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Las buenas noticias no son noticia... pero en Italia dan dinero

Varias iniciativas informativas centradas en aspectos positivos están resultando un éxito en el país transalpino, y algunas, incluso, realmente lucrativas para sus promotores

Un adolescente inmigrante posa para una fotografía en un centro de inmigración en Caltagirone, Sicilia, en abril de 2016. (Reuters)

Las malas noticias abundan. Aparecen por doquier en los medios de comunicación; se esparcen en las conversaciones entre amigos, en los cafés, cuando salimos de paseo, en los mitines políticos, centrándonos más a menudo en la confrontación que en la inclusión, subrayando nuestras diferencias, los delitos más horribles. Y, sin embargo, es indudable que las buenas noticias existen. ¿Acaso no describen estas informaciones la realidad de nuestros tiempos? ¿Acaso no contribuyen a una descripción más fiable de nuestras sociedades? ¿Y, entonces, por qué escasean?

Con estas inquietudes como base, Italia cuenta desde hace algunas semanas con nuevas iniciativas que van en contra de la tendencia general en el actual escenario informativo. Una de ellas es Welcomaps, un mapa —realizado a través de la plataforma Google Maps— que le permite a los usuarios encontrar con facilidad las decenas de noticias con historias positivas relacionadas con la inmigración y los refugiados que existen en Italia.

“Sencillamente nos cansamos de las noticias negativas sobre los inmigrantes y los refugiados. No reflejan el mundo real”, asegura Jacopo Franchi, experto en comunicación y uno de los creadores de la App. “Por eso, hemos decidido crear esta herramienta. Pues ni hay una ‘invasión’ de extranjeros, ni es cierto que todos los italianos son xenófobos. Hay decenas de historias positivas poco visibles, de gente que ayuda y se ayuda, desde el grupo de amigos que creó un equipo de fútbol con refugiados, hasta el chef estrella inmigrado que abrió un restaurante que da trabajo, pasando por el pueblo despoblado que ha vuelto a renacer gracias a proyectos de integración. Todo esto hay que decirlo bien alto”, añade.

La nueva App, que no tiene una sede física sino que sus creadores gestionan mediante reuniones virtuales (a través de la red), pretende ser una herramienta proactiva, presentando las noticias que acercan a las comunidades y reducen las distancias culturales. Además, hace lo posible para verificar de las informaciones, también para contrarrestar el fenómeno de las noticias falsas que, en Italia y en Europa, abundan en temas de inmigración.

Por ello, el proyecto ha contado también con la ayuda de un periodista experto en redes sociales, Luca Signori, de un ingeniero, Paolo Marenco, y de un informático especialista en ciberseguridad, Giuseppe Blasi. Todos ellos forman parte del equipo que selecciona las noticias y las coloca en el mapa virtual de la península italiana. El funcionamiento es sencillo: una vez abierto el mapa, el lector solo tiene que hacer clic en uno de los tantos puntos que representan la geolocalización de las noticias y se abre un resumen —en italiano e inglés— de la historia con su fuente original. Otro aspecto es que, de momento, se trata de una iniciativa sin fines de lucro; sus creadores lo hacen como voluntariado, en su tiempo libre.

Imagen de Welcomaps

Los grandes medios también se interesan

Para más inri, el proyecto no es único. Coincide, en efecto, con la decisión de Il Corriere della Sera, el diario impreso de mayor difusión en Italia, de abrir un nuevo suplemento dedicado exclusivamente a lo que en general no es noticia. Se llama precisamente 'Buone notizie' (Buenas Noticias) y se dirige en particular a dar visibilidad a las actividades de la llamada Economía Social, es decir, a cooperativas, empresas de trabajo asociado, organizaciones no lucrativas, asociaciones caritativas, o micro empresas. Un mundo que en Italia está integrado, según el último censo, por 300.000 ONGs y unos 6 millones de personas que se ocupan de actividades de utilidad social y facturan un total de unos 75.000 millones de euros al año.

