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Por qué los trasplantes de tejidos son el patito feo de estas cirugías
  1. Bajo el microscopio
Dr. Rafael Matesanz

Bajo el microscopio

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Por qué los trasplantes de tejidos son el patito feo de estas cirugías

Son mucho más frecuentes que todos los demás y además resuelven de manera transversal multitud de problemas médicos en numerosas especialidades, desde la pérdida de visión a las grandes quemaduras

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Mucho menos conocidos y mediáticos que los de órganos o incluso que los de médula, hasta el punto de habérseles llamado el 'patito feo' de los trasplantes, los de tejidos son, sin embargo, mucho más frecuentes que todos los demás y además resuelven de manera transversal multitud de problemas médicos en numerosas especialidades, desde la pérdida de visión a las grandes quemaduras, pasando por problemas ortopédicos o lesiones osteoarticulares. Durante 2020, un total de 12.247 enfermos recibieron en España un trasplante de tejidos frente a los 4.425 de órganos y 3.375 de médula/cordón umbilical. Anualmente, se implantan en Estados Unidos más de un millón de tejidos, lo que da una idea de la enorme difusión de estas terapéuticas.

Los trasplantes de tejidos son muy anteriores a los de órganos y células, tanto desde el punto de vista experimental, con injertos de piel en animales ya en el siglo XIX, que ayudaron a empezar a entender el fenómeno del rechazo, como con los primeros trasplantes clínicos de córnea al inicio del siglo XX. Destacan entonces las figuras de dos oftalmólogos españoles: Ramón Castroviejo, desarrollando la técnica en Estados Unidos, e Ignacio Barraquer, autor del primer trasplante en España en 1940, un cuarto de siglo antes de que llegaran los de riñón a nuestro país.

Foto: Foto: iStock. Opinión

Las diferencias con los órganos son muy claras, aunque las fronteras se difuminan un tanto cuando hablamos de los llamados tejidos compuestos (cara, brazos, piernas…), que analizaremos en otra columna. De entrada, no es necesaria la urgencia con que se tienen que extraer cuando una persona ha fallecido ni tampoco las escasas horas de margen para proceder al trasplante. Los tejidos se pueden almacenar durante días, semanas o incluso años dependiendo del tipo y el método de conservación en los 'bancos de tejidos y células', algo imposible hoy día para los hipotéticos 'bancos de órganos', solo existentes en las novelas de ciencia ficción.

Tampoco es necesario que la donación se produzca en muerte encefálica. Ello aumenta muchísimo la posibilidad de encontrar donantes de tejidos porque pasamos del 1,5-2% de la gente que fallece en un hospital a cualquiera que fallezca en el hospital o incluso en su casa, con tal de que no tenga ninguna enfermedad infecciosa o tumoral que se pueda transmitir al receptor, u otro proceso que contraindique la donación. No está justificada la escasez de tejidos a diferencia de la de órganos.

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Y una última diferencia: en los trasplantes de órganos es preciso unir una o varias arterias y venas del donante con las correspondientes del receptor para que se restablezca la circulación sanguínea. Ello no es preciso con los tejidos en los que la sangre se incorpora mediante difusión desde las zonas circundantes y la creación de una nueva red de microcirculación. De ahí que sea más correcto utilizar la palabra 'implante de tejidos' en contraste con los 'trasplantes de órganos'.

Mientras que de una donación de órganos se benefician como media tres enfermos, una de tejidos puede beneficiar hasta a cien. No se trata obviamente de situaciones vitales como una urgencia cardiaca, pero son multitud los problemas que se resuelven mediante el implante de estos tejidos. Los más utilizados son los musculo-esqueléticos, que comprenden hueso esponjoso, hueso cortical, los fragmentos de hueso-tendón-hueso, ligamentos, meniscos, cartílago, huesos estructurales, etc. Con ellos se solucionan secuelas de accidentes, de resecciones tumorales, lesiones deportivas o degenerativas, reconstrucciones estéticas y una gran variedad de situaciones en cirugía bucal y maxilofacial utilizando hueso molido de origen humano o animal con el que se tratan múltiples problemas dentales hasta el punto de que muchos de los receptores ni siquiera son muy conscientes de que llevan encima un microtrasplante.

El segundo grupo de implantes de tejidos es el dirigido a tratar lesiones oculares. Centrado históricamente en la queratoplastia o implante de córnea, ha evolucionado a la utilización de otros tejidos como la esclera o la membrana amniótica, muy ricas en células madre y que contribuyen a la reparación y cicatrización de lesiones traumáticas, degenerativas, tóxicas o infecciosas, que de otra forma llevarían a la ceguera total del paciente.

Injertos vasculares

También las válvulas cardiacas y segmentos vasculares tanto de venas como de arterias tienen un papel cada vez más relevante. En cirugía cardiaca hay una serie de indicaciones establecidas en las que las válvulas humanas son preferibles a las metálicas, se adaptan mejor a ciertos defectos congénitos y son más biocompatibles, y, por tanto, menos expuestas a infecciones y trombosis.

En el caso de los injertos vasculares pueden sustituir a prótesis infectadas de muy difícil tratamiento y evitar de esta forma amputaciones en casos de arteriosclerosis avanzadas. Sirven igualmente para la creación de fístulas en enfermos en hemodiálisis sin otro acceso vascular y para otras muchas situaciones quirúrgicas en las que es preciso prolongar o reparar cualquier vaso. Pensemos por ejemplo en un trasplante de hígado con discrepancias importantes de tamaño o forma entre donante y receptor en el que el cirujano tiene que echar mano de segmentos venosos adicionales para completar la conexión vascular.

Foto: Cerdos, ¿una solución? (EFE) Opinión

La piel fue el primer tejido empleado para estudiar el rechazo en los trasplantes y hoy se utiliza sobre todo en los grandes quemados, como apósito que permite la cicatrización del tejido dañado. Esta piel se puede obtener directamente de zonas sanas del propio enfermo, de pequeñas muestras del tamaño de un sello que convenientemente cultivadas pueden alcanzar hasta 2 metros cuadrados en un par de semanas, o bien de una persona fallecida. De igual manera se emplea en cirugía plástica para tratar lesiones cutáneas.

Y muchos otros ejemplos de tratamientos aún no bien establecidos con materiales a caballo entre los tejidos y las células, como son determinados tejidos cerebrales para tratar algunos tipos de párkinson, los islotes pancreáticos para el tratamiento de la diabetes y un largo etcétera. Como puede verse, más que un grupo de tratamientos espectaculares, los trasplantes son toda una filosofía de la medicina que consiste en sustituir la pieza enferma y deteriorada, que no se ha podido tratar por medios convencionales, por otra pieza nueva procedente de otra persona viva o fallecida, de un animal o incluso del propio enfermo pero de otra zona no lesionada.

Mucho menos conocidos y mediáticos que los de órganos o incluso que los de médula, hasta el punto de habérseles llamado el 'patito feo' de los trasplantes, los de tejidos son, sin embargo, mucho más frecuentes que todos los demás y además resuelven de manera transversal multitud de problemas médicos en numerosas especialidades, desde la pérdida de visión a las grandes quemaduras, pasando por problemas ortopédicos o lesiones osteoarticulares. Durante 2020, un total de 12.247 enfermos recibieron en España un trasplante de tejidos frente a los 4.425 de órganos y 3.375 de médula/cordón umbilical. Anualmente, se implantan en Estados Unidos más de un millón de tejidos, lo que da una idea de la enorme difusión de estas terapéuticas.

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