Empecemos por los principios
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El asesinato que cambió el devenir de una nación (y el de todo un continente)
La muerte no es más que un cambio de misión. (Tolstoi) Los Xhosa, además de participar de la suma de acontecimientos
La muerte no es más que un cambio de misión. (Tolstoi)
Los Xhosa, además de participar de la suma de acontecimientos que han desembocado en lo que actualmente es Sudáfrica, la han dotado de prestigio y reconocimiento como nación.
Thabo Mbeki y Nelson Mandela pertenecen a la misma etnia que el desaparecido Steve Biko (18 diciembre 1946 hasta 12 septiembre 1977). Su muerte bajo custodia policial lo convirtió en un mártir del movimiento anti-apartheid y en un icono cuya reverberación alcanza hoy a todos aquellos que entienden que la lucha por el respeto a los derechos humanos se viste en ocasiones de luto.
Para Biko como para otros líderes de movimientos de liberación africanos, sus fuentes de inspiración más acusadas fueron el filósofo francés Frantz Fanon, isleño de La Martinica, -con una influyente obra en el campo de los estudios poscoloniales y estudioso del marxismo- y el poeta Aime Cesaire -ambos promotores de la teoría de la negritud, un movimiento de intelectuales negros francófonos de principios del siglo XX-.
En 1968, Biko fue elegido primer presidente del Movimiento de Conciencia Negra (BCM-Black Consciousness Movement, por sus siglas en inglés). A pesar de la represión descarnada y sin más apariencia de formalidad que la arbitraria y racista ley antiterrorista con la que el gobierno de Pretoria defendía los intereses de una pequeña minoría dominante; Biko y el BCM desempeñaron un papel importante en la organización de las protestas que culminaron en el levantamiento de Soweto el 16 de junio de 1976.
Una masacre en tiempos de paz
Este levantamiento, al igual que el de Tiannamen, Sabra - Shatila, Tlatetolco, Santa María de Iquique y otros similares, acabó como el rosario de la aurora. Una masacre en tiempos de paz que aportó cerca de un millar de muertos a la ya deteriorada imagen de un régimen que hacía aguas por la pésima gestión del apartheid.
La firma de un decreto por parte del gobierno para promover un cambio en el lenguaje de instrucción, que imponía el afrikáans en detrimento de las muy extendidas lenguas autóctonas, obligaba a los estudiantes a focalizar su atención en la comprensión del lenguaje en vez del entendimiento de la propia asignatura.Abandonó la carrera de medicina para dedicarse plenamente a su mesiánica misión de combatir el apartheid
Generaciones crecidas en la miseria, condenadas a vivir hacinadas en precarios asentamientos y sin acceso a las alternativas de que gozaba la población blanca, habían mellado fatalmente la autoestima de la población negra. Solo quedaba la opción de un enfrentamiento abierto o una dura travesía en pos de una educación aceptable. Hasta aquí los agravios acumulados por la población de color eran innumerables.
Steve Biko no era indiferente a esta tragedia y no era un convencido de la “vía media”, como el que fue posteriormente premio nobel, Desmond Tutu. Abandonó la carrera de medicina para dedicarse plenamente a su mesiánica misión de combatir el apartheid. Hábil agitador y maestro del disfraz, daba verdaderos quebraderos de cabeza a la policía política. Su intervención intelectual en el levantamiento de Soweto sería el espejo en el que mirarse la juventud. Creó el Fondo fiduciario Zimele para asistir a los presos políticos y sus familiares. Su fama iba in crescendo.
El poder ilimitado e irresponsable de unas autoridades deslegitimadas para el uso del buen gobierno, pisó entonces el acelerador. El 18 de agosto de 1977, Biko fue arrestado por la policía en un control de carreteras. Cinco oficiales de policía investidos de la más absoluta impunidad, entre los que destacan los tristemente célebres Harold Snyman –mayor– y Nieuwoudt Gedeon – inspector– en aquel entonces, pusieron en práctica con una desmesura inusual aquello de que el estado es el único representante de la violencia legítima. Durante veintitrés días fue sometido a interrogatorios extremos. De las atenciones que le dispensaron al reo cabe destacar la de haberlo dejado en coma.
La consumación de la tragedia
El 11 de septiembre de 1977, su cuerpo exánime fue cargado en la parte trasera de un Land Rover para llevarlo en un infernal viaje de más de mil kilómetros a una cárcel con instalaciones hospitalarias en Pretoria. Todos los médicos de guardia se negaron a emitir un informe subordinado a los intereses de la policía, por lo que hubo que llamar a tres médicos militares.
Entretanto, el líder del congreso nacional africano Nelson Mandela, activista que proponía la integración racial como forma de combatir el apartheid, purgaba por aquel entonces 17 de los 28 años que llegó a estar preso en la terrible isla de Robben Island, némesis de cientos de náufragos por sus durísimas condiciones climatológicas y tumba en vida de miles de presos políticos condenados a cadena perpetua.Biko merece un reconocimiento especial por la convicción que le movió a enfrentar los abusos y la crueldad del régimen
El amigo personal de Biko, el también sudafricano y periodista blanco Donald Woods, tuvo acceso a las pruebas concluyentes del análisis forense y fotografió en la morgue al finado. A partir de ese momento, inició una cruzada contra el apartheid que le condujo al exilio.
Debido a su alto perfil, la noticia de la muerte de Biko creó conciencia rápidamente, revelando en todo el mundo la brutalidad del régimen. A su funeral asistieron más de 10.000 afines mientras se impedía el acceso a un número indeterminado de miles de personas, entre ellas numerosos embajadores y otros diplomáticos de Estados Unidos y Europa occidental.
La Comisión de la Verdad y Reconciliación, creada tras el fin del gobierno de la minoría blanca, informó que cinco exmiembros de las fuerzas de seguridad sudafricanas que habían admitido haber matado a Biko, habían solicitado ser acogidos por la promulgada ley de amnistía. Opción que les fue denegada. El mayor Harold Snyman (uno de sus verdugos) murió de cáncer de pulmón en 1997. Posiblemente en la apoteosis de su delirio sádico se tragó alguno de los cigarrillos con los que le causó las más de cuarenta quemaduras a su víctima.
Steve Biko merece un reconocimiento especial por la convicción que le movió a enfrentar los abusos y la crueldad del régimen de Pretoria. Peter Gabriel le honró con una canción inscrita en el género protesta basada en un ritmo local –el enzeny–, símbolo de lamento en los funerales Xosha.
Una de las estrofas dice así…
Puedes apagar de un soplo una vela
Pero no puedes hacerlo con un fuego
Una vez que la llama ha prendido
El viento hará que se extienda.
La muerte no es más que un cambio de misión. (Tolstoi)