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El consultorio psicológico del siglo XXI

"Mi amigo me tira los tejos. Me molesta que tenga novia y que me deje plantada por ella"

Una amistad con posibilidades de convertirse en relación amorosa está martirizando a una lectora. Pero hay maneras de solucionar esa situación sin que resulte tan dolorosa

¿Qué querrá? (iStock)

Una lectora nos consulta: “NO SÉ SI ES AMOR... Estoy muy triste, sin ganas de nada, sufro mucho. Siento que nadie se preocupa por mí, que nadie me quiere. Deseo encontrar a un hombre que me ame y se comprometa realmente conmigo. Siento que los años se me están yendo y quiero ser madre. Soy mujer, soltera y sin hijos, tengo 35 años, vivo sola. Hace un año y medio que no tengo novio, ni encuentros sexuales, nada. Hace un año aproximadamente, me hice amiga de un muchacho por un amigo en común. La pasaba muy bien con él, nos veíamos seguido, buena persona. Amigo, nada de sexo, ni amistad con derechos. Pero entre bromas y bromas, siempre me tiraba como indirectas; me hacía elogios sobre mis piernas, pechos, ojos, dientes, sonrisa, cabello, piel... Me decía que estaba buena, entre otras cosas, cuando le comentaba que deseo ser madre, él bromeaba con que "te re doy", "si querés podemos tener un hijo juntos", cosas como esas. Yo siempre sonreía y nada más. Sentía como que me quería conquistar. Pero era mi amigo, nos contábamos todo, así que lo que me decía supongo que era broma, como me tenía confianza, o para levantarme los ánimos, realmente no lo sé... También sucedía que en un grupo de WhatsApp, cuando unos me empezaban a acechar yo les mentía y decía que tenía novio, cuando los otros preguntaban quien era mi novio, él respondía, diciendo a cada rato que era él. Pero ahora mi amigo se puso de novio con otra. Empezamos a vernos menos, no tiene tiempo para mí. Me sentí dejada de lado; decepción, celos. Y se lo dije, él sabe que estoy celosa, hablamos, le reclamé que me está dejando de lado. Estoy confundida, no sé si estoy enamorada de él o son celos de amistad. Pero sucede que no dejo de pensar en él. Tuve citas con otros, no pasó nada con nadie, pero cada vez que me encuentro con algún pretendiente, pienso en él y lo extraño. Estoy confundida. Nos vemos menos, una vez cada dos semanas, y mensajes cada tres o cuatro días, pero mensajes simples, antes él me enviaba corazones, emoticonos de enamorados. Me decía "mi amor", "reina", así me trataba mi amigo. Pero las veces que nos juntamos, él ya estaba de novio, e igual sigue dándome piropos, me dice "estás linda", "me gusta tu mirada"... La última vez que nos vimos también bromeó que si quiero un hijo con él; le contesté que no joda con eso. Respondió: "Viste que sos vos la que no querés, yo me ofrezco"; no le contesté nada. Pero estoy triste, además de no saber lo que siento, tampoco sé qué siente él por mí, si solamente me 'histerisqueaba' por bromear. Me molesta que él tenga novia, me molesta que me deje plantada por estar con ella, que tenga menos tiempo para estar conmigo. Busco otras maneras de entretenerme, otras actividades y amistades, pero nada me llena, me siento vacía y a cada rato pienso en él. ¡Ayuda! ¿Qué me pasa? ¿Qué le pasa a él conmigo?”.

Por supuesto, es bueno que te plantees qué sientes tú y qué puedes hacer para dejar de sufrir. Pero antes tienes que saber exactamente qué quiere él y a qué juego está jugando. Para eso tienes que recuperar una forma de manifestarte que los psicólogos llamamos asertividad.

Hay muchos psicólogos que insisten en la importancia de este concepto. Puedes echar un vistazo, por ejemplo, al libro 'Entrenamiento de las habilidades sociales' del terapeuta Jeffrey Kelly. Ahí veras que la asertividad es la capacidad de tener relaciones de igualdad con los demás sin que nadie nos imponga vaivenes basados en sus propias necesidades. Cuando aprendas a ser asertiva, podrás manifestar tus necesidades emocionales y conseguir que sean tan importantes como las de este chico. Y a partir de ahí verás si es posible negociar con él una relación en la que él tenga lo que busca de ti y tú lo que buscas de él.

