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“¿No aplaudiríamos este disco si hubiese sido grabado por una desconocida?”
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Esteban Hernández

Confidencias POP

Por
Esteban Hernández

“¿No aplaudiríamos este disco si hubiese sido grabado por una desconocida?”

La cantante estadounidense Patti Smith, una de las escasas estrellas femeninas del rock, ha publicado nuevo disco, Banga, tras una larga ausencia discográfica (su último disco

La cantante estadounidense Patti Smith, una de las escasas estrellas femeninas del rock, ha publicado nuevo disco, Banga, tras una larga ausencia discográfica (su último disco con material original, el notable Trampin’, data de 2004; después sólo publicó Twelve, un irregular álbum de versiones, y la recopilación Outside the society). Es un trabajo que ha sido bien recibido por la crítica internacional y que sometemos aquí a debate.

Héctor G. Barnés

Vamos a empezar por el final, que es también el principio: la versión de After The Gold Rush de Neil Young, que entronca un poco con aquel decepcionante Twelve, el disco de versiones publicado en 2007. Pensando en las motivaciones que pueden haberla llevado a grabarla, uno piensa en la recurrente frase de la crisis: "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, y ahora lo tenemos que pagar". Es decir: "qué pasa después de la fiebre del oro". Pero sospecho más bien que es una forma de cerrar ese círculo que se abre con Amerigo, la primera canción del disco, que recupera la historia épica de los descubridores del Nuevo Mundo, esa América precolombina que interesa a Young. Aunque, actualizando la letra: "looking Mother Nature run around in the 21st Century". Parece, más bien, una especie de canción sobre el medio ambiente y, ya se sabe, el futuro, con esos coros de niños al final. En realidad, es un disco que tiene un poco de todo lo que cabría esperar en un disco de Patti Smith en 2012: el arranque de furia a lo Rock 'N' Roll Nigger de Banga, una canción sobre Amy Winehouse, otra sobre el tsunami de Japón, una referencia a la pintura y otra al cine, Tarkovsky (The Second Stop Is Jupiter), una canción de amor casi a lo Because The Night... Pero a pesar de ese carácter de previsible catálogo, el disco resulta bastante convincente, como ya ocurría con Trampin', con el que comparte bastantes cosas.

Esteban Hernández

Empezando por tu final, las razones que das para que te guste el disco son las mismas por las que me ha decepcionado, porque parece un compendio de cosas que ya ha hecho, y no de las más afortunadas. Me da la sensación de que es un cajón de sastre en el que ha dado cabida a las distintos palos que ha tocado (medios tiempos, baladas, rock and roll furioso, mantras esotéricos) pero sin ese matiz de pasión o de inspiración que hacía que las cosas funcionaran. En realidad, los discos de Patti nunca han sido del todo logrados (Horses y Easter pueden ser las excepciones) porque alternaban piezas brillantes (o magistrales) con material desmerecedor. Y esa irregularidad es aquí acuciante. En cuanto a lo que dices sobre las voces de los niños como coro en una canción hippie como After the Gold Rush, no te olvides de que Patti siempre ha sido una perroflauta, incluso cuando compartía cama como fotógrafos modernos o tocaba en salas punkies. Siempre ha creído en que el rock and roll es algo más que una diversión o un modo de escupir las frustraciones, siempre ha buscado una trascendencia. Ahora lo es de un modo todavía menos cool, el de una señora mayor que desea que su descendientes tengan un mundo mejor, y lo subraya de modo un tanto manido, pero tampoco veo ningún mal en ello. Quizá si eres un adolescente cínico disfrutes riéndote de la abuela, pero a mí me sigue llamando la atención (y sigue gustándome) que Patti exponga lo que cree con esa intensidad.

