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¿Que cómo podemos poner solución a la economía? Preguntad a David Bowie
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Esteban Hernández

Empecemos por los principios

Por
E. H.

¿Que cómo podemos poner solución a la economía? Preguntad a David Bowie

El regreso de David Bowie fue sonado por muchos motivos. Y si hubo tanto ruido, no fue sólo porque llevase mucho tiempo sin editar un nuevo

El regreso de David Bowie fue sonado por muchos motivos. Y si hubo tanto ruido, no fue sólo porque llevase mucho tiempo sin editar un nuevo álbum o por los méritos artísticos de éste, sino porque además de las bazas típicas de una vuelta esperada, ideó una campaña de marketing casi perfecta. Después de haber sufrido un ataque al corazón en 2004, su presencia pública fue prácticamente nula, lo que disparó los rumores sobre su estado. En ese contexto, una fotografía suya, tomada en la calle de modo aparentemente casual, salió a la luz a través de un diario británico de gran difusión. Tuvo el carácter de gran noticia, porque era lo primero que se sabía en años del genio, y porque la imagen parecía apuntar un notable deterioro físico. El siguiente paso fue filtrar la noticia, también al mismo medio, de que había un nuevo álbum a la vuelta de la esquina. El tercer impacto lo logró al hacer pública la portada de su nuevo disco, un reciclaje de la que fuera imagen de uno de sus clásicos, Heroes, que parecía un completo fake. Para cuando llegó el álbum, todo el mundo estaba ya con los oídos abiertos. La difusión que logró fue extraordinaria.

Su obra ha transitado por toda clase de estilos, transformándose continuamente

Pero la visión empresarial que ha demostrado en su nuevo lanzamiento no es más que otro paso en la carrera de un tipo que siempre ha sabido sacar partido de sí mismo, hasta el punto que distintos expertos han encontrado inspiración en él para extraer lecciones sobre el mundo de los negocios. Es el caso de Peter Matheson, economista del Ministerio de Asuntos Exteriores británico, que ha buceado  en la impresionante trayectoria del cantante con el objetivo de encontrar soluciones a la crisis que estamos atravesando. Y las enseñanzas que entiende aplicables  a esta situación, tanto para personas como para países, son las siguientes:

La internacionalización. Bowie no sólo ha tenido éxito en todo el mundo, como corresponde a las estrellas del rock, sino que ha sabido recoger influencias de diferentes zonas geográficas, lo que ha contribuido notablemente a que sea una estrella global. Es un autor británico, ligado a movimientos, como el glam, nacidos en las islas, pero también tiene una etapa Berlín, más artística, y otra americana, donde vieron la luz discos como Young Americans. Ha colaborado con músicos de todas partes, y muchos de ellos, grandes estrellas estadounidenses como Iggy Pop, Nile Rodgers o Stevie Ray Vaughan. Para Matheson, esta visión internacionalista es vital para salir adelante hoy, y es lo que debería hacerse también en el ámbito de los países, derribando las fronteras que impiden el desarrollo del comercio.

El cambio permanente. Su obra ha transitado por toda clase de estilos, transformándose continuamente, siempre en busca de nuevas referencias, y siempre atenta a lo que exigen los tiempos y las modas, cuando no anticipándolas. No sólo fue el  precursor del glam o de la new wave, sino que supo adaptarse a los nuevos tiempos cuando la moda fue por delante de él, como en hizo con el pop ochentero en Let’s Dance o como ha hecho en The Next Day: sabiendo que hoy los tiempos en el rock están hechos de nostalgia, reactualizó uno de sus periodos creativos, el de la era Berlín para darnos un disco que, como Lodger, podría haber firmado a finales de los setenta. Esa diversidad y esa capacidad de adaptación es la que Matheson entiende indispensables para la economía moderna, donde la diversificación resulta crucial.

El mundo de los negocios está encontrando una fuente de inspiración en el arte

Saber recuperarse de los fracasos. No siempre han ido bien las cosas a Bowie, que ha sufrido algún bajón creativo, pero ha sabido sobreponerse a los malos tiempos y regresar con más fuerza. En ocasiones, los intentos de variar de rumbo no han salido como esperaba y los resultados artísticos y comerciales se alejaron mucho de lo que se le exigía (y de lo que él se exigía a sí mismo), pero supo responder con nuevas iniciativas que hicieron olvidar los pasos erróneos. Según Matheson, esta es otra de las enseñanzas que podemos extraer de la experiencia Bowie: el cambio de rumbo, guiado por las iniciativas fallidas, es imprescindible.

Pero estas tres virtudes no deben hacer olvidar que Bowie es más que eso, y que el talento que posee, señala Matheson, le ha hecho buscar la excelencia a través de la innovación, algo que necesitamos con urgencia.

En todo caso, el interés por Bowie señala hasta qué punto el mundo de los negocios, tradicionalmente alejado de los ámbitos artísticos, está encontrando en ellos una fuente de inspiración. Probablemente porque en el pasado los dos terrenos demandaban virtudes contrapuestas. Pero hoy cada vez tienen más que ver, por lo que es probable que este tipo de interrelaciones se multipliquen.

El regreso de David Bowie fue sonado por muchos motivos. Y si hubo tanto ruido, no fue sólo porque llevase mucho tiempo sin editar un nuevo álbum o por los méritos artísticos de éste, sino porque además de las bazas típicas de una vuelta esperada, ideó una campaña de marketing casi perfecta. Después de haber sufrido un ataque al corazón en 2004, su presencia pública fue prácticamente nula, lo que disparó los rumores sobre su estado. En ese contexto, una fotografía suya, tomada en la calle de modo aparentemente casual, salió a la luz a través de un diario británico de gran difusión. Tuvo el carácter de gran noticia, porque era lo primero que se sabía en años del genio, y porque la imagen parecía apuntar un notable deterioro físico. El siguiente paso fue filtrar la noticia, también al mismo medio, de que había un nuevo álbum a la vuelta de la esquina. El tercer impacto lo logró al hacer pública la portada de su nuevo disco, un reciclaje de la que fuera imagen de uno de sus clásicos, Heroes, que parecía un completo fake. Para cuando llegó el álbum, todo el mundo estaba ya con los oídos abiertos. La difusión que logró fue extraordinaria.