerá que entiendan que nuestros derechos no se tocan. No vamos a permitirlo ni aunque pongan a mujeres en primera línea.
Este año es aún más importante, tenemos unas elecciones y del éxito del 8-M dependerá que entiendan que nuestros derechos no se tocan
Habrá quien piense que este artículo es muy poco sórico, pero es que una cosa es ser feminista y otra muy diferente ser gilipollas. No se trata de peleas de gatas, es como si el colectivo homosexual le riera la gracia a Javier Maroto, ya me entendéis. No hay nada más femenino que reivindicar tus derechos. En la calle peleando por lo que te pertenece estás más guapa.
Creía que movilizar a las mujeres promoviendo el miedo a no ser aceptadas por los hombres estaba igual de pasado que los pantalones pirata y las medias transparentes con brillo. Me equivocaba. El “no soy feminista, soy femenina” se cuela en declaraciones en 'prime time' y grupúsculos de Serenas Joy afiliadas a la ultraderecha. Es la última maniobra para tratar de frenar el avance feminista: enfrentarnos entre nosotras. El detalle es que es más viejo que la tana y ya no solo no cuela sino que da un poco de risa.