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Millonarios y directivos contra el capitalismo: "Ha perdido el rumbo"
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Esteban Hernández

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Millonarios y directivos contra el capitalismo: "Ha perdido el rumbo"

Destacados dirigentes del sector productivo y del financiero han criticado nuestro sistema económico y aseguran que está fracasando. Y tienen mucha razón

Foto: Carolyn Fairbairn, directora general de la Confederation of British Industry, crítica con el capitalismo. (Reuters)
Carolyn Fairbairn, directora general de la Confederation of British Industry, crítica con el capitalismo. (Reuters)

Banqueros, directivos de empresas industriales y del sector servicios hablando en contra del capitalismo, criticando la avaricia, la orientación de la empresa hacia los accionistas como única guía y el cortoplacismo... Parece una estampa irreal, pero ha ocurrido en Londres, en el transcurso de una jornada organizada por 'Financial Times'.

El acontecimiento es mucho más relevante de lo que parece. No en términos de cambio, porque no es probable que declaraciones de este estilo vayan a instigar transformaciones sustanciales, pero sí en tanto revelan el gran descontento que existe entre las clases gestoras, esas que albergan a los ganadores de la globalización.

El colapso financiero, la primacía del valor para los accionistas, la evasión de impuestos y los elevados bonus son el problema

Carolyn Fairbairn, directora general de la Confederación de la Industria Británica identificó los problemas en estos cuatro puntos: “El colapso financiero, la primacía del valor para los accionistas a expensas de cualquier otro propósito de las empresas, la evasión de impuestos y los elevados salarios para los directivos”. En ese sentido se pronunció también Robert Swannell, ex presidente de Marks & Spencer, quien aseguró que el capitalismo ha "perdido el rumbo" y que los inversores estaban apretando a las empresas por la vía del cortoplacismo.

El capitalismo secuestrado

Sir Philip Hampton, presidente de GlaxoSmithKline, insistió en que este escenario está deteriorando todo aquello que puede hacer crecer a una empresa, como la inversión en personal más cualificado, la puesta en marcha de nuevas plantas y la inversión en I+D. Como la prioridad es retribuir a los inversores, el dinero no se destina a generar un mejor futuro, sino a que quienes tienen solo un interés ocasional en la firma ganen más dinero. En ese sentido, sir Nigel Rudd, presidente de la empresa de ingeniería aeroespacial Meggitt, aseguró que el “capitalismo había sido secuestrado por el management”, y que “en las últimas décadas ha habido gente que se ha enriquecido enormemente sin asumir ningún riesgo financiero y que la ciudadanía acabará vengándose de un sistema que ven injusto”.

La promesa implícita del capitalismo, la de que una marea creciente ayudaría a todos los barcos, se ha roto. Hace falta un modelo mejor

También desde el ámbito financiero llegaron las críticas a este momento del capitalismo. Los presidentes de Barclays y Lloyds y el ex presidente de HSBC también criticaron el cortoplacismo, Incluso la baronesa Shriti Vadera, ex ministra británica y presidenta del Banco de Santander UK, afirmó que "la promesa implícita del capitalismo, la de que una marea creciente ayudaría a todos los barcos, se ha roto. Hace falta un modelo mejor".

Todos lo saben, nadie lo dice

Esto es cierto, es conocido por todo el mundo y soportado por la gran mayoría. Se trata de un modelo de capitalismo que sólo beneficia a una muy pequeña parte de la población, y que genera contradicciones incluso entre aquellos que obtienen réditos de esas dinámicas, como los principales directivos. Es una verdad que raramente se transmite, pero que todos conocen.

Estaban de acuerdo en el problema, en las soluciones y en las consecuencias potencialmente desastrosas. Pero todos concluían que no había nada que hacer

El capitalismo tiene un problema real. Cuando sus cuadros comienzan a entender que el funcionamiento concreto no es el adecuado, y ya no culpan, como de costumbre, a los gobiernos y a los partidos populistas, sino a las propias dinámicas internas del sistema, es porque algo está pasando. Peter Georgescu, quien fuera CEO de Young & Rubicam, describió bastante bien el estado del arte gestor en su libro 'Capitalistas, levantaos' y es una buena ilustración del momento actual en el ámbito empresarial.

Todos lo entendieron

El directivo comprendió con bastante precisión que este tipo de funcionamiento era muy negativo para las empresas y que al mismo tiempo deterioraba el contexto social en el que las firmas se desenvuelven, lo que hacía aún más difícil que estas produjeran beneficios. Por ejemplo, cuando los salarios son bajos, es más difícil que la gente disponga de recursos para gastarlos en el consumo. Una realidad que no necesita más explicación, y que el mundo directivo entendió bien. Georgescu, junto con algún aliado, escribió artículos de opinión, puso en el mercado un libro titulado 'Capitalists, Arise!' se reunió con un buen número de consejeros delegados de importantes empresas, habló con fundaciones, think tanks y organizaciones de distintas áreas, mantuvo encuentros con personas relevantes y consiguió siempre un alto grado de acuerdo con su diagnóstico y sus propuestas.

La primera ministra de Nueva Zelanda, que acaba de llegar al poder, ha calificado al capitalismo de "fracaso flagrante"

Sólo que aquellos que podrían liderar este cambio le objetaban siempre el mismo inconveniente: “Estaban de acuerdo en el problema, estaban de acuerdo con las soluciones y estaban de acuerdo en las consecuencias potencialmente desastrosas de seguir por este camino. Pero todos concluían que no había nada que pudieran hacer por sí mismos. Era demasiado arriesgado para ellos. Podía ser lo mejor para sus compañías a largo plazo, pero desde luego no lo mejor a corto para sus carreras”. Ninguno quería dar el primer paso, ninguno quería ir solo por ese camino, porque eran muy conscientes de los costes personales que pagarían.

“El mercado nos ha fallado”

Las críticas no solo provienen del mundo empresarial. La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Arden, ha calificado al capitalismo de "fracaso flagrante" tras examinar los salarios de las capas más bajas y los niveles de indigencia de su país. "Si tienes cientos de miles de niños viviendo en hogares que no cuentan con lo necesario para la subsistencia, sólo puedes decir que el sistema ha fracasado”. Según Arden, es evidente que "el mercado ha fallado" a los pobres y ha instado a que se tomen medidas para que la gente “pueda tener un vida realmente digna”.

Y este es el momento en que nos encontramos. Las conclusiones que expusieron los directivos asistentes a la jornada del 'Financial Times', la odisea de Georgescu y las declaraciones de la primera ministra neozalendesa responden a una realidad, pero cuyo contexto que conspira para que no sea escuchadas. Hemos llegado a ese instante en que todos quienes formamos parte de las empresas sabemos no ya que las prácticas de gestión enfocadas a generar beneficios a los accionistas, dirigidas al corto plazo y vinculadas a la financiarización son injustas, provocan grandes desigualdades y trastocan por completo las sociedades, sino que ni siquiera resultan beneficiosas para las compañías. Es evidente que esto a los inversores les da un poco igual, porque cuando las cosas se tuerzan y a la firma le empiece a ir mal, cogerán su capital y se irán a otra. Pero también lo es que esta dinámica no podrá sostenerse sin más fricciones durante mucho tiempo.

Banqueros, directivos de empresas industriales y del sector servicios hablando en contra del capitalismo, criticando la avaricia, la orientación de la empresa hacia los accionistas como única guía y el cortoplacismo... Parece una estampa irreal, pero ha ocurrido en Londres, en el transcurso de una jornada organizada por 'Financial Times'.

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