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La extraña coincidencia entre 'Billions' y el escándalo de una cadena de comida
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Esteban Hernández

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La extraña coincidencia entre 'Billions' y el escándalo de una cadena de comida

Chipotle, una popular franquicia estadounidense especializada en burritos, ha caído en bolsa por problemas de salud pública. Quizá no sea casual, como contó la serie 'Billions'

Foto: Un local de Chipotle en Seattle. (David Ryder / Reuters)
Un local de Chipotle en Seattle. (David Ryder / Reuters)

Es probable que muchos lectores conozcan ya la serie 'Billions', pero si no es así, no puedo más que recomendarla. Funciona como mero entretenimiento, posee giros inesperados, sabe dosificar la información para mantener al espectador atento, pero sobre todo es útil para comprender cómo funcionan hoy las cosas en el capitalismo financiarizado. Brian Koppelman, un exdirectivo discográfico, guionista y cineasta, y Andrew Ross Sorkin, quien fuera periodista de ‘The New York Times’ especializado en fusiones y adquisiciones y gran conocedor del mundo del 'private equity' y de los 'hedges', están al frente de ella. En sus capítulos se describe la lucha entre un fiscal que combate las prácticas fraudulentas del entorno financiero y uno de los multimillonarios al frente de uno de esos fondos, un hombre hecho a sí mismo, proveniente de la clase baja, y exitoso a raíz de haber obtenido grandes beneficios el 11-S. Ambos juegan sucio; uno porque es consciente de que con esos enemigos hay que golpear con todo, y el otro porque en eso consiste su profesión como inversor: quien apuesta sin conocer de antemano el resultado es necesariamente un fracasado.

De la serie hemos hablado ya en alguna ocasión, o más propiamente de cómo la realidad queda reflejada en su ficción. Y ahora es momento de volver a hacerlo porque los hechos vuelven a dar la razón a sus guionistas.

Ratas del techo

Chipotle, la cadena de comida rápida especializada en burritos, sufrió un fuerte correctivo en bolsa a principios de este mes, cuando varios de los clientes de uno de sus establecimientos, situado en Washington D.C., enfermaron a causa de un norovirus. Poco después, más de 100 clientes que habían visitado otro de sus restaurantes en Sterling (Virginia) también cayeron enfermos. Y además, del techo de uno de sus establecimientos en Dallas descendieron de golpe un montón de ratas.

La página web que difundió que clientes de Chipotle habían enfermado está dirigida por un ex de Morgan Stanley que vende información a los 'hedge funds'

Chipotle ya había sufrido este tipo de problemas en 2015, cuando hubo de cerrar 43 de sus locales después de que la cadena se viera relacionada con un brote de E.coli. Como resultado, la perdió 10.000 millones de dólares en capitalización bursátil.

Ahora es distinto, porque en teoría Chipotle había puesto en marcha los procesos y mecanismos necesarios para cerciorarse de que consumir sus alimentos era seguro para sus clientes. La franquicia hizo un esfuerzo para terminar con la mala fama que había adquirido. Pero, al parecer, no ha sido suficiente.

Denuncia a través de la red

En esta ocasión, los problemas con el norovirus de Chipotle salieron a la luz tras ser difundidos por una página web, iwaspoisoned.com, en la que los clientes denuncian las ocasiones en que han contraído una enfermedad tras visitar un determinado restaurante. La página la puso en marcha, como ha contado 'Bloomberg', Patrick Quade, exbanquero de Morgan Stanley, quien después de sufrir una intoxicación por ingerir comida en mal estado pensó que las quejas de los clientes podrían aprovecharse no tanto para mejorar la calidad de los establecimientos como para ofrecer información a los inversores. De hecho, Quade vende una versión más sofisticada de esa página, con el nombre de dinesafe.org, a hedge funds que quieran olfatear problemas en la industria alimentaria. Su precio es de 5.000 dólares al mes y cuenta con más de veinte clientes que proceden del mundo de la inversión. “Los fondos están interesados en tener datos a medida y esto es una buena oportunidad de negocio”.

