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España is not Spain

Conan explica a Puigdemont para qué sirve la Constitución

Schwarzenegger, republicano, ha lanzado un vídeo en Twitter en el que felicita a Biden como su presidente y le da su apoyo total en un acto de patriotismo, que es lo contrario del partidismo

Quizás es un milagro navideño que llega tarde por las restricciones de la pandemia, pero Carles Puigdemont ha comprendido al fin por qué la Constitución es esencial para la supervivencia de una democracia. A simple vista, podría parecer que sigue sin entender, porque continúa huido de la Justicia en Waterloo, cree ser el presidente de una república que no existe y asegura que seguirá el mandato del 1 de octubre, un referéndum ilegal celebrado sin la más mínima garantía y cuyo resultado es de tanta calidad como el plástico de aquellas urnas de juguete. Sin embargo, ha visto la luz. Lo ha dicho él mismo. Supongo que es cuestión de horas que venga a responder ante los jueces por su intento de sedición de 2017.

Quien ha metido en la mollera de Puigdemont una idea esencial sobre el funcionamiento de los países libres no podía ser otro que un héroe legendario: Conan el Bárbaro. Como sabéis, después de que Trump repitiera por activa y por pasiva que las elecciones habían sido un fraude sin que esto tuviera el más mínimo poso de realidad, sus hordas de fanáticos penetraron en el Capitolio para impedir el trámite que haría presidente electo a Joe Biden.

Montaron aquel numerito espantoso, trataron de subvertir el sistema ante la encandilada permisividad de un Trump ajeno a la realidad, y al día siguiente las cosas siguieron su curso gracias a la solidez del sistema constitucional. Arnold Schwarzenegger, republicano, ha lanzado después de los vergonzosos hechos del Capitolio un vídeo en Twitter en el que felicita a Biden como su presidente y le da su apoyo total en un acto de patriotismo, que es lo contrario del partidismo.

En el vídeo, Schwarzenegger habla de lo que fue Austria cuando los nazis se hicieron con el Reich. Explica lo que ocurre cuando extremistas nacionalistas alcanzan el poder mediante la mentira y la confrontación social, y las débiles barreras de la democracia se ven incapaces de frenarlos. El exgobernador de California lanzaba un mensaje de gran valor en tanto que estaba dirigido no solo al pueblo americano, sino particularmente a los republicanos que, fieles a su partido, lo son más todavía a la democracia estadounidense.

El mensaje de Schwarzenegger es diáfano: la democracia ha sobrevivido a la destrucción gracias a su fortaleza. Esa fortaleza no bebe del liderazgo presidencial, sino del sistema de contrapesos que impiden que un hombre, después de ser votado, intente desde el poder que el edificio salte en pedazos. Es decir: la democracia no es solo votar, sino sobrevivir a lo votado. Schwarzenegger recuerda que Trump llegó a presidente con los votos de 2016 y que va a salir de la Casa Blanca en 2020 no solo gracias a los votos por Biden, sino a la robustez del sistema que crece a los pies de la Constitución. Repito: Constitución.

La pregunta que rondaba a los analistas antes de los comicios como una posibilidad de guerra civil (¿y si Trump no reconoce su derrota?) ha sido respondida por la garantía que supone un poder lo bastante compartimentado como para impedir una dictadura. De la misma forma, la pregunta que rondaba a los analistas antes del referéndum ilegal de 2017 en Cataluña (¿y si Puigdemont declara la independencia?) quedó respondida por el mismo mecanismo. El Rey hizo entonces un discurso muy parecido al de Schwarzenegger, pero quizá Puigdemont entienda mejor el inglés que el castellano. Cosas de vivir fuera tanto tiempo.

Lo que Carles Puigdemont hizo en 2017 no es igual que lo que Trump ha intentado a finales de 2020, pero sí se parece en un par de detalles nada intrascendentes. Ambos se aprovecharon del sistema democrático para ejercer el poder de manera populista, ambos trazaron una línea imaginaria entre los buenos y los malos patriotas, y sedujeron con la bandera a millones de personas. Hasta aquí, hay muchos políticos españoles que actúan últimamente de la misma forma, pero no todos han llevado hasta las últimas consecuencias su megalomanía. Sí Puigdemont y Trump: cuando creyeron que había llegado el momento propicio, trataron de destruir el sistema que les había permitido gobernar. Y fue el sistema lo que frustró sus intentonas.

Esto es lo que Schwarzenegger explica en su vídeo, donde además nos previene del uso de la mentira que hacen estos propagandistas sin escrúpulos, capaces de seducir con ella a millones de ciudadanos. Este mensaje tan claro lo ha celebrado en Twitter Puigdemont, y también un montón de fans suyos que tienen, ¡qué cosa tan curiosa!, la efigie del querido líder en sus fotos de perfil.

Así que yo celebro que la idea básica de que la democracia se sustenta sobre un sistema constitucional y unas reglas de juego que ningún sátrapa puede saltarse haya penetrado al fin en estas cabezas. Ahora toca aplicarse el cuento, responder ante la Justicia y volver a la Constitución.

PD: mientras tanto, trate de imaginar Puigdemont qué le habría pasado si, en lugar de hacer lo que hizo en Cataluña, lo hubiera intentado en California. El pelo de punta, como mínimo.

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