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Chanquete ha muerto

Porno feminista: nosotras también queremos disfrutar

Mientras la inmensa mayoría de la producción X consista en gang bangs y penetraciones anales en grupo, ellos creerán que sólo deben satisfacerles a ellos. Y ahora: ¿dónde lo encuentro?

Detalle del cartel de 'Hot Girls Wanted: Turned On'

Cuando era niña, vi en alguna parte 'En busca del fuego' de Jean-Jacques Annaud. Lo recuerdo en la escuela, pero me temo que mi memoria me engaña. Estudié en un colegio de monjas y dudo mucho que en clase nos pasaran una película que contiene mamadas y ritos de fertilidad. Recuerdo que me quedé totalmente horrorizada al presenciar una escena en la que uno de esos humanos primitivos corre hacia una mujer que se está lavando en el río y la embiste por detrás sin que ella pueda hacer nada. Recuerdo que pensé que, si eso era hacer el amor, no contaran conmigo de mayor.

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Después, toda la cultura que fui consumiendo parecía querer convencerme de que aquello era realmente así, no hablo solo de los libros del Marqués de Sade, Henry Miller, Guillaume Apollinaire o Michel Houellebecq, o de las películas de Pasolini, Russ Meyer o Jess Franco. Toda la cultura popular y clásica está plagada de mensajes por estilo. Fui adaptando mi apetito sexual a la mirada y el deseo masculino. Cuajó en mi la idea de que así eran las cosas, los hombres muestran sus impulsos sexuales con agresiva naturalidad y las mujeres deben aprender a lidiar con ello. Ahora entiendo porque llamó tanto mi atención 'La Venus de las pieles', me fascinó aquella mujer dominante que no se doblegaba ante nadie. Lo viví como una excepción: todo cuanto me rodeaba insistía en que el cortejo y el orgasmo eran patrimonio del género masculino.

Más o menos, a partir de los dieciséis años liberé mi curiosidad sexual y llegué a la pornografía. Fue sin duda la confirmación de la hipótesis que desató mi miedo infantil: ellos taladran y nosotras aguantamos entre gemidos y caras de satisfacción-angustia. Era exactamente igual que en 'En busca del fuego', solo que ahora ya me resultaba tentador. Todo el entramado cultural patriarcal se curró a conciencia que mi deseo claudicara con el suyo.

'Con la muerte en los talones'

A medida que creces empiezas a darte cuenta de que lo que podríamos denominar escena porno standard no incluye orgasmos femeninos, los hombres no le practican el sexo oral a las mujeres y con demasiada frecuencia se las fuerza o trata como a despojos humanos. Poco a poco todo empieza a encajar. Como en el resto de los ámbitos de producción cultural -sí, la pornografía está tan presente en nuestra vida que ya forma parte de la cultura popular-, el principal problema es que no existe una representación amplia del punto de vista femenino. El porno que atiende a los deseos de las mujeres, o que las representa como sujetos que desean y no como objetos con orificios, es sobradamente escaso.

El porno que atiende a los deseos de las mujeres, como sujetos que desean y no como objetos con orificios, es sobradamente escaso

Además, durante la adolescencia -e incluso de adulta también- hablar con tus amigas de masturbación es poco menos que abrir un expediente X. Pocas suelen reconocer que toquetean sus clítoris y otras muchas lo niegan sin más. Ante este tipo de afirmaciones siempre he sentido una pena terrible. Si mienten, me da mucha lástima que a estas alturas sigan considerando las fantasías sexuales y el placer femenino como algo de lo que avergonzarse; si dicen la verdad, como comprenderéis, es todavía más preocupante. Para echarse a llorar. Dice Virgine Despentes en 'Teoría King Kong' que “Hasta hace poco tabú e impensable, el orgasmo femenino aparece en el lenguaje cotidiano a partir de los años setenta […] los hombres se han apropiado rápidamente de este orgasmo femenino: la mujer debe gozar a través de ellos. La masturbación femenina continúa siendo objeto de desprecio, como si fuera algo anexo” y tiene razón.

Porno para nosotras

Esta represión o autocensura femenina solo puede solucionarse normalizando nuestra sexualidad. Escuchar el discurso de Erika Lust, la directora de cine para adultos, en el primer capítulo de la serie 'Hot Girls Wanted: Turned On de Netflix' es inspirador. “No podemos ignorar que el porno hoy es educación sexual” afirma con una rotundidad y vehemencia incontestables. Aboga por hacer del porno feminista una industria sostenible y mainstream. Sólo de esta manera podrá crecer y colarse en las pantallas de móvil y ordenador de nuestros adolescentes. Mientras la inmensa mayoría de la producción consista en gang bangs y penetraciones anales en grupo, ellos crecerán pensando que las mujeres DEBEN satisfacer sus necesidades -pasearos por foros y os sorprenderá lo arraigada que está esta idea- y ellas seguirán fingiendo orgasmos por los siglos de los siglos.

Erika Lust en rodaje

Cuando hablamos de pornografía feminista nos referimos a aquellas producciones X que tratan a las personas con respeto y de manera ética, no solo en la ficción que representan, también detrás de las cámaras, y que huye de la sordidez que persigue a los rodajes del género. Esto no significa que sea exclusivamente para mujeres, tampoco que sea soft. Me hace especial gracia ese cliché sobre que nosotras preferimos ver imágenes sensuales o escenas que muestren amor durante el encuentro. Este pensamiento no hace otra cosa que afianzar la creencia popular de que no estamos interesadas en el sexo. Parece que hubiera que protegernos de imágenes explícitas, como si fuéramos menores de edad permanentes. La cuestión no es que a las mujeres no nos interese el porno -o el sexo-, quizá nos ocurre que estamos hartas de vernos con unas uñas que nos destrozarían el clítoris, vestidas de sirvientas y siendo sometidas por un grupo de cromañones.

¿Dónde lo encuentro?

Afortunadamente, existen plataformas que ofertan propuestas diferentes: vídeos con una estética cuidada, que atienden a las fantasías femeninas y que muestran respeto hacia la figura de la mujer. Por mi parte, os recomiendo cuatro portales.

XConfessions: este proyecto pertenece a la productora de Erika Lust. Los usuarios envían sus fantasías sexuales y la directora convierte algunos de ellos en cortometrajes pornográficos de ficción.

X-art: las escenas están más cercanas a la fantasía masculina convencional, pero la estética, el ambiente y los escenarios son sensatos y limpios.

Four Chambers: Vex Ashley dirige este proyecto colaborativo que busca explotar el potencial estético y conceptual del sexo, el erotismo y el cuerpo humano. Pornografía de autor con una perspectiva original y excitante.

Bright desire: Puedes encontrar cortos hardcore, cuerpos reales y diversas tendencias sexuales. También cuentan con apartados de literatura y fotografía erótica.

Disfrutadlo a mi salud. Yo también lo haré.

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