Héctor

En realidad, creo que Patti Smith es una de las artistas clásicas vivas con menos obras maestras, si se les quiere llamar así, en su haber. La importancia de su figura icónica es muy superior a la suma de sus mejores canciones, por plantearlo de otra forma. En ese sentido, resulta curioso que precisamente sus espaciadas entregas discográficas y su retiro durante los años ochenta favorecieron bastante su reputación. Es un caso semejante al de Leonard Cohen, que aunque lleve como quien dice, 25 años sin entregar un disco a la altura de su leyenda, sigue siendo una figura icónica. Y todo lo contrario de un Dylan, Young o Springsteen, que tienen que revalidar su vigencia con cada nueva obra. Quizá se trate de una cuestión de vigencia: estos tres nombres suelen estar en el centro del foco. Patti Smith es una especie de gurú que recibe poca crítica, la bruja que viene de gira una vez al año, bendice al público y deja a todos satisfechos. ¿Cómo ser malos con ella? Es cierto que, en el fondo, ha desarrollado una carrera a partir de esa imagen. La madrina del punk, la abuela hippie, etc. Adjetivos que conducen a la veneración. Además, a diferencia de esos otros nombres, Patti es otra cosa. No es una rockera, es una artista. Una poeta. ¿Y a alguien le importa el último lanzamiento de un poeta? Lo importante no es tanto la obra, como la figura. Creo que en ese sentido, el caso de Smith es único en la historia del rock.

Esteban

Me parece que confundes la situación particular de Patti Smith (coincido en que ese retiro de los 80 le permitió pasar cómodamente de la categoría ‘pasada de moda’ a la de ‘icono del rock’) con la general de las estrellas. Los nombres que mencionas ya no tienen nada que demostrar, están consagrados, hacen sus giras y sacan discos de vez en cuando, habitualmente de categoría tan menor como este de Patti. Las grandes figuras sacan un disco bueno cada diez años, más o menos, y el resto de su producción es morralla (salvo Neil Young, quien lleva varios discos muy decentes seguidos – no son obras maestras pero están más que bien). Pero soportamos eso complacientemente porque sus anteriores obras han generado un capital simbólico que parece no agotarse nunca. A Patti le pasa igual. Aquí tiene canciones como Fuji-san o el single April Fool y su aire pop, e incluso Nine, que no están mal, y otras (como Constantine’s dream, que tiene la duración de sus obras mayores, pero sólo eso) que se alejan mucho de la calidad mínima exigible para un álbum de Patti Smith. Claro que le pasa lo que mismo a otras estrellas del rock, como Springsteen, cuyos últimos discos apenas tienen algunas canciones decentes. 

Héctor

No coincido en que el disco sea necesariamente menor. De hecho, cada escucha me hace apreciarlo más. El problema que tiene un álbum como este es que debe enfrentarse a muchas cosas: a la propia leyenda de Patti, a seguir siendo la misma haciendo algo nuevo, a ser su primer álbum de canciones propias desde 2004... No me gusta recurrir al siguiente razonamiento, pero aquí es pertinente: ¿no aplaudiríamos mucho más este disco si hubiese sido grabado por una artista desconocida? Bueno, en ese caso diríamos que es el mejor álbum que Patti Smith nunca ha grabado,... No veo ninguna razón por la que Amerigo, Tarkovsky o Constantine's Dream no pudiesen figurar entre lo mejor de su cancionero. Y el resto, salvo quizá Nine (¡dedicar una canción al cumpleaños de Johnny Depp!) no desmerece. Lo que le falta a este disco es, en todo caso, el tiempo, ese factor clave en la música rock, que convierte todo en algo mejor que lo que realmente es. ¿Eran Easter, Radio Ethiopia o Wave discos perfectos? Seguramente no, de hecho quitando Horses, los discos de Patti siempre han sido irregulares. Pero, hey, fueron registrados a finales de los setenta, hemos tenido tres décadas para habituarnos a ellos. Con este apenas llevamos una semana. Pero como ya no tenemos tiempo que dedicar a la música, porque hay tanta...

