Loading...
Comentarios

-

Ha habido un error al recuperar los mensajes
Cargando mensajes...
Ha habido un error al recuperar los mensajes
Es noticia
  1. Mundo
  2. El GPS global

El GPS global

La verdad incómoda sobre Afganistán

Mientras no se cuestione la actitud de las fuerzas de seguridad paquistaníes, aliados teóricos de EEUU, es imposible ganar la guerra contra los talibanes

Soldados del Ejército Nacional Afgano durante un entrenamiento en Kabul (REUTERS)

Los recientes reveses en Afganistán, desde la caída de Kunduz hasta el errático bombardeo a un hospital en esa ciudad, plantean una vez más una cuestión. ¿Por qué razón, después de 14 años de esfuerzos militares estadounidenses, Afganistán continúa siendo tan frágil? El país posee un Gobierno elegido democráticamente y visto ampliamente como legítimo. Sondeo tras sondeo, sugiere que los talibanes son poco populares. El ejército afgano lucha duro y de forma leal. Y, sin embargo, los talibanes siempre regresan.

La respuesta a este rompecabezas se puede encontrar en el perfil de un nuevo líder talibán: Akhtar Mohammed Mansour. Resulta que Mansour vive parte del tiempo en Quetta, informa 'The New York Times', “en un enclave en el cual él y otros líderes talibanes... se han construido casas”. Su predecesor, el Mulá Omar, según sabemos ahora, murió hace un tiempo en Karachi. Y, por supuesto, todos recordamos que Osama bin Laden vivió durante muchos años en un recinto en Abbottabad. Estas tres ciudades se encuentran en Pakistán.

No podemos resolver el problema de Afganistán sin recordar que la insurrección contra este Gobierno está moldeada, asistida y armada desde el otro lado de la frontera por uno de los ejércitos más poderosos del mundo. De vez en cuando, alguien dentro o fuera del Gobierno de Estados Unidos señala este hecho. Sin embargo, nadie sabe bien qué hacer, así que se esconde bajo la alfombra y se mantiene la misma política. Pero esto no es accidental. Es un dato fundamental, y a menos que lo afrontemos, los talibanes nunca serán derrotados. Es un viejo adagio que ninguna contrainsurgencia ha triunfado nunca cuando los rebeldes han tenido un refugio seguro. En este caso, los rebeldes poseen un patrocinador con armas nucleares.

Pakistán ha dominado el arte de pretender ayudar a Estados Unidos cuando en realidad está apoyando a sus más mortales enemigos. Consideremos todos los esfuerzos que han hecho los funcionarios estadounidenses para iniciar charlas con los talibanes. Resulta que estábamos hablando con fantasmas. El Mulá Omar lleva muerto dos años; durante todo este tiempo los oficiales paquistaníes han estado facilitando “contactos” y “conversaciones” con él. Esto forma parte de un patrón. Los funcionarios paquistaníes, del anterior presidente Pervez Musharraf para abajo, negaron categóricamente que Bin Laden o el Mulá Omar estuvieran viviendo en Pakistán, pese a que el anterior presidente afgano, Hamid Karzai, lo reiteró públicamente. “No creo que Omar haya estado nunca en Pakistán”, dijo Musharraf en 2007.

El "padrino" de los talibanes

El ejército paquistaní ha sido descrito como el “padrino” de los talibanes. Esto puede ser subestimar su influencia. Pakistán fue la base para los muyaidines a los que apoyó Estados Unidos mientras luchaban contra la Unión Soviética en la década de los ochenta. Después de que la Unión Soviética saliese de Afganistán en 1989, Estados Unidos se retiró casi igual de rápido, y Pakistán entró en ese vacío estratégico. Impulsó a los talibanes, un grupo de jóvenes Pashtun yihadistas escolarizados en el islam radical en madrasas paquistaníes ('talib' significa estudiante). Ahora la historia se repite. Mientras Estados Unidos reduce sus fuerzas, Pakistán busca una vez más expandir su influencia a través de sus viejos peones.

¿Por qué Pakistán apoya a los talibanes? El anterior embajador de Pakistán ante los Estados Unidos, Husain Haqqani, cuyo libro 'Magnificient Delusions' es una guía esencial, explica: “Pakistán siempre se ha preocupado de que el orden natural de las cosas sea que Afganistán caiga en la órbita de la India, el gigante del subcontinente. El ejército paquistaní llegó a creer que solo podría ganar influencia en Afganistán a través de fanáticos religiosos. Todos los grupos seculares y étnicos nacionalistas de Afganistán sospechan de Pakistán, así que el único modo es a través de aquellos con una ideología religiosa común”. Esta estrategia no es nueva, señala Haqqani, afirmando que la financiación de estos grupos comenzó a medidados de la década de los setenta, antes de que los soviéticos invadieran Afganistán en 1979.

¿Que debería hacer Estados Unidos? Lo primero de todo, dice Haqqani, Estados Unidos necesita ver la realidad tal cual es: “Cuando te mienten y no respondes, estás alentando más mentiras”. Argumenta que Washington tiene que ser más duro con los militares paquistaníes y dejarles claro que deben parar este doble juego. Esto sería bueno para Afganistán y para la estabilidad en dicha región del mundo, así como para Pakistán.

Pakistán es una bomba de tiempo a punto de estallar. El tamaño de su economía lo sitúa en el puesto 43º del mundo, según el Banco Mundial, pero tiene el sexto ejército más grande del mundo. Posee el arsenal nuclear de crecimiento más rápido, y el más opaco. Mantiene vínculos cercanos con algunos de los terroristas más brutales del mundo. Sus militares consumen el 26% de toda la recaudación impositiva, según algunos cálculos, mientras el país posee 5,5 millones de niños que no asisten a la escuela (la segunda cifra del mundo). En la medida en que no se cuestione a sus militares y su actitud, y se les fuerce a reformarse, Estados Unidos tendrá que hacer frente a un colapso estratégico mientras retira sus fuerzas de la región.

La dirección electrónica de Fareed Zakaria es comments@fareedzakaria.com.

© 2015, The Washington Post Writers Group

Ver comentarios
Afganistán Pakistán Osama bin Laden
El redactor recomienda