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Gustavo Bravo

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Gustavo Bravo

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¿Han descansado? Nosotros sí. Al menos las pupilas y la espalda. Mentiría si dijera que he conseguido dejar de pensar en esto tan si quiera unos

¿Han descansado? Nosotros sí. Al menos las pupilas y la espalda. Mentiría si dijera que he conseguido dejar de pensar en esto tan si quiera unos días. Es sorprendente cómo el cuerpo se adapta a la rutina, sólo unas horas y parece que nunca te hubieras marchado. En realidad todo sigue inalterable.

Las pupilas y la espalda se tuercen como el teclado y la pantalla, arriba y abajo. De poco sirve fingir que no has echado de menos, aunque sea por un momento, esto que haces y que te encanta.

Antes de irme convertí en papel lo aquí escrito. El primer capítulo, de principio a fin. Apenas unos folios que a su manera han puesto en evidencia que los días no pasan en vano y, aunque lentamente, también suceden los cambios. Parece increíble que llevemos un mes con esto… sin saber cuántos quedan.

Hoy no estoy aquí para presentarles ningún cambio. Estamos trabajando en algo pero está inacabado. Mi visita de hoy tiene otra intención. Aquellos que saben dar masajes les dirán que nunca debe perderse el contacto con el cuerpo que se acaricia. Un periodista les dirá que nunca debe dejarse pasar demasiado el tiempo sin contactar con las fuentes. Yo me digo a mí mismo que no debería permanecer muchos días sin escribirme con ustedes.

Les diré en qué estamos. Tal y como adelanté, en este capítulo trabajaremos en un espacio para el lector. Queremos que sean ustedes quiénes controlen su perfil y que lo sientan como suyo, y no como una página inerte en la que aparecen sus participaciones de forma automática.

Ustedes podrán controlar en breve todos sus datos, así como personalizar esos espacios con una fotografía y con la información que ustedes consideren oportuna. Cuando esté terminado se lo haremos saber y aquí se intentará explicar el funcionamiento de cada herramienta.

Mientras, seguimos leyendo atentamente todas y cada una de sus opiniones, aunque he de reconocer que a veces cuesta seguir el hilo. Me gustaría esta vez que, entre todas las inquietudes que surgen bajo estas líneas, incluyeran además las referidas a los cambios hechos hasta ahora, así como apreciaciones y sugerencias para los que vendrán. Eso sí, sin dejar de ser ustedes mismos, por favor.

¿Han descansado? Nosotros sí. Al menos las pupilas y la espalda. Mentiría si dijera que he conseguido dejar de pensar en esto tan si quiera unos días. Es sorprendente cómo el cuerpo se adapta a la rutina, sólo unas horas y parece que nunca te hubieras marchado. En realidad todo sigue inalterable.