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Las universidades, invadidas por la “cultura de la trampa”
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Miguel Ayuso

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Las universidades, invadidas por la “cultura de la trampa”

La universidad de Harvard emitió la semana pasada un comunicado anunciando que ha abierto una investigación sobre 125 estudiantes que podrían haber copiado masivamente en un

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Las universidades, invadidas por la “cultura de la trampa”

La universidad de Harvard emitió la semana pasada un comunicado anunciando que ha abierto una investigación sobre 125 estudiantes que podrían haber copiado masivamente en un examen final, en lo que podría ser el mayor caso conocido de este tipo en la historia de las universidades de la Ivy League (la prestigiosa élite universitaria del noreste estadounidense que incluye, entre otras, a Yale, Cornell, Columbia y la propia Harvard). La Universidad ha asegurado que el hecho no tiene precedentes y promete ser severa con los culpables, que ofrecieron unas respuestas sospechosamente parecidas en el examen final de una asignatura sobre el Gobierno en 1930 y los inicios del Congreso estadounidense. Si se demuestra que los estudiantes copiaron podrían ser expulsados todo un año del centro.

Harvard ha asegurado que el hecho no tiene precedentes y promete ser severa con los culpablesHacer trampas en los exámenes es algo más que habitual, no solo en las universidades españolas. La práctica se persigue en las aulas día a día y evitarla es la principal preocupación de los profesores (o los becarios) que vigilan las pruebas. Hasta ahora parecía que estas cosas no pasaban en Harvard. Se daba por hecho que la élite no incurre en este tipo de comportamientos. Dado el individualismo reinante, y la supuesta meritocracia, que rigen la marcha de estas instituciones, hacer trampas en un examen no entra en lo previsible, pues supone dejar copiar a los competidores. O, al menos, no entraba.

El decano de la Facultad de Artes y Ciencias de Harvard, Michael D. Smith, ha afirmado que la “deshonestidad académica no puede ser tolerada en Harvard”. ¿Es que acaso nunca se ha copiado en su universidad? ¿O es que se ha dado siempre por hecho que la élite no copia, algo que es propio de estudiantes menos aplicados?

Dos tercios de los universitarios copian de forma habitual

Quizás las autoridades de Harvard no deberían mostrarse tan sorprendidas. La investigación sociológica al respecto asegura que hacer trampas es algo tremendamente habitual entre los estudiantes estadounidenses. Una investigación llevada a cabo durante el último lustro por Donald McCabe, profesor de empresariales de la universidad de Rutgers que ha encuestado a más de 14.000 universitarios estadounidenses, asegura que dos tercios de los estudiantes han copiado en los exámenes, los deberes o los trabajos. Tal como se explica en un artículo al respecto de la Sociedad Americana de Psicología, no es la única investigación sobre el tema. Un estudio llevado a cabo en 2009, publicado en la revista Ethics & Behavior, afirma que el 82% de los universitarios admiten haber realizado algún tipo de trampa en la carrera. Nada hace suponer que esto no ocurra en las universidades de la élite, pero se de da por hecho que sus estudiantes no incurren en ese tipo de cosas. Nada más lejos de la realidad.

Los jóvenes blancos y ricos cuentan con los contactos y el dinero suficiente para entrar en las universidades El escándalo ha abierto un enconado debate en los medios estadounidenses. Un estudiante de Harvard, ya graduado, ha reconocido a ABC News que la noticia no le ha pillado por sorpresa: “Cuando estudiaba allí advertí que había toda una cultura de la trampa. Hay un montón de presión interna y externa para tener éxito en Harvard y cuando llega a los chicos que no están acostumbrados a fallar su ética pasa a un segundo plano, de maneras que no esperaba llegar a ver”. Según Kester, nombre al que responde el estudiante que prefiere permanecer en el anonimato, en Harvard todos quieren ser el próximo Mark Zuckeberg. Cueste lo que cueste. “Mucha gente que hace trampas en Harvard verdaderamente no lo necesita, es solo una manera de estar seguros de que no van a fallar”, apunta el estudiante.

