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Asesinato de Marta del Castillo: ¿son los mentirosos más inteligentes?
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Rocío Mayoral

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Asesinato de Marta del Castillo: ¿son los mentirosos más inteligentes?

Hace pocos días hemos escuchado la sentencia de los implicados en el caso de Marta del Castillo. Un caso dramático que ha movilizado muchas conciencias y

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Asesinato de Marta del Castillo: ¿son los mentirosos más inteligentes?

Hace pocos días hemos escuchado la sentencia de los implicados en el caso de Marta del Castillo. Un caso dramático que ha movilizado muchas conciencias y que ha dejado cierto rastro de malestar.

Y es que algunos elementos de lo sucedido a muchos les ha producido impotencia, al tener la sensación de que la mentira puede hacer que gente que hace el mal salga victoriosa.

Puede que tengan razones para ello. En un apartado del fallo dictado por la Audiencia se expone: …Miguel Carcaño no ha dicho dónde se encuentra el cadáver " lo que pretendía con esta vil acción era intentar evitar ser descubierto en un principio y posteriormente intentar ocultar pruebas".

Las palabras son claras. La misma audiencia reconoce que Carcaño ha mentido y  ocultado la verdad. Algo parecido se dice del “Cuco”. De ahí el malestar de muchos. Porque la mentira es un método amoral que se realiza siempre con el fin de obtener un beneficio. En este caso, la ocultación del cuerpo ha impedido conocer datos que quizás hubiesen conducido a otro tipo de sentencia.

Pero más allá de eso, a muchos nos surge una pregunta: ¿cómo es posible que chicos tan jóvenes hayan resistido la presión y los interrogatorios? ¿Cómo no han flaqueado? Son muchos los que acaban confesando. ¿Por qué ellos no? ¿Son más fuertes o más inteligentes que el resto de mortales?

Muchos mienten; porque como bien sabemos los que lo hacen con frecuencia obtienen logros vetados a la gente con más moralidad. Sin embargo, hacerlo bien no es tan fácil como parece. La investigación ha confirmado que cuando mentimos el cerebro debe hacer un gran esfuerzo para controlarlo todo: ocultar la verdad y cualquier indicio que puedan delatarnos a causa de un error. Se deben dominar las emociones, pensamientos, fisiología, gestos y movimientos.

Así que realmente, mentir bien es muy difícil. Tanto, que la investigación ha demostrado que requiere de gran activación neurológica y la activación simultánea de gran parte del cerebro. Supone por tanto un alto desarrollo de capacidades, de gran fortaleza e importantes recursos. Muchos grandes delincuentes han resultado ser altamente inteligentes.

¿Se puede descubrir a mentirosos expertos?: Como bien sabemos (y más gracias a las modas televisivas) hay personas que no se inmutan externamente cuando mienten. Sin embargo el cuerpo sí reacciona. Altera numerosas variables fisiológicas que se pueden medir a través del polígrafo. No obstante, existen grandes expertos de la mentira capaces de controlar sus reacciones fisiológicas y que han podido engañar al detector de mentiras.

La investigación reciente nos ha hecho conocer mejor cómo funciona el cerebro y la fisiología de un mentiroso. Gracias a ello, se han desarrollado formas mucho más eficaces para detectar la mentira. En una investigación de la Universidad de Temple, Pensylvania se comprobó que al mentir se disparan señales cerebrales mucho más difíciles de enmascarar que las variables fisiológicas. Por eso, la lectura de las mismas supone un método mucho más fiable que el polígrafo para detectar el engaño. Hoy se utiliza ya en algunos países.

De lo que no cabe duda es que conocer cómo funciona la mente de un mentiroso ofrece indicios cada vez más fiables para detectar a los “profesionales de la mentira” y también para mejorar en el desarrollo de métodos para extraer la verdad.

¿Y cómo podemos reconocer mejor al mentiroso?: Las emociones delatan. Son el punto más vulnerable. Por ello, los que mejor mienten deben suprimir sus emociones y poner distancia emocional de los hechos y personas. Necesitan ser fríos e insensibles para no ser vulnerables.

Los indicios fisiológicos son grandes delatores de la mentira. Los que mienten necesitan fuerza para controlarse y evitar que el cuerpo de señales. Por ese motivo suelen mostrar agarrotamiento, excesivo autocontrol, fría serenidad

Pero el nerviosismo vence a veces; sobre todo en el mentiroso “no profesional”, que reacciona  elevando la voz, hablando rápido… alterando la respiración, sudando… haciendo gestos en el rostro… o movimientos repetitivos para liberar tensión: tocarse la nariz o la boca, toser,…

El discurso también delata. La persona que miente debe inventar una  historia creíble y elaborar un discurso sin fisuras. Además, debe analizar y anticipar el pensamiento de los que pretende engañar para evitar sospechas. Por eso sus historias suelen carecer de detalles y cuando los dan, los confunden con otros anteriores. A veces cambian de versión y utilizan humor o sarcasmo para evitar temas arriesgados. Inventar requiere tiempo.  Por eso suelen hacer pausas, poner énfasis, hablar más despacio,…

¿No nos suenan muchas de estas características en lo que conocemos del comportamiento de los acusados en este caso? Los tribunales de las causas del menor y los adultos han hablado claramente de la ocultación de datos por parte de los condenados. La Audiencia en el caso de Miguel Carcaño señaló que "de forma reiterada, se ha negado a decir qué destino ha dado al cuerpo de Marta, llegando a ofrecer varias versiones". Las sentencias lo reconocen. Ambos mienten

No sabemos si ambos condenados son más inteligentes que la media. No disponemos del dato. Pero la investigación muestra evidencias de que los que logran ocultar la verdad de forma similar a como ellos lo hicieron (según la sentencia) gozan de fortalezas muy desarrolladas y poco frecuentes en el grueso de la población. Aunque hayan contado con asesoramiento, con eso solo no basta. La presencia de esa fortaleza interna probablemente sea lo que les haya permitido resistir la presión y mantener oculta la verdad. Algo muy difícil para la mayoría.

Al final queda un sabor agridulce cuando comprobamos una vez más, que el potencial del que disponen muchas personas no siempre se utiliza de forma favorable. Sin embargo debemos seguir confiando en el poder de que disponemos para seguir avanzando y para construir entre todos, una sociedad mejor y mucho más justa.

Hace pocos días hemos escuchado la sentencia de los implicados en el caso de Marta del Castillo. Un caso dramático que ha movilizado muchas conciencias y que ha dejado cierto rastro de malestar.