Es noticia
"Tuve una crisis de ansiedad y no me recupero, tengo pensamientos angustiantes"
  1. Alma, Corazón, Vida
  2. El consultorio psicológico del siglo XXI
Luis Muiño

El consultorio psicológico del siglo XXI

Por

"Tuve una crisis de ansiedad y no me recupero, tengo pensamientos angustiantes"

Un lector le explica a nuestro experto el proceso de ansiedad por el que está pasando desde diciembre, cuando sufrió una crisis de pánico que le dejó muy asustado

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

"Estimado Luis, es realmente alentador leer sus publicaciones en el diario El Confidencial, le cuento lo que me sucedió: me sucedió una crisis de pánico el 31 de diciembre, en la que estuve muy asustado, el médico al verme me indicó que era por estrés laboral, dormí mucho esa noche y amanecí bien, a los pocos día me gatilló otra crisis como de angustia, me sentí muy mal mentalmente, y mi médico me indicó que era por ansiedad, estoy tomando Neurexan como medicación, pero no me siento recuperado como después del primer episodio, estoy con pensamientos tristes y angustiantes respecto al futuro, y no me siento del todo relajado con la medicación, en lo personal acabo de cumplir los cuarenta y estoy desde hace tiempo soltero y solo… quedo atento a sus comentarios e indicaciones".

Hola. Muchas gracias por seguir los artículos de esta sección. Espero darte algunas pistas para que luego puedas profundizar en técnicas que puedan ayudarte. En una respuesta anterior a un lector que sufría agorafobia hablé de los ataques de pánico. Si te parece, empezamos por ahí, dándole una vuelta a la denominación. El problema, según autores como el psicólogo estadounidense David Carbonell, es que la misma expresión sugiere cierta pasividad. Llamarle "ataque de pánico" presupone que un fenómeno horrible que se te impone ante el que no puedes hacer nada por ti mismo. Esas palabras introducen una doble trampa en tu mente. Por una parte, la etiqueta te hace creer que lo te ocurrió puso en peligro tu vida, cuando en realidad nunca fue así. Por otra, te lleva a pensar que debes hacer una serie de cosas para evitar que vuelva a suceder, aunque en realidad estás poniendo en marcha esos mecanismos y aumentas la probabilidad de que se repita el fenómeno.

Nos machacan con la idea de que la situación no debe asustarnos porque trabajándonos internamente podemos permanecer impasibles

En tu caso, parece que piensas que lo único que te puede ayudar es una intervención externa, como por ejemplo los remedios químicos a los que has acudido. Por lo que cuentas en tu email, esa idea de "pastilla milagrosa que detenga el ataque" no ha funcionado. Por eso quiero contarte una estrategia de afrontamiento alternativa. Ese punto de vista diferente parte de la idea de que el tipo de crisis de ansiedad que tú has sufrido es bastante frecuente. Aunque es difícil calcular la cifra —porque la mayoría de las personas no ponen etiqueta a lo que les ocurrió— hay expertos que calculan que afecta al menos a un cinco por ciento de la población.

Es importante que sepas eso: lo que te ocurre es bastante frecuente. Lo que pasa es que pocas personas a tu alrededor te hablarán de ello. Les da vergüenza admitir que vivieron esos instantes de temor porque el miedo no está de moda. Julie Norem, profesora de Psicología de la Universidad de Wellesley, en libros como 'El poder positivo del pensamiento negativo' habla del problema de la ocultación del miedo en nuestra sociedad. Los libros de autoayuda están poblados de consejos para que acabemos con nuestros temores y salgamos de nuestra zona de confort. La sensación que se fomenta en la sociedad actual es la de la omnipresencia del control interno. Nos machacan con la idea de que la situación no debe asustarnos porque trabajándonos internamente podemos permanecer impasibles.

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

Pero muchos psicólogos creemos que ese "miedo al miedo" es una estrategia poco eficaz. Intentar sentirnos omnipotentes evitando sentimientos que nos hacen sentir vulnerables es una mala táctica psicológica. Una de las consecuencias es que, por culpa del secretismo, personas como tú, que han vivido una situación de temor, se sienten débiles por sufrir algo que en realidad han experimentado muchas de las personas que tienen a su alrededor.