Plantéate preguntarle claramente qué siente y piensa por ti. Saber la verdad te hará libre, porque a partir de ahí podrás decidir

Para llegar hasta ahí tienes que aprender, en primer lugar, a tolerar la tensión que supone preguntar de forma abierta. Tienes que ir aprendiendo, poco a poco, a expresar tus emociones sin complejos, a averiguar el porqué de las actitudes de este chico y a negarte a tener conversaciones que a él le elevan el ego pero a ti te hacen daño. Pamela Trevithick, profesora de la Universidad de Bristol, afirma que muchos problemas de comunicación provienen de nuestra dificultad para sobrellevar este tipo de situaciones. Piensa si esto te está sucediendo: ¿te cuesta hablar con él y preguntarle qué es lo que quiere contigo exactamente? Si es así, te aconsejo trabajar tu tolerancia a las conversaciones tirantes. Las relaciones de igualdad entre seres humanos conllevan, inevitablemente, cierto grado de tensión.

Otra de las grandes cuestiones a trabajar para ser asertivos es interiorizar nuestros derechos básicos de comunicación. Hay una serie de cuestiones que tienes derecho a manifestar y que nadie te puede limitar. Es importante que las conozcas y ejerzas efectivamente tu derecho. Una posible lista es la elaborada por el psicólogo Vicente Caballo. Aquí van algunas de las cuestiones que él plantea:

  • Tienes derecho a pedir información sobre cualquier actitud que te concierne.
  • Tienes derecho a ser tratada con respeto y dignidad.
  • Tienes derecho a tener tus propias necesidades y que sean tan importantes como las de los demás. Además tenemos el derecho de pedir (no exigir) a los demás que respondan a nuestras necesidades y de decidir si satisfacemos las necesidades de los demás.
  • Tienes derecho a detenerte y pensar antes de actuar.

Cuando aprendas a ser asertiva, podrás manifestar tus necesidades emocionales y conseguir que sean tan importantes como las de este chico

  • Derecho a decidir si satisfaces las expectativas de otras personas o si te comportas siguiendo tus intereses, siempre que no violes los derechos de los demás.
  • Tienes derecho a rechazar peticiones sin tener que sentirte culpable o egoísta.
  • Tienes derecho a experimentar y a expresar tus propios sentimientos.
  • Tienes derecho a pedir lo que quieres (dándote cuenta de que la otra persona tiene derecho a decir que no).
  • Tienes derecho a ser independiente.
  • Tienes derecho a decidir qué hacer con tu propio cuerpo y con tu propio tiempo.

Lee esta lista y piensa si la relación con este chico respeta tus derechos. Tu aprendizaje de la asertividad empieza por ir, poco a poco, haciendo que vuelvan a ser tenidos en cuenta. Por ejemplo, si llegas a la conclusión de que no has ejercido tu potestad de pedir información sobre el tipo de relación que él quiere mantener, plantéate preguntarle claramente. Saber la verdad te hará libre, porque a partir de ahí podrás decidir.

Emprender tu camino hacia la asertividad te va a ayudar a no caer en tácticas de manipulación que responden a intereses egoístas de la otra persona

Sé que lo que te planteo es difícil. Pero piensa en el sufrimiento que te está causando la alternativa, el tipo de comunicación que los psicólogos llamamos pasiva. Si sigues evitando manifestar lo que sientes por no generar tensión te quedarás con la sensación de que "tendrías que haberle dicho que..." o "tendría que haber actuado de esta manera pero no fui capaz". Emprender tu camino hacia la asertividad te va a ayudar a no caer en tácticas de manipulación que responden a los intereses egoístas de la otra persona. Piensa que, como dice una frase popular, 'El amor no se ruega, se conquista'.

Por último, te aconsejo analizar cómo funcionan las relaciones de manipulación. En tu mail demuestras que das mucha importancia a las palabras de él. Pero te voy a dar un dato que quizás te haga pensar. Autores como el psiquiatra J.A.C. Brown, uno de los grandes expertos en técnicas de persuasión, afirman que “el lenguaje sigue siendo el arma de manipulación más eficaz y por eso es la primera que aprenden a usar los que quieren utilizar a los demás”. Busca libros ('Amor del bueno', de Mila Cahue, es un ejemplo) que te enseñen a ejercer esa asertividad y sacarte de una relación poco asertiva en la que las necesidades del otro estén por encima de las tuyas. Y, en caso de que necesites ayuda para el cambio, recuerda que un terapeuta puede echarte una mano.

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