¿Tan buenos son los estudiantes?

Parece claro que la presión en universidades como Harvard es alta pero, ¿están los estudiantes preparados para ella? O, más bien, ¿son verdaderamente los mejores alumnos, los más preparados, los que acuden a estos centros de élite? Según Peter Schmidt, veterano periodista del Chronicle of Higher Education, “cerca del 15% de los estudiantes de primer curso que entran en las universidades americanas más selectas son jóvenes blancos que no cumplen los requisitos mínimos de admisión de estas instituciones”. 

En su libro, Color and Money: How Rich White Kids Are Winning the War Over College Affirmative Action, Schmidt defiende que la discriminación positiva no se da respecto a los estudiantes de las minorías étnicas, sino respecto a los jóvenes blancos y ricos, “que cuentan con los contactos y el dinero suficiente para entrar en las universidades en lugar de otros solicitantes más cualificados”. Estos “estudiantes blancos mediocres” son en su mayoría, según el periodista, atletas profesionales cuyo desempeño académico es mucho peor que el del resto de estudiantes, en parte debido a que deben dedicar mucho tiempo al deporte en vez de a los estudios. ¿Quizás por ello se ven obligados a copiar?

Las élites también saben cómo divertirse

De manera casi simultánea al escándalo de Harvard, sus homólogas británicas, Oxford y Cambridge, se han visto envueltas en una polémica que pertenece, al fin y al cabo, a un escenario similar. Gracias a la nueva ley de transparencia del Gobierno británico (‘Freedom of Information’), el rotativo británico The Daily Telegraph ha tenido acceso a los dosieres sobre conductas inapropiadas de quince colegios mayores de las universidades de Oxford y Cambridge. Solo en los últimos dos años aparecen registrados cientos de incidentes en el campus con estudiantes borrachos como protagonistas, incluyendo más de una docena de casos en los que tuvo que actuar la policía.

Las élites no solo copian, también se comportan igual o peor que el resto de estudiantesEl récord lo tiene el prestigioso Sidney Sussex College, perteneciente a la universidad de Cambridge, que registra 44 incidentes. Entre ellos los de un estudiante que se desmayó sobre su propio vómito en el transcurso de una cena del club de remo o la actuación del equipo de rugby en un restaurante, en el que se dedicaron a arrojar curry y cerveza al resto de los comensales y le tiraron una botella de sidra a un camarero.

En definitiva, las élites no solo copian, también se comportan igual o peor que el resto de estudiantes. Al menos el portavoz de Oxford, en declaraciones al Telegraph, fue más sensato, o sincero, que el decano de Harvard: “Oxford y Cambridge acogen a decenas de miles de jóvenes, por lo que no es del todo sorprendente que ocurran incidentes propios de un comportamiento inapropiado y estúpido. Cuando van demasiado lejos, se enfrentan a las consecuencias”. En total los dosieres registran un montante de 14.000 libras en multas (unos 17.700 euros al cambio) y cientos de horas de servicios a la comunidad. 

La universidad de Harvard emitió la semana pasada un comunicado anunciando que ha abierto una investigación sobre 125 estudiantes que podrían haber copiado masivamente en un examen final, en lo que podría ser el mayor caso conocido de este tipo en la historia de las universidades de la Ivy League (la prestigiosa élite universitaria del noreste estadounidense que incluye, entre otras, a Yale, Cornell, Columbia y la propia Harvard). La Universidad ha asegurado que el hecho no tiene precedentes y promete ser severa con los culpables, que ofrecieron unas respuestas sospechosamente parecidas en el examen final de una asignatura sobre el Gobierno en 1930 y los inicios del Congreso estadounidense. Si se demuestra que los estudiantes copiaron podrían ser expulsados todo un año del centro.