Cuando calmarse es imposible

Contra esta "epidemia de valentía", autores como el psicólogo italiano Giorgio Nardone proponen una alternativa: habituarnos a convivir con la incertidumbre. En el caso de las crisis de ansiedad, como tú bien sabes, el problema que ha limitado tu vida no ha sido el momento en sí, sino el mantenimiento del miedo. El mal rato temporal que pasaste (ascenso repentino del nivel de ansiedad, palpitaciones, respiración dificultosa y sensación de asfixia) ya lo has superado. El problema al que te enfrentas es que a partir de entonces has empezado a tener miedo del miedo mismo. Evitas ciertas situaciones que consideras, arbitrariamente, posibles desencadenantes. Y esto último es lo que ha convertido tu temor en una emoción desadaptativa que limita tu vida.

"La única cosa de la que debemos tener miedo es del miedo", dijo Franklin Delano Roosevelt. Parece que eso es lo que nos enseñan en nuestra sociedad: no admitir que tememos ciertos acontecimientos. La estrategia terapéutica alternativa que nos proponen algunos autores se basa en una idea que parece paradójica: no luchar contra tu aumento de la ansiedad. Lo que tú has intentado hacer cuando has visto que aumenta es intentar relajarte y calmarte cada vez que crees que se acerca el ataque de pánico. Y has comprobado que en ese momento es imposible. Cuando tu sistema nervioso autónomo empieza a activarse es inevitable que se produzcan ciertos síntomas. Tienes que esperar a que baje ese nivel para empezar a calmarte.

Tienes que aprender a no aumentar tu ansiedad con pensamientos inútiles sobre lo que podría pasar

En libros como 'No hay noche que no vea el día', Giorgio Nardone propone una serie ideas de afrontamiento basadas precisamente en que lo que hacemos para luchar contra los ataques es lo que alimenta el trastorno de ansiedad. Por eso su enfoque terapéutico parte de recordarnos que lo que experimentaste son reacciones corporales normales al estrés. No luches contra tu miedo: acéptalo. Es un estado transitorio: cuando dejes de aumentarlo con pensamientos atemorizantes, desaparecerá poco a poco y dará paso a una sensación de alivio.

Foto: Cada vez es más habitual entre los españoles. (iStock)

En este enfoque, autores como el psicólogo de la Universidad de Virginia George Clum te recuerdan también la importancia de que erradiques los "Y si…" Las crisis de angustia refuerzan el exceso de anticipación ("Y si me da cuando…" "Y si esta sensación que siento es el principio de…"). Tienes que aprender a no aumentar tu ansiedad con pensamientos inútiles sobre lo que podría pasar. Con este método conseguirías centrarte en lo que realmente está ocurriendo, viendo tus síntomas con objetividad.

En su libro 'En busca de Spinoza: neurobiología de la emoción y los sentimientos', el neurólogo António Damásio explica que el miedo es un mecanismo adaptativo puntual, muy efímero, que se activa en un determinado momento, cumple su función y se olvida rápidamente. Eso es lo que pasará si aprendes a aceptarlo: se irá cuando haya cumplido su función.

"Estimado Luis, es realmente alentador leer sus publicaciones en el diario El Confidencial, le cuento lo que me sucedió: me sucedió una crisis de pánico el 31 de diciembre, en la que estuve muy asustado, el médico al verme me indicó que era por estrés laboral, dormí mucho esa noche y amanecí bien, a los pocos día me gatilló otra crisis como de angustia, me sentí muy mal mentalmente, y mi médico me indicó que era por ansiedad, estoy tomando Neurexan como medicación, pero no me siento recuperado como después del primer episodio, estoy con pensamientos tristes y angustiantes respecto al futuro, y no me siento del todo relajado con la medicación, en lo personal acabo de cumplir los cuarenta y estoy desde hace tiempo soltero y solo… quedo atento a sus comentarios e indicaciones".

Estrés Neurociencia