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¿Las 'esteladas'? ¿En serio? Lo que los partidos están escondiendo
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Esteban Hernández

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¿Las 'esteladas'? ¿En serio? Lo que los partidos están escondiendo

La campaña está lanzada y la polémica sobre una bandera determinada es parte de ella. Es una discusión falsa que utilizan para ocultar una realidad de la que se niegan a hablar

Foto: Lo que te causan no es indignación, es desesperación. (iStock)
Lo que te causan no es indignación, es desesperación. (iStock)

Me da un poco de pena lo de Errejón. Si Podemos ha llegado hasta aquí se debe en buena parte a que sus tesis posibilitaron que la izquierda saliera de los lugares marginales que ocupaba en la política española y que se subiera a la ola que está agitando Europa y Estados Unidos. Pero su jefe de filas ha decidido que ahora no toca populismo sino izquierdismo, y ha optado por acogerse a fórmulas que les pueden beneficiar en el próximo mes y que empezarán a pasarles factura el día después de las elecciones.

Los palos a la transversalidad

Hace casi un mes, Errejón publicó en Ctxt.es, una publicación en la que tienen cabida artículos extensos y razonados, una reflexión explicando el momento de Podemos e insistiendo en tesis más o menos conocidas. El resultado fue que varias personas de izquierda se tomaron la molestia de escribir textos densos para rebatirle, y un par de miembros de su equipo han contestado a su vez. El artículo tiene aspectos interesantes, otros menos, pero contiene un elemento sin el cual no es posible entender la política actual: “El 15M tenía un componente mínimamente 'conservador' que no impugnaba el todo, sino que se inscribía dentro del discurso de su época para darle la vuelta: el problema no era que las promesas fueran falsas, sino que no se habían cumplido”. Y es cierta: esa confrontación entre lo esperado, porque había sido prometido, y lo que se obtiene, está tejiendo todas las opciones alternativas de la política actual, aunque en el caso de Podemos, quizá de una manera sorprendente, se aplique mucho más a lo institucional que a lo material.

La previsible campaña Cuba-Venezuela ha tomado cuerpo esta semana de forma insistente: radicalismo, extrema izquierda, debacle, horror, caos

En todo caso, el artículo de Errejón no es un mal ejemplo de la dinámica interior de Podemos. Errejón escribe algo, los suyos le atizan, y fuera no se enteran de estos debates y menos aún les importan. La transversalidad requiere, más que debatir sobre ella, poner en marcha discursos, políticas y argumentos que la promuevan, y no es el caso.

PP, C's y PSOE

Lo del PP no me da pena, me causa hartazgo. La previsible campaña Cuba-Venezuela ha tomado cuerpo esta semana de forma insistente: radicalismo, extrema izquierda, debacle, caos, y todo este tipo de cosas que dan cuerpo a su retórica, como hemos explicado desde aquí en diversas ocasiones.

Les es útil, en tanto tiende a cerrar filas y fomenta la recogida de los votos del miedo, pero también es una estrategia pobre, que se queda en lo discursivo y apenas desciende a lo concreto, y que llegado el momento se le puede volver en contra, como le pasó a Esperanza Aguirre en Madrid y como les ha ocurrido en tantas otras ocasiones. C's está utilizando una versión moderada de esta táctica: sus ideas son semejantes, solo que incluyendo en más ocasiones las palabras estabilidad, corrupción y regeneración constitucional.

La idea aquella de sacar a relucir el “Puedo prometer y prometo” es buena muestra de hasta qué punto ignoran la sociedad en la que están

Lo del PSOE va un paso más allá. Sometido a presiones desde la izquierda y desde la derecha, desde fuera y desde dentro, los socialistas viven un momento complicado y especialmente difícil de manejar. En ese escenario, Pedro Sánchez está eligiendo un mal camino, el de un posicionamiento blando y demasiado impostado. La idea aquella de sacar a relucir el “Puedo prometer y prometo” es buena muestra de hasta qué punto ignoran cuál es su lugar. Si quieren fijarse en Suárez, mejor podrían repasar las páginas que José Luis Sanchís dedica en '¿De qué color llevaba Adolfo los calcetines?' (Ed. Península) a sus momentos finales en la Presidencia del Gobierno y a las tácticas que estaban empleando, los suyos y los otros, para sacarle de la Moncloa, porque les vendrán bien.

¿Las 'esteladas'?

Y en fin, en estas estábamos cuando aparecieron las 'esteladas'. Os diré algo: las facturas de la luz, agua, gas, y teléfono son mucho más elevadas que hace unos años; los precios de la gasolina y del transporte son infames; tener una casa en propiedad se está convirtiendo en un lujo; se pagan muchos más impuestos directos e indirectos que antes; el trabajo se ha convertido en algo permanentemente inestable, y eso cuando lo tienes. Las clases populares lo están pasando mal, las clases medias también y hasta las clases medias altas le están viendo las orejas al lobo. El deterioro económico ha afectado más a unos estratos que a otros, como es obvio, pero afecta a gran parte de la población en forma de dificultades para afrontar el fin de mes o de inseguridad vital o de imposibilidad de tejer proyectos a medio plazo, o de la sensación de fatalidad o de sentir que no se forma parte de comunidad alguna. Esto es lo que hay, y no se puede ocultar detrás de una polémica sobre banderas con estrellas.

O no viven en la realidad o, lo que es peor, saben lo que hay y como no se les ocurre qué hacer para solucionarlo, lo ocultan en sus discursos

Pero la campaña ni está yendo sobre esto ni irá. Lo máximo de lo que se hablará será de hacer lo necesario para cumplir el déficit, o de las agotadoras promesas estilo “vamos a crear millones de puestos de trabajo; no lo hemos hecho cuando hemos podido, pero creednos porque ahora va a ser distinto” o de “tenemos que ayudar a las personas en situación de emergencia social”. La economía real de la gente real estará ausente de la campaña, algo que solo admite dos posibilidades: o nuestros dirigentes viven en el mundo de la fantasía o, lo que es peor, son tan conscientes de la realidad que, como no saben qué hacer o creen que no pueden hacer nada, prefieren evitarla en sus discursos.

Me da un poco de pena lo de Errejón. Si Podemos ha llegado hasta aquí se debe en buena parte a que sus tesis posibilitaron que la izquierda saliera de los lugares marginales que ocupaba en la política española y que se subiera a la ola que está agitando Europa y Estados Unidos. Pero su jefe de filas ha decidido que ahora no toca populismo sino izquierdismo, y ha optado por acogerse a fórmulas que les pueden beneficiar en el próximo mes y que empezarán a pasarles factura el día después de las elecciones.

Movimiento 15M Moncloa Esperanza Aguirre Íñigo Errejón