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La nueva Erin Brockovich: “Me enfrenté a los matones y gané”
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Miguel Ayuso

Empecemos por los principios

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Miguel Ayuso

La nueva Erin Brockovich: “Me enfrenté a los matones y gané”

Alex Gibson trabajaba como secretaria en una oficina de Bangor, en el norte de Gales. Aunque sufría dislexia, sus jefes nunca fueron comprensivos

Foto: Alex Gibson. (Bangor University)
Alex Gibson. (Bangor University)

Alex Gibson, de 36 años, trabajaba como secretaria en una oficina de Bangor, en el norte de Gales. Aunque sufría dislexia, sus jefes nunca fueron comprensivos con su enfermedad. Nada más comenzar a trabajar, en octubre de 2010, le encomendaron tareas imposibles de realizar si se padece el trastorno. Aunque conocían perfectamente que Gibson era disléxica, los directivos le obligaron a tomar notas de las reuniones, para después reirse de ella. 

“El estrés del trabajo me provocó problemas de ansiedad. Mi pelo se caía y no podía dormir”, ha explicado la secretaria al Daily Mail. “No podía seguir el ritmo de las reuniones y mis colegas, en vez de ayudarme, me ridiculizaban”. El acoso laboral llegó incluso más lejos. Después de tener un accidente de bicicleta, que le obligó a mantener el brazo en cabestrillo, un jefe le dijo que no podía venir a trabajar llevando ningún tipo de brazalete. Poco después, cansada del bullying, Gibson dejó el trabajo, pero con un claro objetivo: “Empecé a montar un caso para representarme a mí misma. No iba a dejar que se salieran con la suya”.

Empezar la universidad era un reto mucho más grande para Alex que para el resto

Gibson, que tenía un sueldo de 16.000 libras al año, no tenía dinero suficiente para pagar a un abogado, así que decidió matricularse en el grado de derecho para pelear ella misma en los tribunales. “Obtuve la inspiración de la película Erin Brockovich. Ella ganó contra todo pronóstico y estaba decidida a hacer lo mismo. Estoy muy contenta. Me enfrenté a los matones y gané”.

Sí, se puede estudiar con dislexia

En 2011, justo después de dejar su trabajo, Gibson empezó a estudiar en la Universidad de Bangor. Sólo un año después, en febrero de 2012, se representó a sí misma en el tribunal de trabajo y logró demostrar que había sido víctima de discriminación por discapacidad y acoso. La empresa le ofreció una indemnización de cuatro cifras, pero Gibson se negó y siguió batallando.

La semana pasada Gibson logró un doble objetivo: venció a su antigua empresa y finalizó la carrera de derecho, que ha logrado terminar en sólo dos años. La Universidad de Bangor se volcó con Gibson y la ofreció tutorías especiales para su discapacidad. Un portavoz del centro educativo expuso públicamente sus felicitaciones e insistió en la tenacidad de su estudiante: “Empezar la universidad era un reto mucho más grande para Alex que para el resto”.

Finalmente Gibson pudo emular a  Erin Brockovich, la protagonista de la película del mismo nombre (dirigida por Steven Soderbergh y protagonizada por Julia Roberts), que en los años noventa logró enfrentarse a la empresa Pacific Gas and Electric Company, que estaba contaminando el agua potable del municipio de Hinkley con cromo hexavalente. 

Alex Gibson, de 36 años, trabajaba como secretaria en una oficina de Bangor, en el norte de Gales. Aunque sufría dislexia, sus jefes nunca fueron comprensivos con su enfermedad. Nada más comenzar a trabajar, en octubre de 2010, le encomendaron tareas imposibles de realizar si se padece el trastorno. Aunque conocían perfectamente que Gibson era disléxica, los directivos le obligaron a tomar notas de las reuniones, para después reirse de ella.