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¿Puede una empresa de comida rápida exigir una carrera y dos años de experiencia para trabajar de cajero?
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Héctor G. Barnés

Empecemos por los principios

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Héctor G. Barnés

¿Puede una empresa de comida rápida exigir una carrera y dos años de experiencia para trabajar de cajero?

Cuando los niveles de paro son altos, las posibilidades que tiene un seleccionador de personal para elegir entre los candidatos potenciales se multiplican de manera exponencial.

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¿Puede una empresa de comida rápida exigir una carrera y dos años de experiencia para trabajar de cajero?

Cuando los niveles de paro son altos, las posibilidades que tiene un seleccionador de personal para elegir entre los candidatos potenciales se multiplican de manera exponencial. Si en el pasado muchos seleccionaban al trabajador “menos malo”, al no haber muchas más posibilidades, ahora se puede elegir prácticamente a cualquier tipo de empleado, con toda la formación y experiencia que se quiera. En muchas ocasiones, estas características perseguidas no están ni siquiera vinculadas de manera directa con la labor que se ha de realizar, sino que simplemente son una señal de estatus.

Uno de los casos más extremos, en este sentido, es el que ha visto la luz en el medio norteamericano USA Today esta misma semana. Según la información proporcionada por el periódico, una franquicia de McDonalds en Winchendon (Massachusetts) exige en una oferta pública de empleo la posesión de una carrera para poder optar al puesto de trabajo. La cosa no queda sólo ahí, sino que también solicita una experiencia mínima de entre uno y dos años. En un pasado, en la cadena estadounidense sólo aquellos que llegaban al nivel de encargado necesitaban una titulación superior.

¿Un precedente que marcará tendencia?

Que se intente buscar el mejor trabajador posible es algo que entra dentro de lo normal, pero este caso sienta unos precedentes peligrosos, sobre todo por las características del trabajo y las connotaciones que este tiene. Es ir un paso más allá: si en los últimos años, los licenciados universitarios acudían cada vez con más frecuencia a buscar trabajo en estas empresas por necesidad, ahora son las propias firmas las que reclaman este perfil de trabajador, excluyendo a otros.

Hay una fuerte competitividad por cada puesto de trabajo, y los jóvenes son los que más afectados se venEn muchos casos, trabajar en una cadena de comida rápida es el primer empleo para los jóvenes que buscan una ocupación a media jornada con la que sufragar sus estudios o la manera más sencilla de tomar contacto con el mundo laboral. Sin embargo, la crisis y la proliferación de este tipo de franquicias ha cambiado el estado de las cosas sensiblemente. Ahora estos empleos son el refugio para gran parte de la clase media o baja, ya no únicamente como dedicación temporal en espera de encontrar un trabajo mejor, sino también como otra carrera profesional más. Muchos universitarios han visto, después de concluir sus estudios, cómo los establecimientos de comida rápida eran el único lugar en el que eran recibidos con los brazos abiertos, pero eso tiene su lógica contrapartida.

Al elevar las exigencias de formación, de manera que sólo puedan acceder a dichos trabajos los ciudadanos con estudios superiores, los que en principio debían ser los candidatos ideales para tales puestos quedan excluidos. O, dicho de otra forma, si hasta para trabajar en un McDonald hay que tener una carrera, una amplia capa social de la población verá cómo su acceso al mercado laboral es virtualmente imposible. Esto tiene también su reflejo en la experiencia requerida, ya que la exigencia de al menos dos años en un puesto semejante imposibilita que este pueda ser un primer empleo. Y si esto no lo es, ¿cuál puede serlo?

A tal respecto, Evan Feinberg, presidente de la asociación de defensa de la juventud Generation Opportunit señaló que “tristemente, hemos dado lugar a una situación económica en la que hay una fuerte competición por todos los puestos de trabajo… y los jóvenes lo están pasando peor que el resto”.

Una noticia tomada con ironía

Algunos medios americanos han abordado este caso con un alto grado de sarcasmo, y para ello se han citado otros fragmentos de la oferta de trabajo que contrastan sensiblemente con las altas exigencias que la empresa requiere a sus futuros trabajadores. En especial, en lo que respecta al juvenil tono que emplea, con frases como “¡trabaja con tus amigos o haz otros nuevos!”, o “buscamos gente amistosa que quiera sonreír mientras sirve a montones de clientes cada día”.

Otro punto particularmente criticado de la oferta de empleo es aquel que se refiere a los beneficios que el trabajador puede obtener si es contratado por la cadena de comida rápida. No sólo seguro dental, sino también “una paga semanal junto a una ración extra de comida, compañeros y diversión”. Además, los uniformes son “gratuitos” y uno puede gozar de “descuentos en las comidas” y “programas de descuentos para empleados”. ¿Quién podría resistirse?

Cuando los niveles de paro son altos, las posibilidades que tiene un seleccionador de personal para elegir entre los candidatos potenciales se multiplican de manera exponencial. Si en el pasado muchos seleccionaban al trabajador “menos malo”, al no haber muchas más posibilidades, ahora se puede elegir prácticamente a cualquier tipo de empleado, con toda la formación y experiencia que se quiera. En muchas ocasiones, estas características perseguidas no están ni siquiera vinculadas de manera directa con la labor que se ha de realizar, sino que simplemente son una señal de estatus.