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Socorro, mis padres quieren explicarme cómo se hacen los niños
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Rocío Mayoral

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Socorro, mis padres quieren explicarme cómo se hacen los niños

Hace poco un sufrido padre me contaba una anécdota familiar. Su mujer no paraba de repetirle: “¿Has hablado ya con el niño?”. Al fin un día,

Un poco enfadado este padre me dijo: “Y lo peor no es eso. Cuando le conté lo sucedido a mi mujer, me echó la bronca por no haber finalizado mi charla con el niño. Pero, ¿qué le iba a enseñar? Me dio la impresión que sabía mucho más que yo”.

Es cierto. Los jóvenes de hoy en día saben mucho de sexo. Aprendieron de amigos, de la escuela, la televisión, internet… Los padres son conscientes de ello, así que cada vez son menos los que abordan abiertamente este tema con los hijos. Parece increíble, aunque es lo que confirman todas las encuestas. Pero quién sabe. Quizás aquellos que nunca hablaron con sus hijos un día empezaron a hacerlo. Sin embargo, enseguida oyeron: “Papá, mamá… que yo ya me lo sé todo”. Y así fue como desistieron.

Relaciones sexuales en jóvenes: muchos riesgos y poca madurez

Entonces, ¿qué hacer? ¿Tiene sentido hablar con los hijos sobre sexo? ¿Hizo bien el sufrido padre de nuestra historia o tenía razón su mujer? En el fondo, hay algo cierto. En temas educativos seguimos muy confundidos. Y tal vez no debiera ser así, porque para saber cómo actuar en asuntos como éste, solo habría que dejarse guiar por la contundencia de algunos datos.

Hay uno particularmente relevante. Está ampliamente demostrado que en todos los países desarrollados los jóvenes inician las prácticas sexuales a edades cada vez más tempranas: entre 14 y 20 años. ¿Y conocen a muchos chicos de 14, 15 ó 16 años suficientemente maduros como para controlar los riesgos y disfrutar plenamente del sexo? Seguramente a pocos.

Precisamente esa falta de madurez es lo que contribuye a que no empleen medidas de protección adecuadas para evitar embarazos o enfermedades de transmisión sexual. Todos los estudios advierten sobre esa realidad. Uno de los últimos en ser publicados ha sido el realizado por el Centro de Control de Enfermedades de EEUU. Trabajaron con una muestra amplísima y confirmaron que más de un 40% de los jóvenes no emplea ningún método de protección cuando practican sexo. En Europa los resultados apuntan en la misma dirección.

En nuestro país, el número de embarazos no deseados en menores de 15 años se ha multiplicado por cuatro en los últimos 10 añosY las consecuencias son graves. Según la Fundación Española de Contracepción (FEC), en nuestro país el número de embarazos no deseado entre menores de 15 años se ha multiplicado por cuatro en los últimos diez años. Puede que no seamos conscientes de la magnitud del problema dado que también ha aumentado alarmantemente el número de abortos en menores. Por eso no lo vemos y esta realidad permanece oculta a ojos de muchos.

Está claro, los jóvenes no lo saben todo sobre el sexo. No hay lugar a dudas. Los riesgos que siguen corriendo en sus prácticas sexuales son muy elevados. Así que los expertos lo tienen claro. Todavía hay muchísimo que mejorar en materia de educación sexual. En esa labor debe estar comprometida la escuela y el conjunto de la sociedad; pero sobre todo, los padres.

La importancia de la madurez personal en las primeras relaciones sexuales

Por si acaso las razones para volcarse en esta tarea no fuesen suficientes, un reciente estudio realizado en la Universidad de Ottawa, Canadá, y que se acaba de publicar en The Journal of Sex Research ha demostrado que las primeras experiencias sexuales producen gran impacto emocional en la persona, pudiendo llegar a determinar la vida afectiva; sobre todo cuando éstas tienen lugar demasiado pronto.

Esta investigación es relevante porque hasta ahora casi ninguna se había centrado en analizar los efectos de las primeras relaciones sexuales. Este estudio pionero ha dado a conocer datos de gran interés para la formación y guía de los jóvenes que se inician en el sexo.

La experiencia de los que perdieron la virginidad a edad muy temprana suele ser, en general, muy negativaUn dato destacado del estudio es haber demostrado que la experiencia de los que perdieron la virginidad a edad muy temprana suele ser, en general, muy negativa. Además, la mayoría de los recién iniciados no llega al orgasmo. Según se demostró, únicamente el 6% de las chicas lo consigue la primera vez que tiene relaciones. Los chicos tuvieron más éxito: el 62% lo lograron. Todos ellos deben conocer esta realidad. Alcanzar el clímax la primera vez es difícil y sobre todo si se es muy joven y la pareja es inexperta.

Esta investigación también confirma que el primer encuentro sexual supone un gran impacto emocional, sobretodo en las chicas. Ellas, por lo general, sienten algo por la persona con quien tienen su primera experiencia, pero el 'placer' que esperan no suele producirse. Esto supone un duro impacto; también para los chicos. Pero ellos suelen hacerlo la primera vez sólo por placer físico o por ver qué se siente. Por eso sufren menos.

Igualmente, se ha puesto de manifiesto que una mala iniciación sexual puede general un estado emocional muy negativo en los dos sexos. Estos efectos pueden ser duraderos e incluso pueden alterar la sexualidad futura. En esto también son más vulnerables las chicas.

Por último se han conocido los factores que ayudan a superar una primera y desastrosa relación sexual. Se ha demostrado que cuanto mayor es la relación emocional con la pareja, el sentimiento de culpa al no haber sido todo como se esperaba es mucho menor y mucha más la satisfacción global experimentada en ambos sexos.

Estos son los datos. ¿Después de conocerlos sigue alguien pensando que no hace falta hablar de sexo con los hijos? Será difícil. Pero en el caso de animarse a ello, debe estar preparado. Los jóvenes creen saberlo todo y podría escuchar algo como: “Mi padre está fatal. Quiere hablarme de sexo. ¿No irá a explicarme de dónde vienen los niños ¿no?”. Son palabras textuales de un chico de 16 años.

Pero si usted es padre o madre y oye algo así, no debe amilanarse. Piense en Carlos Baute, que en estos días acaba de reconocer a un hijo que engendró a los 15 años. ¡Su pareja sólo tenía 13!

Un poco enfadado este padre me dijo: “Y lo peor no es eso. Cuando le conté lo sucedido a mi mujer, me echó la bronca por no haber finalizado mi charla con el niño. Pero, ¿qué le iba a enseñar? Me dio la impresión que sabía mucho más que yo”.