Según Aaron Allen, director de una consultora del sector de la restauración, “hay muchas cosas en este caso que lo hacen sospechoso”

Y ese es el primer elemento llamativo, que el caso se diera a conocer por una web ligada a los fondos de inversión, que son justo los que han ganado dinero operando a corto con las acciones de Chipotle. No es extraño que surjan lecturas de estos hechos que apunten hacia una acción de sabotaje corporativo. Estas teorías ya se habían planteado en el instante en que la empresa se había despeñado en bolsa en 2015, pero entonces iban ligadas a un complot retorcido, mientras que ahora simplemente apuntan a que alguien ha salido ganando con el asunto, y quizá no sea casual. Aaron Allen, director de una consultora del sector de la restauración que trabaja para grandes compañías y para firmas de 'private equity', asegura que “hay muchas cosas en este caso que lo hacen ser sospechoso”.

Extrañas probabilidades

Según Allen, si se examinan las cifras, lo que ha ocurrido con Chipotle no es normal. Un brote típico de norovirus causa alrededor de 18 enfermos y el de salmonella aproximadamente 25. Los que ha sufrido Chipotle han enfermado a más de 100 personas por norovirus y a 64 cuando se trataba de salmonella. Además, la mayoría de estos brotes tienen lugar en EEUU entre los meses de diciembre y mayo, mientras que los de la cadena han acontecido entre junio y diciembre. Allen insiste en que la probabilidad de que un restaurante al azar tenga un brote de norovirus es de alrededor de 0,03% (o un caso por cada 3.831 restaurantes), mientras que la incidencia en Chipotle fue de 0,10% (un caso por cada 1.005 locales).

El consultor cita el caso del dedo humano cortado que apareció en un chile de la cadena Wendy, un montaje burdo con graves consecuencias

Para Allen, además, el sabotaje no es una práctica desconocida, sobre todo cuando se trata de alterar el producto de una empresa con el objetivo de conseguir una recompensa financiera. El consultor cita el caso del dedo humano cortado que apareció en un chile que vendía la cadena Wendy, cuya foto circuló enormemente por la prensa en 2005, y que afectó drásticamente a las ventas de la cadena. Más tarde se supo que era un montaje de una mujer, que utilizó el dedo amputado a consecuencia de una accidente laboral de un compañero de su marido, y que fue finalmente condenada a nueve años de prisión, pero el daño ya estaba hecho.

De 'Billions' a la realidad

En este caso, señala Allen, los ganadores han sido los fondos que han operado en corto, que se han llevado 55 millones de dólares en menos de un día, en un contexto en el que, además, el inversor activista William A. Ackman, CEO de Pershing Square Capital Management, forzó la dimisión del co-CEO de Chipotle, Montgomery Moran, hace pocos meses.

Por supuesto, la teoría del sabotaje corporativo apenas tiene adeptos, y menos aún que lo confiesen en público. Salvo, parece ser, los guionistas de la serie 'Billions', que describieron a la perfección un hecho muy parecido en el excelente capítulo emitido a finales de abril de este año y con el que daban fin a la segunda temporada. En fin, debe ser casualidad, pero no deja de ser llamativo cómo la realidad y la ficción se cruzan en tan poco tiempo.

Es probable que muchos lectores conozcan ya la serie 'Billions', pero si no es así, no puedo más que recomendarla. Funciona como mero entretenimiento, posee giros inesperados, sabe dosificar la información para mantener al espectador atento, pero sobre todo es útil para comprender cómo funcionan hoy las cosas en el capitalismo financiarizado. Brian Koppelman, un exdirectivo discográfico, guionista y cineasta, y Andrew Ross Sorkin, quien fuera periodista de ‘The New York Times’ especializado en fusiones y adquisiciones y gran conocedor del mundo del 'private equity' y de los 'hedges', están al frente de ella. En sus capítulos se describe la lucha entre un fiscal que combate las prácticas fraudulentas del entorno financiero y uno de los multimillonarios al frente de uno de esos fondos, un hombre hecho a sí mismo, proveniente de la clase baja, y exitoso a raíz de haber obtenido grandes beneficios el 11-S. Ambos juegan sucio; uno porque es consciente de que con esos enemigos hay que golpear con todo, y el otro porque en eso consiste su profesión como inversor: quien apuesta sin conocer de antemano el resultado es necesariamente un fracasado.

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