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'Primavera en el valle': Jon Rahm, un vasco desesperado por ganar el Masters de Augusta

Este fin de semana tiene lugar el Masters de Augusta, prestigioso torneo que el golfista vasco Jon Rahm, de sólo 22 años, quiere ganar a toda costa

Jon Rahm aterriza en el Masters de Augusta con la intención de ganar. (EFE)

En 2001,internet empezaba a hacerse mayor, y mi amigo Alberto demostró estar siguiendo atentamente esa evolución, porque Alberto, de no se sabe dónde, se sacó un foro exclusivo para nosotros, su pandilla del instituto. Ya no teníamos que confiar a ciegas en la solidez de los planes trazados en el recreo; ya no debía llamar periódicamente al teléfono fijo de Juan Ramón. No: Alberto hizo magia o al menos hizo algo a lo que nosotros atribuíamos la mayor de las complejidades informáticas, y de repente seis adolescentes murcianos con la cara salpicada de granos teníamos un reservado en internet donde recostarnos y estirar las piernas, donde parecer señores. Dudas sobre exámenes, planes sobre un posible viaje en verano, feroces diatribas contra los profesores que más odiábamos, debates sobre el método más eficaz para volar por los aires el instituto… Ese foro demostró pronto su utilidad máxima como punto de encuentro de la pandilla, y esa evidencia encumbró e incluso consagró a Alberto. Durante las primeras semanas, yo me limité a usar ese foro de manera conservadora, con cierta prudencia. Pero pronto comprendí que, más allá de los asuntos en común con el resto de amigos, yo podía escribir ahí sobre lo que quisiera, y como quisiera. Finalmente, me decidí a proponer. Y propuse.

Mi primer tema/post/hilo publicado en 2001 en ese foro tuvo por título ‘Primavera en el valle’. Era el lunes de la semana del Masters de Augusta. A ninguno de mis amigos les gustaba el golf, pero yo tenía que compartir mi excitación con alguien, no podía guardármela para mí solo. De manera despiadada, puse boca abajo mi cabeza y les volqué toda mi pasión por el Masters: les hablé de Bobby Jones enamorándose en 1930 de una finca de Georgia que había sido un antiguo vivero y que estaba repleta de flores exóticas; les hablé de ancianos ricachones dignándose a prestar a los mejores jugadores del mundo el campo del que son propietarios; les hablé de cálculos matemáticos establecidos con precisión para que el estallido primaveral de las azaleas, las camelias y el resto de flores que adornan Augusta National coincida exactamente con la fecha del torneo; les hablé de una tonalidad de verde que no existe en ningún otro lugar del mundo; les hablé de la victoria en 1999 de Olazábal sobre Norman, y también de la melodía del Masters, la que suena en la 'CBS' durante los planos de recurso de la retransmisión. Esa canción instrumental está basada en el tema que un tal Dave Loggins dedicó al torneo, ésta con letra incluida, y que comienza así:

Es primavera en el valle en Magnolia Lane
Es Augusta National y los maestros del juego
¿Quién llevará la chaqueta verde el domingo por la tarde?
¿Quién caminará por el hoyo 18 entonando esta canción?

El propio Jon ha dado un paso adelante, ha levantado la mano y ha dicho convencido: acabo de llegar pero eso da igual, balones a mí

Quién, pregunta ese Dave Loggins. Quién. ¿Tienes tú alguna idea sobre quién puede ser ese hombre, Jon Rahm Rodríguez? En realidad, si miramos a Jon cuando Dave Loggins hace esa pregunta, es porque él mismo ha dado un paso adelante, ha levantado la mano y ha dicho convencido: acabo de llegar pero eso da igual, balones a mí.

“Tú pásame el balón y yo te resuelvo el partido”

¿De qué pasta hay que ser para quererlo todo, quererlo desde el principio, y además estar convencido de que lo vas a conseguir? Giuseppe Bergomi, central-estandarte del Inter de Milán durante los 80 y los 90, identificó hace un tiempo a este tipo de deportistas cuando reveló una anécdota sobre Lotthar Mathäus: “En la temporada 88/89, la víspera de un partido decisivo por el Scudetto, yo me moría de nervios en el hotel. Entonces Matthäus me vio, se me acercó y me dijo: tranquilo, mañana ganamos. Tú pásame el balón y yo te resuelvo el partido”. Así es esta gente. Los héroes surgen de un estado de desesperación, y Jon, a sus 22 años, está desesperado por ganar.

La exuberancia de sus gestos recuerda al primer Sergio García, el inmaduro, el volcánico, el apasionado, es decir, el que más nos gustaba

Hambre sin que ni siquiera haya pasado el tiempo suficiente para estar hambriento. Se trata de una desesperación que llega incluso a asustar, y que se manifiesta en una exuberancia en sus gestos que recuerda al primer Sergio García, el inmaduro, el volcánico, el apasionado, es decir, el que más nos gustaba. Pero Jon tiene prácticamente domado ese ímpetu, y rara vez afecta a su juego, que es lo que de verdad importa. El juego. Las buenas noticias son que Jon tiene exactamente el juego que se necesita en Augusta, ya no para esta edición, sino para los próximos veinte años.

Imaginación alrededor del green

En la finca de Augusta ya no hay literalmente más espacio para alargar los hoyos, y el campo, aunque conservará siempre sus viejas trampas, comienza a quedarse algo corto para los estándares actuales, o más bien para la pelota actual, que cada vez vuela más lejos. Es decir, la potencia desde el tee ya es un factor diferencial en Augusta, a lo que se añade el requisito clásico: la imaginación alrededor de green, unida a un gran toque con el putt sobre superficies que son casi de cristal. Jon es ya uno de los mejores en esas facetas, si bien debe mejorar la precisión de sus tiros a bandera, sobre todo con los hierros cortos.

[Horario y calendario del Masters de Augusta]

En condiciones normales, hablaríamos de la importancia de la experiencia en los Grandes y del necesario conocimiento de cada rincón de Augusta para hacerlo bien, por lo que fijaríamos metas modestas para el debutante Jon en este Masters. Pero este chico nos está enseñando a guardarnos la prudencia y las viejas cantinelas que serían aplicables al resto. Él no es como el resto. Me da que él es de esos que, si te ve nervioso la víspera de una cita decisiva, se te acerca y te dice: “Tranquilo, aquí estoy yo, déjame a mí”. Y sí, sí, lo mejor es callarse, y simplemente dejarle a él.

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Creo que si siguiera existiendo ese foro que se sacó mi amigo Alberto de no se sabe dónde, mi post/tema/hilo de este año tendría el mismo título que hace 16 años: ‘Primavera en el valle’. Lo único que cambiaría es que ya no hablaría tanto de ricachones sureños, ni de botánica, ni de viejas melodías: todo eso ya se lo saben. Hablaría simplemente de un vasco que tiene mucha hambre, con piernas de esas que abren caminos, y les diría que se vinieran a casa con una de Tanqueray para ver por la tele el torneo. En cualquier caso, y como ya sucedió hace 16 años, sospecho que mis amigos responderían a ese post volviendo a llamarme maricón.

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