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Cuando dices “yo controlo” es el mejor momento para no conducir
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Vicente Prieto

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Cuando dices “yo controlo” es el mejor momento para no conducir

Todos pensamos que los accidentes de tráfico los van a tener los demás, sin darnos cuenta de que nosotros somos los otros de los otros. Como

Todos pensamos que los accidentes de tráfico los van a tener los demás, sin darnos cuenta de que nosotros somos los otros de los otros. Como consecuencia de ese pensamiento mágico de que “no nos va a pasar nada”, hay personas que erróneamente piensan que aunque consuman determinadas sustancias (alcohol, porros, coca, entre otros), no les va a afectar para conducir. Suelen decir a sus acompañantes, “no te preocupes que yo controlo”, como si pudiesen controlar los efectos de la química en su organismo. Terrible decisión irresponsable que va a ocasionar una altísima probabilidad de tener un accidente poniendo en riesgo su vida y las de muchas personas inocentes.

Las drogas son todas aquellas sustancias que tienen la capacidad de modificar el funcionamiento del sistema nervioso central. El uso regular puede provocar tolerancia y dependencia y el abuso deteriora al organismo, produce trastornos psicológicos y genera dificultades a nivel personal, familiar y social. Esto siempre es así en todas las personas, incluidos los conductores de vehículos.

No hay consumo sin riesgo cuando hablamos de un comportamiento tan complejo como es la conducción de un vehículoA pesar de que existe mucha información sobre los tipos de drogas y sus efectos, sigue habiendo mucha confusión en la población general acerca de su consumo: “yo no soy una persona adicta y por lo tanto puedo consumir con control”, “un bajo consumo no me afecta para nada y puedo conducir”.... Este tipo de planteamientos ante las drogas nos va separando cada vez más de un criterio de suma importancia y es que no hay consumo sin riesgo cuando hablamos de un comportamiento tan complejo como es la conducción de un vehículo. Es evidente que sólo la información no cambia el comportamiento de las personas aunque es necesario seguir insistiendo con las campañas que se hacen desde Tráfico y otras entidades, pero sobre todo desde la familia, para facilitar el no consumo en general y cuando se conduce, en particular.

Todos los tipos de drogas afectan a la conducción

Las sustancias depresoras del SNC (sistema nervioso central), como el alcohol, la heroína, las pastillas para disminuir la ansiedad, o las que facilitan el sueño, provocan alteraciones cognitivas, problemas de atención, concentración y memoria, altibajos emocionales, alteran la capacidad de alerta y el tiempo de reacción y los reflejos. Todas estas funciones son imprescindibles para la seguridad en la conducción y por lo tanto su alteración es un factor de alto riesgo. Si estás tomando este tipo de drogas no puedes ni debes conducir, recuerda que no sólo vas tú por la carretera, no te pongas en peligro y respeta a los demás.

Las drogas estimulantes del SNC, como la cocaína, anfetaminas, nicotina y cafeína, entre las más importantes, provocan aceleración mental, hiperactividad, disminución de la fatiga, reducción del sueño, ideas paranoides y depresión, falsa sensación de control, descoordinación, entre algunos de los efectos mas frecuentes y limitantes para conducir. Si estás consumiendo este tipo de drogas, no puedes ni debes conducir.

Las drogas perturbadoras del SNC, como el LSD, hachís, marihuana, éxtasis, es decir sustancias alucinógenas, provocan sensación de lentitud en el paso del tiempo, somnolencia, alteraciones sensoriales, dificultades en las funciones complejas, descoordinación de movimientos y alucinaciones. Todas ellas limitan la capacidad del conductor y aumentan el riesgo de accidente. Si estás tomando este tipo de drogas no estás capacitado para conducir y por lo tanto, no lo hagas.

Trabajando la prevención

La prevención de las drogas pasa por la educación que los padres dan a sus hijos. Son los principales responsables de su educación y una de las responsabilidades más importantes es proteger y facilitar su salud. En general, la mayoría lo hacen bien, pero en la consulta de psicología vemos con mucha frecuencia  que algunos de ellos, lejos de ser un modelo para sus hijos, son el peor ejemplo. Tenemos que ser cuidadosos con nuestros comportamientos y, sobre todo, observar los comportamientos de nuestros hijos, como un menor rendimiento académico, cambios llamativos de comportamientos, mirarles a los ojos, observar cómo huelen, si les cuesta dormir o si están durmiendo demasiado, en definitiva, estar pendientes de ellos.

Con todo lo descrito anteriormente hay que seguir concienciando a la población de que no hay consumo sin riego. No es suficiente hacer un llamamiento a la responsabilidad de cada persona para no consumir drogas en el caso que tengan que conducir, ni aumentar los controles, ni aumentar las sanciones cuando se cometen infracciones. Todo esto es necesario, pero hay que hacer más hincapié en mejorar la evaluación de las aptitudes psicofísicas requeridas para obtener el permiso o la licencia de conducción. El psicólogo y el resto de los profesionales que intervienen en la exploración de las aptitudes necesarias para conducir, haciendo un trabajo en equipo, deberían utilizar la metodología necesaria para recoger la información y los datos relevantes de una persona y discriminar si ésta está consumiendo algún tipo de droga y tomar decisiones sobre si se le concede o no dicho permiso e iniciar un proceso de supervisión y prevención de comportamientos de riesgo.

Todos pensamos que los accidentes de tráfico los van a tener los demás, sin darnos cuenta de que nosotros somos los otros de los otros. Como consecuencia de ese pensamiento mágico de que “no nos va a pasar nada”, hay personas que erróneamente piensan que aunque consuman determinadas sustancias (alcohol, porros, coca, entre otros), no les va a afectar para conducir. Suelen decir a sus acompañantes, “no te preocupes que yo controlo”, como si pudiesen controlar los efectos de la química en su organismo. Terrible decisión irresponsable que va a ocasionar una altísima probabilidad de tener un accidente poniendo en riesgo su vida y las de muchas personas inocentes.