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"Me preocupa mi forma de relacionarme con la gente. ¿Cómo puedo cambiar?"
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Luis Muiño

El consultorio psicológico del siglo XXI

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"Me preocupa mi forma de relacionarme con la gente. ¿Cómo puedo cambiar?"

Los introvertidos tienen las mismas posibilidades de llevar una vida feliz y equilibrada que los extrovertidos. Simplemente, utilizan tácticas diferentes para caminar por la vida

Foto: No minusvalores tus cualidades. (iStock)
No minusvalores tus cualidades. (iStock)

Una lectora nos cuenta por correo electrónico: “Tengo 20 años y me preocupa mi forma de relacionarme con la gente. Sé que me consideran rara. Me cuesta abrirme a los demás y nunca estoy a gusto en grupos grandes. Me siento incómoda en bares y fiestas, me gusta más la conversación cara a cara con gente elegida. Sé que en las reuniones no soy precisamente la más lanzada. La verdad es que tengo pocas amigas y con los chicos solo he tenido dos experiencias un poco serias”.

“Últimamente ando más preocupada con ese tema. El otro día, por ejemplo, en un grupo de gente con la que salí me dejaron claro que me veían como un poco sosa. Sé que no soy la más marchosa y la más comunicativa. Y me siento mal porque la verdad es que estoy demasiado bien cuando estoy sola y muchas veces, si el plan no me convence, me quedo en casa… ¿Cómo puedo cambiar esa dificultad para las relaciones?”.

Lo que experimentas son las manifestaciones normales de un rasgo de personalidad llamado introversión. Se trata de una forma de ser perfectamente adaptativa. Los psicólogos comprobamos continuamente que los introvertidos tenéis las mismas posibilidades de llevar una vida feliz y equilibrada que los extravertidos. Simplemente, utilizáis tácticas vitales diferentes para caminar por la vida.

Recuerda que la introversión te puede llevar al mismo sitio que la extraversión, aunque llegarás por caminos diferentes

Un ejemplo de esta diversidad es la forma en que abordáis las relaciones. Como tú describes, los introvertidos tendéis a tener relaciones más selectivas. Jennifer Granneman, una de las promotoras de la “Quiet Revolution”, nos recuerda que soléis tener pocos amigos y gracias a eso mantenéis con ellos un vínculo muy profundo. De ahí deriva una de las ventajas de vuestra estrategia vital: no soléis dar información sobre vuestra vida a cualquiera. Recuerda que sentirte más a gusto en las conversaciones privadas que en los grupos grandes es un síntoma de tu capacidad para encontrar la persona y el momento que consideras adecuado para desahogarte. No minusvalores esa cualidad, porque muchas personas sufren por carecer de esa discreción.

placeholder A veces te sientes fuera de lugar. (iStock)
A veces te sientes fuera de lugar. (iStock)

La psicóloga Susan Cain apunta en sus libros y conferencias dónde está la ventaja evolutiva de vuestra estrategia vital: preferís la calidad de las relaciones a la cantidad. Aunque muchas personas (sobre todo a tu edad) dan por hecho que es mejor ser extravertido y expandir información sobre nosotros sin seleccionar el receptor, los estudios científicos lo desmienten. Cain nos recuerda que ser más selectivos os ayuda a sacar lo mejor de cada persona. Los introvertidos tenéis amigos con los que habláis de vuestras inquietudes culturales (cine, literatura…), gente con la que os desahogáis emocionalmente, personas con las que quedáis para reír y divertiros… No soléis juntar amigos: compartir os ayuda a encontrar conexiones con la parte del otro que más os nutre.

No intentes cambiar algo que viene definido por la biología. La tendencia “hacia dentro” tiene bases fisiológicas. El psicólogo inglés Hans Eysenck postuló que los introvertidos son personas que tienen un mayor nivel de arousal cortical. Su cerebro está activo continuamente sin apenas necesidad de estímulos exteriores y se enfocan más hacia pensamientos y sentimientos interiores. Eso, por ejemplo, les hace caer en menos ocasiones en el fanatismo colectivo y ser más ajenos a las modas. De hecho, nunca toman las decisiones a la vez que los demás: lo hacen después, a solas.

