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¿Van a ser los cerdos la solución a la escasez de órganos para trasplante?
  1. Bajo el microscopio
Dr. Rafael Matesanz

Bajo el microscopio

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¿Van a ser los cerdos la solución a la escasez de órganos para trasplante?

En los años 90 este animal pasó a ser el principal candidato porque se reproduce con facilidad, crece en pocos años hasta alcanzar el tamaño deseado y desde el punto de vista funcional puede ser parecido a los humanos

Foto: Cerdos, ¿una solución? (EFE)
Cerdos, ¿una solución? (EFE)

Recientemente se ha producido una noticia que ha dado la vuelta al mundo y que ha puesto sobre la mesa una vez más la posible utilización de órganos de animales para el trasplante humano: en un hospital de Nueva York se ha implantado un riñón de cerdo modificado genéticamente, en la pierna de una mujer en estado de muerte encefálica, que ha funcionado adecuadamente durante un plazo de 52 horas. De momento es solo una noticia de prensa, todavía no publicada en revistas científicas, y las preguntas a contestar son incluso más que las certezas. La fundamental es si, aunque aparentemente haya funcionado durante un par de días, lo seguiría haciendo meses o años en un ser humano después de ser trasplantado sin que se produzca el rechazo que hasta ahora ha frenado este tipo de tratamientos.

placeholder El riñón de cerdo utilizado en un trasplante humano en NY. (EFE)
El riñón de cerdo utilizado en un trasplante humano en NY. (EFE)

El empleo de animales como fuentes de órganos es un clásico en la historia de los trasplantes. Primero fueron los monos con alguna experiencia de trasplante de riñón de orangután, de un corazón de mandril para un bebé recién nacido (Baby Fae, que sobrevivió 3 semanas) o de hígados de babuino, ninguno con resultados satisfactorios.

Pero si algo quedó claro es que los simios no son la solución ideal: son muy escasos, difíciles de criar, con un ciclo vital largo y con graves problemas éticos para su empleo en estos experimentos por su similitud genética con la especie humana. Todo ello por no hablar de la existencia de virus como el del sida o el ébola, que todo parece indicar han mutado en grandes simios antes de pasar al hombre, con los riesgos de salud pública que ello implicaría.

Del mono al cerdo

Por todo ello, ya desde los años 90 el cerdo pasó a ser el principal candidato para convertirse en fuente de órganos para trasplante: se reproducen con facilidad en granjas, crecen en pocos años hasta alcanzar el tamaño deseado y, además, desde el punto de vista funcional son bastante parecidos a los humanos, en especial el riñón.

Las primeras estrategias utilizadas se basaron en modificar genéticamente al animal con el fin de inducir menos rechazo al trasplantar sus órganos en la especie humana. Se creó un modelo experimental en el que los receptores de los riñones 'humanizados' fueron monos, que llegaron a sobrevivir varias semanas. En este modelo se evitó el rechazo masivo inmediato que acompaña al trasplante entre especies diferentes, pero no el que se produce a corto-medio plazo. A ello se unió el descubrimiento de unos virus presentes en los cerdos y que en principio no afectan al hombre: los retrovirus endógenos porcinos, pero el temor a que se produjera una mutación, junto con la ausencia de resultados sólidos, frenó en gran medida este tipo de experimentación, aunque no la suspendió.

Foto: Foto: iStock. Opinión

De hecho, en este siglo se han llegado a alcanzar varios hitos importantes: el funcionamiento de un riñón de cerdo trasplantado a mono durante más de un año y de un corazón durante más de 6 meses, además de haberse avanzado en la manipulación genética de los animales utilizando las nuevas tecnologías con el fin de reducir aún más el rechazo a medio y largo plazo. Eso es lo que ha venido haciendo la empresa Revivicor, que es quien ha generado el animal para el experimento. Se trata de una empresa creada en 2003 a partir de PPL Therapeutics, la creadora de la oveja Dolly.

A todo ello hay que sumar la eliminación de los retrovirus conseguida hace unos años gracias a otra manipulación genética, con lo que todos los pasos conducían al intento de pasar a la clínica, aunque sea de una forma todavía tentativa como es el trasplante a una persona en muerte cerebral.

Quedan muchas incógnitas por resolver, sobre todo por lo que se refiere a la tolerancia a medio largo plazo de estos riñones en la especie humana, la necesidad de una inmunosupresión fuerte con muchos efectos secundarios y algo muy importante: ¿qué justificación ética tiene ofrecer a un paciente determinado un tratamiento aún no validado, pero presumiblemente muy inferior al del tratamiento estándar con un riñón humano? Se puede argumentar que es necesario para el progreso de la ciencia y para que otros muchos enfermos puedan llegar a salvarse, pero sin duda la selección de los primeros pacientes va a ser complicada.

Foto: Foto: iStock. Opinión
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Pero estos enfoques no son los únicos que se barajan hoy día para trasplantar órganos porcinos. El grupo del Salk Institute de California, liderado por el albaceteño Juan Carlos Izpisúa, ha demostrado la posibilidad de crear híbridos de dos especies cercanas como la rata y el ratón con el fin de generar órganos de estos últimos en embriones de rata y que ambos se toleraran sin generar rechazo. El siguiente movimiento sería generar órganos a partir de células humanas en embriones de cerdo y efectivamente ya se han dado los primeros pasos en este sentido.

De llegar a buen puerto estas investigaciones, se podrían generar órganos humanos (riñones, páncreas, cartílagos…) en los que los cerdos servirían como incubadoras y se partiría de las células del propio enfermo con lo que se eliminaría el rechazo y, por tanto, el tratamiento del mismo. Sería la panacea; una fuente inagotable de órganos sin necesidad de medicamentos antirrechazo.

Como puede verse, se trata de un campo en continua evolución, con diversas vías de investigación abiertas, aunque todas con un objetivo común: paliar la enorme desproporción entre oferta y demanda de órganos para trasplante que hace que todos los años sean cientos de miles las personas que en todo el mundo quedan sin acceso a estas terapéuticas.

Recientemente se ha producido una noticia que ha dado la vuelta al mundo y que ha puesto sobre la mesa una vez más la posible utilización de órganos de animales para el trasplante humano: en un hospital de Nueva York se ha implantado un riñón de cerdo modificado genéticamente, en la pierna de una mujer en estado de muerte encefálica, que ha funcionado adecuadamente durante un plazo de 52 horas. De momento es solo una noticia de prensa, todavía no publicada en revistas científicas, y las preguntas a contestar son incluso más que las certezas. La fundamental es si, aunque aparentemente haya funcionado durante un par de días, lo seguiría haciendo meses o años en un ser humano después de ser trasplantado sin que se produzca el rechazo que hasta ahora ha frenado este tipo de tratamientos.

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