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La mejor excusa para despedir gente, según el CEO de Deustche Bank. Y lo tiene todo
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Esteban Hernández

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La mejor excusa para despedir gente, según el CEO de Deustche Bank. Y lo tiene todo

El anuncio de John Cryan, CEO de la entidad, de que recortarán plantilla era esperado. Lo llamativo ha sido la justificación utilizada, que se ha vuelto popular en nuestra época

Foto: John Cryan, CEO de Deustche Bank. (EFE)
John Cryan, CEO de Deustche Bank. (EFE)

Deutsche Bank perdió 1402 millones de euros en 2016. En el primer trimestre de este año. su beneficio neto atribuido fue de 571 millones de euros, un 167% respecto al mismo periodo del año anterior. En el segundo, fue de 466 millones, cuatro veces más que un año antes. Pero sus ingresos cayeron un 10%, lo que causó un duro castigo en bolsa.

Al margen de que los mercados no vean con buenos ojos que sólo ganen unos cuantos cientos de millones de euros al trimestre, llama la atención su manera de volver a los números positivos. Sus ingresos siguieron cayendo, por lo que resulta extraño que los beneficios crezcan tanto. En esos casos, lo usual es tomar el camino más fácil, la reducción de costes. Y es una tendencia demasiada frecuente en 2017, ya que muchas firmas de todos los sectores, en lugar de intentar atraer más clientes, han optado por hacer caja sacando las tijeras. Ese tipo de gestión suele tener consecuencias negativas para todo el mundo menos para los accionistas e inversores, pero se ha hecho demasiado popular.

En nuestros bancos hay gente que actúa como un robot y hace cosas mecánicas, de manera que mañana tendremos robots comportándose como personas

Y como el mercado sigue sin valorar de la manera adecuada el esfuerzo que está haciendo Deutsche, el consejero delegado de la entidad, John Cryan, ha declarado que seguirá por el mismo camino, y de una forma todavía más contundente: “Hemos de admitir que lo que tenemos está bien, pero no es necesariamente lo que queremos para el futuro. Nos hace falta más espíritu revolucionario”. La traducción concreta de esta expresión es: “Gran número de nuestros empleados perderán su puesto de trabajo”.

La verdad es que...

Lo curioso es la excusa que ha utilizado Cryan para justificar los despidos que se avecinan: “En nuestros bancos tenemos gente que se comporta como robots y hace cosas mecánicas, de manera que mañana tendremos robots comportándose como personas”. Insistió en ese cambio que se avecina, asegurando que “tenemos que encontrar nuevas formas de emplear a la gente y quizá la gente tenga que encontrar nuevas formas de emplear su tiempo”, para reconocer posteriormente que “la verdad es que no necesitamos tantos trabajadores”.

Los grandes bancos han entrado en un proceso de concentración, en una carrera por ganar tamaño cuyos efectos han sido los mismos en todas partes

Una respuesta perfecta. Todos sabemos que la tecnología está cambiando el mundo del trabajo, y dado que se avecinan innovaciones sustanciales, es lógico entender que la mano de obra precisa para realizar el mismo trabajo será mucho menor. Y más aún si los empleados siguen comportándose como lo hacen, y actúan como simples funcionarios robotizados que se limitan a cumplir los protocolos, sin iniciativa ni vida.

El contexto

Sin embargo, la justificación está alejada de la realidad. En primer lugar, porque los grandes bancos han entrado en un proceso de concentración acelerada, en una carrera por ganar tamaño cuyas consecuencias han sido las mismas en todas partes: se cierran sucursales, se despide a muchos trabajadores, los clientes tienen menos opciones y cuentan con un peor servicio. Enviar al paro a empleados han sido una constante: muchas fusiones y adquisiciones se han realizado precisamente con ese objetivo, ganar clientes y prescindir de trabajadores. En ese contexto debe operar también el Deustche Bank, y crezca o no, si mantiene una plantilla superior a la de sus competidores será castigado por los inversores. Y esto no tiene que ver con la tecnología.

Han sistematizado todo, de modo que atenerse a las reglas no es una opción para sus trabajadores, sino su única posibilidad

En segundo lugar, las presiones del mercado y los accionistas son mucho más intensas hoy, lo cual obliga a ofrecer mejores resultados continuamente. Cuando el equipo directivo carece del ingenio o del saber hacer necesario para ofrecer mejores productos y servicios que atraigan más clientes, sólo queda un camino, recortar hacia abajo. Si las comisiones aumentan y los salarios descienden, entre otros factores, es precisamente porque ganar más ingresando lo mismo es muy difícil salvo que otros paguen la factura. Y esto tampoco tiene que ver con la tecnología.

La burocracia

Como tercer aspecto, resulta extraña la alusión de Cryan a la inacción gris de sus empleados: cualquiera que conozca cómo funcionan hoy los bancos sabe que los procedimientos están estandarizados y dejan un margen de acción muy escaso a la mayoría de sus empleados. Han sistematizado todo, lo que provoca que atenerse a las reglas no sea una opción para sus trabajadores, sino la única posibilidad con la que cuentan. Y esto sí tiene que ver con la tecnología.

Lo mejor es señalar a los empleados: están obsoletos, actúan con desidia y no se ponen las pilas. La llegada de las máquinas es lógica

Pero mucho mejor que reconocer que las formas actuales de gestión carecen del talento y de la inventiva necesaria para poner en marcha mejores ideas, ganar más clientes y generar más recursos, es señalar a los empleados asegurando que están obsoletos, que actúan guiados por la desidia y que como no se ponen las pilas es lógico que los sustituyan las máquinas. No sólo suena racional, sino que además responsabiliza a los despedidos. Es más que probable que el trabajo que dejen de hacer no sea realizado por los robots, sino por los compañeros que no caigan en la criba, pero decir eso sería impopular.

La decisión del Deutsche es buena muestra de esta falta de imaginación de la que muchos directivos de nuestra época hacen gala: caen los beneficios por una mala gestión, se despide a gente, se les culpa y se afirma que es inevitable porque vienen las máquinas. Todo bien, porque se tiene “un espíritu revolucionario”.

Deutsche Bank perdió 1402 millones de euros en 2016. En el primer trimestre de este año. su beneficio neto atribuido fue de 571 millones de euros, un 167% respecto al mismo periodo del año anterior. En el segundo, fue de 466 millones, cuatro veces más que un año antes. Pero sus ingresos cayeron un 10%, lo que causó un duro castigo en bolsa.

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