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Muerte contra natura: ¿Cómo puede un padre matar a sus hijos?
El pasado año finalizó con una cifra escalofriante de niños asesinados a manos de sus padres. Fueron 23 las personas fallecidas. Exactamente las mismas que el
El pasado año finalizó con una cifra escalofriante de niños asesinados a manos de sus padres. Fueron 23 las personas fallecidas. Exactamente las mismas que el año anterior. 19 de ellas eran niños. Son cifras record que empiezan a estabilizarse en nuestro país.
¿Cómo puede ser?, ¿hay alguna manera de comprender por qué un padre puede llegar a matar a un hijo? Es muy difícil. Principalmente porque los seres humanos, al igual que la mayoría de especies, poseemos un instinto innato que nos impulsa a proteger a los hijos. Su fuerza es muy poderosa. Por eso resulta tan difícil entender que algo así pueda suceder.
Filicidio en España: Pero ¿qué pasa en nuestro país? ¿Por qué aumenta el número de padres que cometen actos de esta naturaleza? ¿Las causas del filicidio son las mismas de siempre o están cambiando? En los últimos años, hemos vivido casos muy diferentes.
El filicidio accidental es el más frecuente
Algunos se debieron a un trastorno mental del progenitor: generalmente, de tipo psicótico o depresivos: depresión mayor, depresión postparto… El pasado septiembre en Jaén, una mujer ahogó a sus hijos de 3 y 11 años. Al parecer, tenía una depresión.
Pero el filicidio más frecuente en nuestro país sigue siendo el filicidio accidental. Desgraciadamente, muchos de nuestros niños siguen siendo maltratados y algunas agresiones acaban en muerte. Al menos 11 de los fallecidos en 2011 a manos de sus padres, perdieron la vida por esta causa.
Otros murieron acompañando a sus madres en episodios de violencia de género. El pasado año un niño fue asesinado en Almería junto a su madre. Su padre intentó suicidarse después. De algún modo, sintió dolor por lo que hizo.
Pero no todos lo hacen. Hubo casos escalofriantes donde los asesinos no demostraron ningún pesar. En el mes de Octubre, en Tarragona 2 menores murieron junto a su madre y fueron enterrados después en cal viva; otra niña de 18 meses fue ahogada en Zarautz; un bebé murió carbonizado en un coche en Betanzos. Todos murieron a manos de sus padres.
Matan empleando mucha violencia
Pero de verdad ¿se puede asesinar a un hijo y no sentir nada? Sí. Sobre todo, cuando no hay vínculos. Pero a veces sí los hay. Algunos en su día quisieron a sus hijos. En estos casos el cerebro se ve obligado a desconectar el sistema racional del cerebro y el emocional. Sin esta desconexión no podrían dar un paso semejante y menos de la manera que lo hicieron.
Según un estudio del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, entre los años 2004 y 2007, 53 padres mataron a sus hijos. Llama la atención la crueldad de los métodos empleados. Reflejan claramente la rabia y enfermedad de muchos asesinos. El 26% mató de una paliza; el 19% por abandono; el 14% golpeando con objetos contundentes, el 12% con arma blanca. Otros niños fueron quemados, ahogados, disparados, envenenados o incluso arrojados por un balcón o precipicios. Sin palabras. Totalmente contra natura
También hemos conocido diversos casos de filicidio de niños no deseados. La mayoría fueron abandonados o asesinados al nacer. Pero otros murieron siendo ya mayores. Según se extrajo de estos padres al ser detenidos, los hijos fallecidos obstaculizaban sus intereses. El asesinato fue la opción que eligieron sus padres para deshacerse de ellos.
La crisis incentiva el filicidio
Es fácil considerar a todos estos padres como enfermos. Pero ¿lo son todos? La verdad es que no. Muchos niños en nuestro país murieron por causas que requieren de una profunda reflexión conjunta.
Hubo padres que asesinaron a sus hijos a causa de la desesperación surgida de motivos sociales o financieros. En octubre de 2010 en Pontevedra un matrimonio con graves problemas económicos sólo encontró una salida: acabar con la vida de su familia. Dramático. Provocaron un incendio en el que murió su hija y el abuelo. Después intentaron suicidarse. Estas muertes son muy tristes. Y no son casos únicos. Van en aumento.
Filicidio vengativo: Pero cada vez más, prolifera con mayor fuerza un tipo de filicidio originado por conflictos de pareja y separaciones. Los hijos son utilizados como objetos y el asesinato se convierte en una forma de vengarse de la ex pareja.
Otras veces no impera la venganza sino la creencia de que con la muerte liberarán a los hijos “de la desgracia” de estar con el otro progenitor. ¿Sería este un filicidio altruista? Tal vez pero la triste realidad es que muchos niños murieron el año pasado por motivos como éstos ¿No es terrible a lo que hemos llegado?
Los filicidas actúan contra la naturaleza humana
¿Hay solución? El caso es que debemos seguir mejorando en la prevención. Las cifras nos avocan a ello. ¿Pero como? Teniendo en cuenta los datos y pensando que muchos de los filicidas en nuestro país son “enfermos sociales”, movidos por la rabia, la agresividad, la venganza, la prioridad de sus intereses… La fuerza de estos sentimientos es tan intensa que padres como los que ilustran estas líneas (y otros que dejamos fuera) pudieron actuar contrariamente a su naturaleza humana. ¿Hemos pensado hacia dónde vamos cuando ya ni siquiera la fuerza de los genes y el instinto de protección a los hijos es capaz de librarnos de nuestros impulsos más atroces?
A lo largo de la historia siempre hubo casos de filicidio pero los motivos que los provocaron, hoy están aparentemente, superados: ideas mágicas, pobreza, estigma de madre soltera… La sociedad ha evolucionado ¿o no?, ¿No vivimos libres de creencias y ataduras?, ¿no contamos con recursos y ayudas para que esto no suceda? ¿Qué puede justificar hoy una muerte así?... Puede que nuestra evolución social solo sea una fantasía.
Hace unos meses que estamos pendientes de ver cómo se resuelve el caso de los niños Ruth y José, desaparecidos en Córdoba. Hasta el día de hoy no se sabe nada de ellos.
Ojalá nunca lleguen a ser ejemplos de filicidio como los casos a los que hemos hecho referencia. No obstante, aunque aparecieran ¡qué maltrato tan cruel el haberles obligado durante tantos meses a estar alejados de sus seres más queridos!… Cuánto queda por hacer.