Busca dentro de ti cuando quieras mejorar tu estado de ánimo. La felicidad introvertida no es tan dependiente de la experiencia externa

Acepta que el “hardware biológico” que te da potencial para ciertas situaciones te limita en otras. Es, por ejemplo, lo que ocurre con tu falta de espontaneidad. Las imágenes de TEP (Tomografía por Emisión de Positrones) muestran que un área del lóbulo frontal incluida en la inhibición de la conducta es más activa en los introvertidos. Eso lleva a que seáis menos espontáneos y os cueste desinhibiros. A los introvertidos os gusta que vuestra vida se desarrolle en “lugares seguros”. No se trata únicamente de miedo a salir de la zona de confort, sino que para vosotros es importante estar en sitios en los que se puedan dosificar las personas y los estímulos. Por eso os gusta repetir experiencias. Respeta esa tendencia: te hará sentirte segura.

placeholder Eres mucho más fuerte de lo que crees. (iStock)
Eres mucho más fuerte de lo que crees. (iStock)

Recuerda que la introversión te puede llevar al mismo sitio que la extraversión, aunque llegarás por caminos diferentes. Un ejemplo: el formador Adrian Malpass está ayudando a directivos en el desarrollo de un “liderazgo introvertido”. Parte del dato de que muchos líderes de disciplinas diversas (Ghandi, Lincoln, Picasso, Luther King, Steve Jobs, John Lennon, Alfred Hitchcock…) compartían ese rasgo de personalidad. Y muestra cómo algunas de las características de la introversión favorecen un determinado tipo de respeto y capacidad de coordinación de equipos que cada vez está más valorado en el mundo actual.

Busca dentro de ti cuando quieras mejorar tu estado de ánimo. La felicidad introvertida no es tan dependiente de la experiencia externa. Una investigación de la Universidad de Cornell descubrió que vuestro cerebro se activa a partir de estímulos internos. Una fiesta divertida o un viaje exótico no cambian tanto vuestro estado de ánimo. Eso te da otra ventaja adaptativa: la capacidad de focalizarte completamente en un determinado tema. El psicólogo Marti Olsen, autor de otro de los libros pioneros de la “Revolución introvertida” (“The Introvert Advantage: How Quiet People Can Thrive in an Extrovert World”) considera que este es el mayor potencial de los introvertidos en el mundo actual.

La presión a favor de la extraversión es más fuerte en la juventud: irá remitiendo

Construye una arquitectura vital que aproveche tus posibilidades. Por ejemplo, es importante disponer de espacios de intimidad en los que no haya interrupciones de tu corriente mental. Los introvertidos tienden a sentarse un poco aparte, a cerrar la puerta de su habitación aunque no estén haciendo nada íntimo, a ocultar lo que están viendo en el ordenador o lo que están leyendo aunque no se avergüencen de ello, etc. Respeta esa necesidad continua de distancia del mundo: es importante para que tu mente fluya.

No luches contra el “mundo extravertido”: espera tu momento. La psicóloga estadounidense Laurie Helgoe, autora de “Introvert Power: Why Your Inner Life is Your Hidden Strength”, explica por qué nuestra sociedad, en el último siglo, ha entrado en un proceso de fomento de la extraversión. Los consejos de los “orientadores sociales” (profesores, psicólogos, pedagogos, etc.) se encaminan en las últimas décadas a que las personas manifiesten continuamente sus sentimientos, aprendan a trabajar con todo tipo de individuos sin elegir sus compañeros y sean capaces de hablar de cualquier tema con cualquier persona. Eso puede hacer que los introvertidos como tú tengáis la sensación de tener un problema, una forma de ser “rara” que necesitas cambiar. La presión a favor de la extraversión es mucho más fuerte en la juventud: poco a poco irá remitiendo.

Susan Cain escribió: “Si eres una persona introvertida sabes que el prejuicio contra el tranquilo puede causar un profundo dolor psíquico. De niño puedes haber escuchado a tus padres disculpándose por tu timidez. O en la escuela puedes haber sido alentado a "salir de tu concha" —esa nociva expresión–”. No cedas ante la presión de una sociedad extravertida: lee a los autores que cito y verás que en su obra hay muchos datos que te van a llevar a replantearte el mal concepto que tienes de ti misma.

Una lectora nos cuenta por correo electrónico: “Tengo 20 años y me preocupa mi forma de relacionarme con la gente. Sé que me consideran rara. Me cuesta abrirme a los demás y nunca estoy a gusto en grupos grandes. Me siento incómoda en bares y fiestas, me gusta más la conversación cara a cara con gente elegida. Sé que en las reuniones no soy precisamente la más lanzada. La verdad es que tengo pocas amigas y con los chicos solo he tenido dos experiencias un poco serias”.

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