Buenas Noticias cuenta con una treintena de páginas y se entrega, desde el pasado 19 de septiembre, todos los martes junto con el diario común. Su subtítulo es “la empresa del bien”, en referencia a que también lo bueno produce, y una versión anterior había sido testada en 2014 por algunas semanas. Y, de momento, es un éxito; aunque las cifras definitivas se conocerán solo a comienzos de 2018, los martes, su día de circulación, las ventas de Il Corriere ha subido en más 20.000 ejemplares.

Opinión

“Viendo el caótico flujo de la información contemporánea y el desorden creativo de las redes sociales, se diría que el bien es aburrido y en el mal, lamentablemente, hay más novela”, ha explicado el director Ferruccio de Bortoli. Pero “me preguntan a menudo en qué nos podríamos apoyar para ser más optimistas sobre el futuro de este país. Yo no tengo dudas: en el voluntariado. Su valor es inestimable”, ha añadido el antiguo director del diario económico Il Sole 24 Ore, en la presentación del nuevo suplemento.

El directivo también ha agregado que el objetivo es dar despliegue no a noticias complacientes, sino a información presentada en formato de crónicas, entrevistas a conocidos personajes nacionales e internacionales —una de las primeras ha sido la campeona paralímpida Bebe Vio—, reportajes y trabajos de investigación. El fin último es también generar un efecto de emulación de buenas prácticas en el país, también en la administración pública y en las empresas tradicionales.

¿Cómo se trabaja? Todo está coordinado y controlado por un Comité Científico especial, cuya tarea es la de vigilar que las historias se cuenten con una metodología clara y precisa. En cambio, en la redacción, hay un núcleo duro integrado por cuatro mujeres, que también publican informaciones de servicio sobre concursos públicos y proyectos a los que los ciudadanos pueden participar. Luego, todo se vuelca en la edición impresa, en otra digital y también los contenidos se comparten en las redes a través del hashtag #lamiabuonanotizia. La publicidad no escasea: equivale a un tercio del suplemento.

Ejemplo de un número del suplemento 'Buone Notizie'

Un 64% de los italianos quiere más buenas noticias

“Después del lanzamiento del suplemento, las cartas de los lectores han sido tantas que contestar a todos nos llevará algunos días. Lo haremos y les damos las gracias”, han escrito las redactoras de Buenas Noticias. “Los dictadores para mantenerse en el poder necesitan difundir el miedo. Pero las personas normales que aman la libertad tienen la necesidad de ver que hay mucho positivismo a su alrededor”, ha dicho al respecto el economista Stefano Zamagni.

En verdad, Italia, como también otros países, no es ajena a estas inclinaciones desde hace tiempo. Tanto que existen también otros pequeños medios, surgidos en los años, que se dedican a lo que hay de positivo en el país. E incluso algunos grandes diarios, como el Huffington Post, tienen, en su versión en italiano, secciones dedicadas a lo positivo que hay en Italia.

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La novedad es quizá que ahora existe un mayor interés de los italianos por estas iniciativas. Lo evidenciaba un sondeo realizado en marzo por el Osservatorio Socialis, que mostró un 64% favorable a una mayor presencia de buenas noticias en los medios y solo un 10% en contra (el resto se dijo sin opinión). “Los jóvenes necesitan buenos ejemplos”, que “ayudan a emular comportamientos positivos”, y “porque abrir el diario hoy se ha vuelto una pesadilla” y “la gente está cansada de las malas noticias”, fueron algunas de las respuestas de los favorables.

Sea como fuere, el fenómeno coincide también con el clima de relanzamiento económico en Italia. Según los últimos datos, en efecto, los pronósticos apuntan a que el Producto Interno Bruto (PIB) del país crecerá en torno al 1,5%, más de lo previsto a inicios del año, cuando las perspectivas oscilaban alrededor del uno por ciento, tras el 0,9% logrado en 2016. Ello, en particular, pues se prevé que las exportaciones cierren el año con un crecimiento de 4,8% y el poder adquisitivo de la población suba un 1,3%, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (Istat). Unos datos inferiores al promedio europeo pero, aún así, que muestran luz al final de un largo túnel.

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