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La adicción al juego, cómo identificarla y qué podemos hacer
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Vicente Prieto

Psicólogos 4YOU

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La adicción al juego, cómo identificarla y qué podemos hacer

La actividad de jugar ha acompañado a los humanos desde siempre. En todas las culturas se han desarrollado diferentes formas de entretenimiento, a las que se

La actividad de jugar ha acompañado a los humanos desde siempre. En todas las culturas se han desarrollado diferentes formas de entretenimiento, a las que se les ha añadido la posibilidad de apostar. Con la evolución de los juegos de azar cualquier persona puede tener acceso a la amplia variedad de formas de apostar en distintas actividades, con la percepción errónea de ganar dinero de manera rápida y fácil. El acceso fácil y la publicidad de dichos juegos (casinos, apuestas deportivas, loterías tradicionales, cupones, loterías rápidas, cartas, dados, máquinas tragaperras, etc.), junto a variables personales y sociales, facilitan que cada vez haya más personas con dificultades para controlar los comportamientos relacionados con la actividad de jugar.

Las señales de alarma que nos indican que podemos estar ante un problema de juego patológico son las siguientes:

- La persona tiene una preocupación frecuente e intensa por el juego o para obtener dinero para jugar.

- Apuestan más cantidad de dinero del que tenían previsto inicialmente y/o van aumentando progresivamente el tiempo que dedican a jugar.

- Sensación de intranquilidad e irritabilidad en situaciones en las que no pueda jugar, síndrome de abstinencia.

- Pérdidas de dinero como consecuencia del juego e intentos de recuperar las pérdidas, invirtiendo cada vez más dinero.

- Estados emocionales que cursan con ansiedad y depresión.

- Dificultades en la relación familiar, amistades e incluso a nivel laboral.

- Contraer deudas con bancos, familiares o amigos.

- En muchos casos problemas delictivos como robos.

- Consumir alcohol a veces como excusa para jugar.

Una de los primeros pasos que tiene que dar una persona con este tipo de dificultades es reconocer que efectivamente tiene este problema. Le ayudará hacer un registro objetivo, con datos encima de la mesa, de los gastos que tiene al mes, de sus deudas, de cómo se siente, de sus pensamientos relacionados con el juego, cómo le ve su familia y amistades, en qué se ve limitado como consecuencia del juego. Si reconoce que tiene este problema porque reúne la mayor parte de las características comentadas, es imprescindible ponerse en contacto con un psicólogo que trabaje con este tipo de casos para iniciar una intervención psicológica con el principal objetivo de no volver a jugar. Es muy difícil salir sólo por lo que se necesita el apoyo familiar para superar la fase de abstinencia y para realizar cambios importantes en su vida cotidiana. Hay que ponerse en marcha para diseñar objetivos en todas las áreas importantes de su vida y recuperar la ilusión por las cosas, por la familia, por los amigos, por su ocio, por su salud.

Los módulos de trabajo en la intervención psicológica son los siguientes, teniendo en cuenta que hay que hacer un traje a medida de la persona y su situación:

Conocer el problema: Se le explica el diagnóstico y sus características. Las fases de esta adicción. Los factores que le han llevado a jugar de manera compulsiva. En qué consiste el pensamiento mágico del jugador, que no es otra cosa que asociar una circunstancia a ganar o perder en la apuesta del juego, como por ejemplo llevar una determinada camisa por pensar de manera irracional que le da suerte porque un día salió un especial y la llevaba puesta. Se evalúa y se objetiva las consecuencias psicológicas, emocionales, familiares y sociales de mantener una adicción de estas características.

Conocer el tratamiento. Tratamiento cognitivo-conductual focalizando la atención terapéutica en el entrenamiento en estrategias para disminuir la ansiedad y gestionar las emociones, intervención para ganar estabilidad emocional y salir de la depresión. Cambiar los pensamientos erróneos sobre su vida en general y sobre el juego en particular. Cómo manejar situaciones conflictivas, gestión del dinero y deudas. Intentar mejorar la relación familiar. Entrenamiento en habilidades sociales para romper con el aislamiento y la soledad y aprender a resolver problemas. Planificación del tiempo que antes lo dedicaba a jugar y que a partir de ahora tendrá actividades alternativas. Fortalecer la autoestima y cómo prevenir las recaídas. Implicar a la familia para facilitar el control del juego y reducir riesgos. El psicólogo utilizará técnicas y entrenamientos para llegar a los objetivos diseñados para cada uno de los aspectos descritos. También es importante conocer la experiencia de otras personas que han pasado por esta situación y que afortunadamente han conseguido dejar de jugar. Participar en alguna asociación de exjugadores puede complementar la intervención psicoterapéutica.

Conseguir una buena adherencia al tratamiento. Es muy importante que tanto la persona y su familia se impliquen en el tratamiento psicológico. Tener claro que quiere dejar de jugar y motivarse para ello. Aprender a prevenir recaídas y afrontarlas en el caso en que se den. Cumplir las tareas que le mande el psicólogo y asistir regularmente a las citas.

Cada vez hay más personas con este trastorno del comportamiento, pero afortunadamente la intervención psicológica es muy eficaz para resolver estos problemas. Pero el mejor tratamiento es la prevención por lo que es importante ser conscientes de las consecuencias que tienen nuestros comportamientos a corto, medio y largo plazo.

La actividad de jugar ha acompañado a los humanos desde siempre. En todas las culturas se han desarrollado diferentes formas de entretenimiento, a las que se les ha añadido la posibilidad de apostar. Con la evolución de los juegos de azar cualquier persona puede tener acceso a la amplia variedad de formas de apostar en distintas actividades, con la percepción errónea de ganar dinero de manera rápida y fácil. El acceso fácil y la publicidad de dichos juegos (casinos, apuestas deportivas, loterías tradicionales, cupones, loterías rápidas, cartas, dados, máquinas tragaperras, etc.), junto a variables personales y sociales, facilitan que cada vez haya más personas con dificultades para controlar los comportamientos relacionados con la actividad de jugar.