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Las tasas de mortalidad de los cirujanos británicos son públicas ¿Deberíamos hacer lo mismo en España?
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Iván Gil

Empecemos por los principios

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Iván Gil

Las tasas de mortalidad de los cirujanos británicos son públicas ¿Deberíamos hacer lo mismo en España?

Los pacientes de los hospitales públicos del Reino Unido pueden consultar desde hoy cuál es la tasa de mortalidad de cada cirujano antes de meterse a quirófano.

Foto: Las tasas de mortalidad de los cirujanos británicos son públicas ¿Deberíamos hacer lo mismo en España?
Las tasas de mortalidad de los cirujanos británicos son públicas ¿Deberíamos hacer lo mismo en España?

Los pacientes de los hospitales públicos del Reino Unido pueden consultar desde hoy cuál es la tasa de mortalidad de cada cirujano antes de meterse a quirófano. La medida ha generado duras resistencias entre una parte de la comunidad médica, que se niega a ofrecer sus estadísticas profesionales apoyándose en la ley de protección de datos. Varios hospitales también se han mostrado contrarios a la iniciativa por su supuesta incompatibilidad legal.

Hasta ahora, estas estadísticas se ofrecían en términos generales, codificando tanto el nombre de los médicos como de los hospitales para preservar su confidencialidad, como ocurre en España. Sin embargo, cuando hay vidas en juego, no todo el mundo está de acuerdo en que prevalezca la confidencialidad de los profesionales.

¿Es éticamente aceptable hacer públicas las estadísticas profesionales de los médicos con nombre y apellido? Y lo que es igual o más importante, ¿cuáles serán sus efectos positivos y cuáles los negativos? Los defensores de esta medida se apoyan en la máxima de la trasparencia informativa dentro de la función pública, y apuntan a que será un revulsivo para que los médicos se esfuercen más y desciendan así los casos de negligencia.

En EEUU se implantó una medida similar en 1988 con unos resultados mucho mejores de los esperados, en lo que se refiere al descenso de las tasas de mortalidad. Con esta información, los pacientes pueden decantarse por operarse en los hospitales con menor mortalidad, aunque ello también llevaría a un aumento del tiempo de espera para ir a quirófano.

Una guía sobre la profesionalidad de los médicos

Entre los puntos débiles de la iniciativa, sus detractores advierten sobre el hecho de que podría desanimar a los cirujanos a enfrentarse a las intervenciones quirúrgicas más complicadas por temor a empeorar sus puntuaciones. Por ejemplo, la cirugía de urgencias o la cardiovascular (sobre todo a partir de los 70 años) tienen unas tasas de mortalidad mucho mayores a los de otro tipo de operaciones, por lo que podría desincentivar a ciertos médicos a llevarlas a cabo.La iniciativa será un revulsivo para que los médicos se esfuercen más y desciendan así los casos de negligencia

Por otra parte, está demostrado que los cirujanos que menos operaciones realizan al cabo del año son los que obtienen peores resultados en quirófano, por lo que esta medida podría llevarlos a aumentar su número de intervenciones y, por tanto, el rendimiento del servicio público de salud. A partir de las estadísticas ofrecidas por el NHS se puede saber, por ejemplo, que el cirujano Simon Payne, del Hospital de Portsmouth, tiene una tasa de mortalidad del 31%, mientras que la de Philip Chan, del Hospital Universitario de Sheffield, es del 18,2%. Además, el primero de ellos solo realizó 16 operaciones en el periodo analizado, que va de 2008 a 2012. Otros cirujanos con unas tasas mucho menores realizaron una media de 75 operaciones durante este mismo periodo.

Los cirujanos torácicos fueron los primeros en someterse a una experiencia piloto de este tipo, que mejoró las tasas de mortalidad y no desincentivó a los médicos a la hora de llevar a cabo operaciones arriesgadas. Unos resultados que hacen ser optimistas a los promotores de la medida, que de ser exitosa podría traspasar fronteras. 

Los pacientes de los hospitales públicos del Reino Unido pueden consultar desde hoy cuál es la tasa de mortalidad de cada cirujano antes de meterse a quirófano. La medida ha generado duras resistencias entre una parte de la comunidad médica, que se niega a ofrecer sus estadísticas profesionales apoyándose en la ley de protección de datos. Varios hospitales también se han mostrado contrarios a la iniciativa por su supuesta incompatibilidad legal.