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Dentro del Paddock

Por qué McLaren tiene ahora argumentos para echarle más 'coj... raje' al asunto​

Desde Singapur 2017, McLaren no tenía un podio a tiro. Tras años de amarrar resultados, no vendrían mal gestos de mentalidad ambiciosa y ganadora cuando surja la ocasión

Carlos Sainz, en el pasado Gran Premio de Francia. (Reuters)

Carlos Sainz insistía por la radio, pero en McLaren no lo tenían claro. El piloto quería montar neumáticos lisos como Kvyat y Stroll. Incluso la información indicaba que no iba a caer ni una gota más de agua, como así ocurrió. Sin embargo, el equipo decidió no arriesgar. Se escapó un podio, aunque Sainz logró un magnífico quinto puesto. ¿Se equivocaron quienes llevan una temporada impecable en terreno de la estrategia, incluso ahora con un gran especialista en la materia como es su máximo responsable Andreas Seidl?

A toro pasado es gratis aconsejar cómo y dónde poner el capote. Pero el episodio de Hockenheim servía para tensar la nueva mentalidad de McLaren. Tras años de recoger migajas y posiciones impropias de su historial, el equipo británico huele el podio cuando los favoritos fallan. No cayó en Alemania, pero debería ser a la próxima.

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No morir en la playa

McLaren no se equivocó. Equipo y piloto habían superado a Haas y Alfa Romeo, por delante en parrilla. Renault estaba fuera de combate. Lando Norris no iba a puntuar. Tan singular carrera —no ocurre todos los días— había noqueado a Hamilton, Leclerc y Bottas. Y todos aquellos en torno Sainz tampoco entraban en boxes. De un viernes desastroso a un quinto puesto. Cruzar el océano con el riesgo de morir en la playa no se justificaba en el contexto del fin de semana.

Para Sainz, este resultado sigue reforzando su tendencia al alza en la Fórmula 1. Desde China, con la séptima posición media en la meta. Un golpe de efecto como el de Hockeheim habría apuntalado la magnífica trayectoria de 2019. En este deporte, aunque un buen resultado puntual ayuda, solo la continuidad arriba refuerza la percepción mediática y cotización de un piloto. En este sentido, para Sainz también supuso una magnífica operación. 'Smooth operator'. Fue en esta ocasión Tom Stallard, su ingeniero, quien le lanzó el mote a Sainz en la meta.

48 puntos de los 70 de McLaren son de Carlos Sainz. Su peso específico en el equipo crece y los resultados están acompañando

No todo son puntos

El mismo Stallard reconoció que Sainz había acertado en todas sus decisiones de carrera, incluso la que el equipo no quiso secundar. En días así, un piloto refuerza la credibilidad y confianza para otras situaciones similares. Andreas Seidl reconocía la pasada semana el liderazgo de Sainz en la evolución técnica del equipo. Zak Brown reivindicaba en Hockenheim la aportación personal de sus pilotos para marcar diferencias frente a otros equipos. El peso específico de Sainz en el equipo crece y los resultados están acompañando. McLaren progresa en todas las áreas y está recogiendo los frutos de su reconversión. Por ello ha llegado el momento de que piloto y equipo den un golpe en la mesa cuando surja la ocasión propicia. Hockenheim era uno de esos días, aunque McLaren decidiera con buen criterio seguir metiendo dinero en la cuenta corriente al no arriesgar para ese podio.

Acertar en Hockenheim ha dejado campo de maniobra para la próxima oportunidad. Los puntos son dinero, pero se trata también de la personalidad que arroja una organización. Red Bull disfrutaba de un material competitivo en sus años gloriosos, pero también eran extraordinariamente valientes ante determinadas decisiones ríticas en carrera. Un podio de McLaren se convertiría en una historia de potencial mediático extraordinario y trasladaría un gran mensaje a los aficionados. De ponerse a tiro otra oportunidad semejante en lo que resta de campeonato habría que jugársela. Aunque se muera en la playa.

Carlos Sainz acarició el podio en el Gran Premio de Alemania, pero acabó quinto. (EFE)

"No, coño, lo que quiero es ganar"

En la Fórmula 1, la pausa veraniega propicia los balances provisionales que dan crédito o lo restan durante casi un mes. Piloto y equipo viven un momento dulce y un último pelotazo antes del descanso estival reforzaría su perfil. El Gran Premio de Hungría también ofrece tradicionalmente carreras alocadas y, de surgir otra oportunidad, Sainz y McLaren deberían aplastar ese clavo dejado a medias del pasado domingo. Cierto es que algunos rasgos del MCL34 invitan a dudar de que Hungaroring sea una pista propicia. El calor de Austria beneficiaba y el de Hockenheim, lo contrario. Un monoplaza es también una criatura caprichosa que ni sus propios padres entienden en muchas ocasiones. El próximo domingo habrá que constatar dónde estará McLaren.

Pero con la justificada prudencia de Hockenheim, McLaren ya tiene crédito para pasar a la siguiente pantalla. Un equipo de su carisma debe ahora arriesgar, apostar, exhibir otra ambición con gestos para medios y aficionados que transmitan espíritu de macho alfa. "Enhorabuena por ese tercer puesto". "No, coño, lo que quiero es ganar", respondería un 'killer' nato. Casi casi, como Sainz el pasado domingo. Porque en la vida hay momentos en que hay que echarle 'coj… raje' a la cosa. Para McLaren, para la próxima, ha llegado el momento.

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