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Haz de tu martes un sábado, es mucho mejor
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David Pulido

Psicólogos 4YOU

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Haz de tu martes un sábado, es mucho mejor

La situación actual ha aumentado en muchos casos la carga de trabajo y la duración de las jornadas laborales hasta el límite de nuestras propias fuerzas:

La situación actual ha aumentado en muchos casos la carga de trabajo y la duración de las jornadas laborales hasta el límite de nuestras propias fuerzas: llegamos al viernes noche sin haber hecho nada más durante la semana que trabajar o pensar en el trabajo y nos desplomamos en el sofá con la única intención de recuperar fuerzas para volver a encarar el lunes. En estos momentos, el realizar actividades con la pareja o los amigos, o sacar tiempo para un hobby, se convierte más en una obligación estresante que en una forma de descanso y solemos negarnos.

Siendo España un país de larga tradición en el disfrute del ocio, los cambios durante las dos últimas décadas en el modelo laboral nos han pillado con el pie cambiado: exiliamos el placer al fin de semana, que es cuando estamos saturados, extenuados y con la ansiedad de quien ha tenido en su cabeza de manera constante las obligaciones laborales. Esto nos impide abrazar el ocio de manera proactiva, privándonos de todos sus beneficios. La solución es, tal y cómo otros países vienen haciendo desde hace años, dosificar durante la semana ese tiempo que destinamos al ocio.

Si bien es cierto que durante el fin de semana solemos disponer de un tiempo mayor para el descanso, imprescindible para la desconexión del estrés laboral, es un enorme error desterrar todo el ocio a esos dos días, desaprovechando los otros cinco para hacer actividades gratificantes que pueden verdaderamente cambiar nuestro foco de atención diario y proporcionarnos muchos efectos positivos terapéuticos.

Cortafuegos de la ansiedad

No debemos vacilar porque nuestros horarios parezcan incompatibles con el poder programar algo divertido cada día. Precisamente porque trabajamos mucho y hasta tarde, no podemos acostarnos sin haber hecho alguna actividad placentera que actúe como paréntesis de las preocupaciones laborales y nos obligue a delimitar el contexto laboral de las otras áreas de nuestra vidas. Además, cada actividad posee sus propias características beneficiosas, como por ejemplo las asociadas a las deportivas ya tan conocidas. Salir a correr tras la jornada de trabajo, apuntarse a bailes de salón o quedar con un compañero para jugar al paddle son factores de invulnerabilidad frente al estrés, verdaderos cortafuegos de la ansiedad.Tenemos que delimitar el contexto laboral de las otras áreas de nuestras vidas

Tampoco puede ser excusa el estar exhaustos tras el trabajo: todos hemos comprobado que no por irnos antes a la cama, durante una época de estrés, vamos a despertarnos más descansados y, por el contrario, cómo a veces el forzarnos a hacer actividades que en principio nos parecían costosas hacen que nos sintamos luego con más fuerzas. Y es que, recordemos que una de las correlaciones más demostradas en la psicología es la que se establece entre el aumento de la actividad y la mejora del estado del ánimo. Muchas veces decimos que no hacemos cosas "porque no tenemos ánimo" cuando la relación es la contraria: ¡No tenemos ánimo porque no hacemos cosas!

No todas las actividades gratificantes tienen por qué ser físicas. Quedar con los amigos a tomar una cerveza, dar un paseo agradable o ver una película también ayudará a que nuestro estado de ánimo mejore rápidamente.

Realizar ocio durante la semana va a aumentar nuestro círculo social, aumentando a su vez las posibilidades de llevar a cabo nuevas y más gratificantes actividades de ocio. Va a servir para ponernos retos nuevos frente a los que tendremos que aprender estrategias de afrontamiento y optimizar nuestras habilidades sociales. Obligándonos, en definitiva, a reinventarnos y sentirnos más realizados.La solución pasa por dosificar durante la semana el tiempo que destinamos al ocio

Por último, el compartir el ocio entre semana con nuestra pareja o amigos va a mejorar la relación que tenemos con ellos, al condicionarse el valor positivo de la actividad realizada con estas personas. Todo lo contrario que nos pasa cuando les acabamos asociando  al cansancio y a la apatía que nos acompaña cuando salimos del trabajo y nos encerramos en casa a seguir rumiando la jornada que se aproxima.

Cómo hacer de tu martes un sábado

1. Apúntate a una actividad programada: Esto nos obliga a acudir, incluso cuando la pereza se alíe con el estrés. También nos facilita conocer gente nueva y cambiar más rápidamente “el chip” a modo lúdico. Si el trabajo que realizamos requiere un gran esfuerzo mental es preferible una actividad física, como hacer deporte. Si por el contrario nuestro trabajo nos desgasta el cuerpo, es mejor elegir una actividad gratificante orientada hacia la relajación.   

2. Crea tus propias rutinas: Si no es posible apuntarnos a actividades programadas, las podemos hacer nosotros mismos creando días concretos para actividades fijas que elijamos. Hagamos lunes de cine o jueves de cafetería. Convoquemos a amigos y hagámosles partícipes de este cambio de estilo de vida

3. Ten pequeñas actividades placenteras en la reserva: Cuando no hay tiempo material para realizar una actividad o nos falla alguna programada, siempre podemos acudir a una lista de actividades gratificantes personales que no requieren tiempo o recursos, como darse un baño caliente, escuchar música dando un paseo o comprar nuestra revista preferida.

4. Planea, comparte y rememora cada actividad: La actividad de ocio no sólo se disfruta durante su ejecución, podemos alargarlas mucho más: El pensar en ellas y comentarlas durante la semana es parte de su disfrute, así como dedicarnos un tiempo para recordarlas y reforzarnos por haberlas realizado. Centrar nuestros pensamientos en el ocio es incompatible con obsesionarnos con los problemas laborales.   

La situación actual ha aumentado en muchos casos la carga de trabajo y la duración de las jornadas laborales hasta el límite de nuestras propias fuerzas: llegamos al viernes noche sin haber hecho nada más durante la semana que trabajar o pensar en el trabajo y nos desplomamos en el sofá con la única intención de recuperar fuerzas para volver a encarar el lunes. En estos momentos, el realizar actividades con la pareja o los amigos, o sacar tiempo para un hobby, se convierte más en una obligación estresante que en una forma de descanso y solemos negarnos.