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Manual para conseguir que la crisis definitivamente acabe con usted
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Rocío Mayoral

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Manual para conseguir que la crisis definitivamente acabe con usted

“Antes de la crisis era un ingenuo, pero he aprendido a sobrevivir. No me importa cómo conservar mi trabajo. Si tengo que malmeter, lo haré. Y

“Antes de la crisis era un ingenuo, pero he aprendido a sobrevivir. No me importa cómo conservar mi trabajo. Si tengo que malmeter, lo haré. Y si tengo que ser un… lo seré. Son ellos o yo”. El autor de estas palabras es Carlos. Alguien que antes de la irrupción de esta crisis era una persona amable y cariñosa. Pero hoy es muy difícil reconocerle. Sus palabras, su carácter, su forma de pensar o tratar a los demás. Muchas cosas en él han cambiado para mal.

Pero Carlos no es el único de esta especie. Hay muchos otros como él; cada vez más. Están en el trabajo, en la familia y entre nuestros amigos. Son personas que solo hablan de lo mal que está el país, que transmiten rabia, amargura, pesimismo, agresividad, algunos incluso cierta maldad.

Quizás sea cierto. Puede que la crisis, la incertidumbre, la frustración, el miedo a perder el trabajo o la falta de dinero nos esté cambiando mucho más de lo que creemos. Oír frases o contemplar actitudes como las de nuestro protagonista, no es algo raro. Y no solo en consulta, también fuera de ella. Las personas como él aumentan en número y son muy peligrosas. Poseen gran capacidad de contagio y el virus que esparcen es de muy difícil control.Las personas frustradas aumentan en número, y son muy peligrosas y contagiosas

¿Qué les caracteriza? Casi todos ellos se rigen por un “manual de supervivencia” muy similar. Es difícil que algún psicólogo o investigación validase nunca los preceptos que contiene. Pero ellos insisten: son imprescindibles para sobrevivir en tiempos tan duros como los actuales.

Después de todo, quizás no sea tan malo conocer ese compendio de recomendaciones. Puede que ayude a los que no desean que la crisis acabe con su ánimo y su persona. Ellos podrán actuar inmediatamente si alguno de sus actos o pensamientos les recordase a los de este manual. Y si así fuese no lo duden. Intenten cambiar antes de que sea demasiado tarde.

Manual básico para conseguir  que la crisis acabe con usted

  • Quéjese todo lo que pueda; tiene motivos para ello. La experiencia de sus miembros indica que para superar el malestar de la crisis es importante sentirse libre para expresar el malestar que la situación le produce. Hacerlo así desahoga bastante y libera tensión.
  • Entienda que su trabajo es un campo de batalla; aunque no lo parezca. Debe defender su puesto con uñas y dientes. Sobre todo si en su departamento son muchos compañeros. Es probable que pronto se prescinda de alguien. Cuando llegue el día, es fundamental que usted no sea el elegido. Detecte a los más débiles y vaya a por ellos.
  • Haga la pelota. Es un buen recurso para no ser despedido.
  • Aumente su agresividad. Debe defenderse. El enfado es una herramienta eficaz. Ayudará a que todos vean que es fuerte y que con usted no van a acabar fácilmente.
  • Piense mal de quien es amable y le sonríe; sobre todo en el trabajo. Seguramente es una estrategia para darle la puñalada por la espalda.
  • Fume más. Se sentirá mejor y le ayudará a descargar sus nervios.
  • Beba. Le ayudará a olvidar la tensión del trabajo y de no llegar a fin de mes.
  • Siga trabajando en casa al acabar la jornada laboral. Es necesario dedicar todo el día a la actividad laboral. Si no le despedirán.
  • Esté alerta. Procure que el despido no le pille de sorpresa. Aunque de momento no vea indicios de que eso pueda suceder, es probable que ese día llegue. Debe estar preparado.
  • No es momento para hacer cambios. Haga lo de siempre. No son tiempos para innovar. Ahora es demasiado arriesgado.
  • No se fije en los que se suicidan o sufren por la crisis. Le amargarán el día. Fíjese sólo en sus objetivos.
  • Hable de la crisis. Seguro que obtendrá ideas para sobrevivir. Se sentirá mejor.
  • Resígnese. Espere a que pase la crisis. Lo hará algún día.
  • Limite su ocio. Necesita ahorrar. La situación seguramente irá a peor. Además si no puede cenar o viajar a los sitios de antes, es mejor quedarse en casa.
  • Deje de formarse. ¿Para qué lo necesita? ¿No ve la tele? ¿No oye la radio? En estos tiempos no se puede prosperar.
  • Limite la vida familiar. Jugar con los hijos y participar de sus rutinas le producirá más estrés. Los estudios que demuestran lo contrario seguramente están patrocinados por sectores religiosos. No se deje llevar. Piense en lo terrenal.
  • No pasa nada porque  los niños estén delante cuando cuente lo hostil que se ha vuelto el mundo. Ellos no se dan cuenta de nada. Eso lo hemos sabido siempre.
  • Prepare a sus hijos para ser tiburones. Cuanto antes aprendan lo que les espera mejor. Es su obligación enseñarles desde pequeños a estar alerta para defenderse y para atacar. Tendrán más habilidades para sobrevivir en la vida.
  • Y si se siente mal, no pida ayuda ¿Para qué? Seguramente sus amigos, su médico o su psicólogo estarán igual o peor que usted. Déjelo. No merece la pena.

No quisiera cerrar estas líneas sin expresar mi agradecimiento a todos los colaboradores ‘involuntarios’ que han ayudado a recoger las líneas esenciales de este manual. Gracias a todos por mostrarnos cada día el ser en el que no queremos convertirnos. Con vuestra ayuda intentaremos mejorar nuestra capacidad para estar alerta a síntomas que anuncien el inicio del deterioro.

Pero en el fondo eso tienen las crisis: personas que sucumben y también otras muchas que salen fortalecidas. Ya lo dijo J.F. Kennedy: “Todas las grandes crisis producen grandes hombres”. Aunque seguramente, ninguno de los que acabaron siendo “grandes” siguió los preceptos del manual que sigue Carlos y los que son como él. Personas como ellas nunca crecen, sólo sobreviven.

“Antes de la crisis era un ingenuo, pero he aprendido a sobrevivir. No me importa cómo conservar mi trabajo. Si tengo que malmeter, lo haré. Y si tengo que ser un… lo seré. Son ellos o yo”. El autor de estas palabras es Carlos. Alguien que antes de la irrupción de esta crisis era una persona amable y cariñosa. Pero hoy es muy difícil reconocerle. Sus palabras, su carácter, su forma de pensar o tratar a los demás. Muchas cosas en él han cambiado para mal.