Esteban

Es sorprendente cómo puedes coincidir con otras personas en apreciar a una figura de la música pop por razones tan distintas…En mi caso, el Dylan más relevante es el de la trilogía Highway 61/Bringing/Blonde on Blonde, interesándome menos Blood on the tracks (no niego su gran categoría, pero…), y el Springsteen más interesante es el de Born to run/Darkness on the edge of town y no el de The river (que es un fantástico disco) o el de The rising (que es un álbum prescindible). Y probablemente no estemos de acuerdo en eso, igual que nos gusta Patti por diferentes motivos. Las canciones que citas me parecen alejadas de la mejor Patti, de esa que llevaba al extremo en directo piezas tan diferentes como Gloria, 25th floor, Land o Rock’n’Roll Nigger o de la que se recreaba en temas más pop, como Because the night o Dancing Barefoot, o incluso en himnos como People have the power. Y no veo aquí canciones que puedan estar a la altura de sus antecedentes en ninguna de las dos direcciones.  

Héctor

Bueno, en cuanto a Patti desatada y libre, no creo que haya grabado una canción mejor en ese sentido durante las últimas décadas que Constantine's Dream. Además, tú lo has dicho: eran canciones que encontraban su mejor versión en directo, y todavía no sabemos cómo funcionarán sobre los escenarios. Por otra parte, creo que en lo instrumental es uno de sus discos más libres de los últimos tiempos. A lo que iba es que una de las características propias de los discos de Patti Smith es que requieren una cierta familiarización: ¿alguien disfrutó plenamente de Horses en una primera escucha, o precisamente, fue volver al mismo en repetidas ocasiones, apreciarlo en directo, detenerse en las letras, lo que le convierte en un clásico? Es curioso el proceso que se da en la crítica musical actual: los grandes iconos tienen cada vez más presencia, porque no hay figuras que ocupen su lugar, pero no nos detenemos a escucharlo y a darles el tiempo que merecerían. Este, en concreto, me parece un disco al que dedicarle bastante atención. Por las características de sus canciones, un disco para convivir con él, profundizar en sus diferentes matices y tonos. Lo cual, en sí, ya es un elogio, ahora que si un disco no conquista al oyente en una escucha (o dos, si somos benevolentes) es rápidamente descartado y pasamos a otra cosa más llamativa.

Esteban

No coincidimos en lo de Tarkovsky pero te doy la razón en que no damos a los discos el tiempo necesario para poder apreciarlos de verdad. Sin embargo, creo que son los grupos desconocidos, y no las grandes estrellas, los más afectados por esa tendencia. Siempre vas a dar una nueva oportunidad a una banda que te gusta, y también es mucho más probable que te resulte interesante en una primesa escucha un trabajo de ese autor que conoces tan bien. En fin, el tiempo dirá si este disco de  Patti aguanta bien, pero no apostaría por ello…

Héctor

Por concluir, creo que ha cambiado sensiblemente nuestra forma de apreciar a un grupo (algo que también ocurre con el cine y la literatura). Lo llamativo tiene más posibilidades de ser detectado por nuestro radar. ¿Qué puede ofrecer al oyente veleidoso un disco que se basa en una melodía bonita, buenas letras y una sensibilidad única? Por el contrario, es más fácil, desde el punto de vista del marketing, vender un álbum que a) Se base en músicas en teoría infrautilizadas (krautrock, música africana, que tiene mucho caché, o lo que toque cada temporada), b) Aborde temáticas polémicas o de actualidad (los banqueros, la crisis, etc.), c) Presente alguna excentricidad (¡una canción de quince minutos!, ¡Neil Young canta God Save The Queen!) o d) Tenga alguna colaboración curiosa. Y podríamos decir que este comparte las tres últimas cualidades… Que en el fondo, es lo que diferenciaba a Horses de sus continuaciones: que uno no podía permanecer indiferente ante él.

La cantante estadounidense Patti Smith, una de las escasas estrellas femeninas del rock, ha publicado nuevo disco, Banga, tras una larga ausencia discográfica (su último disco con material original, el notable Trampin’, data de 2004; después sólo publicó Twelve, un irregular álbum de versiones, y la recopilación Outside the society). Es un trabajo que ha sido bien recibido por la crítica internacional y que sometemos aquí a debate.