Los otros

No son fantasmas ni entes malignos. Hoy se me antoja de nuevo abrir ventanas, aunque sean otras. Aquellas que se han estrenado hace poco y que, por si acaso ustedes no se hubieran percatado de que estaban abiertas, quiero exponerlas hoy en unas líneas. Estas de las que se deja caer un foro cada día más heterogéneo.

Ya que mi intención en el anterior texto no era de ningún modo recriminar las temáticas que ustedes libremente van sugiriendo (lo siento si así de mal me hice entender), espero que no me recriminen mi osadía del día. Este viaje que me embarga empezó hace un mes y, como el mío, otros navíos abandonaron sus puertos en busca de nuevas playas. Ahora que hemos hecho un alto en el camino es quizá uno de esos momentos distendidos tan óptimos para contar historias. ¿Hacemos un círculo?

Columnas muy interesantes descansan desde hará unas semanas en las estanterías de este periódico. Con ellas, tres nuevas secciones colman la portada. Muchos cambios que pueden pasar desapercibidos si los ojos no ven y sólo miran: Tendencias, Motor, coches de carreras... Como en todo, y bajo estás breves líneas, se admiten opiniones y sugerencias de todas ellas .

De las columnas nuevas hoy quiero destacarles dos. Más adelante hablaremos de las que vendrán, cuando vengan. ¿Degustaron ya el Cuaderno Matoses? Desde abril se sirve templado en El Confidencial. Su autor es de los míos y tiene ese vicio, tan encantador como dañino, de responder los comentarios que le son escritos. No pierdan la oportunidad de leerlo y comentarlo. Es delicioso.

Por su parte, Eloy Renobales quiso exponer las claves que permiten afrontar los vaivenes de los días. Lo hace en su columna Alma, corazón y vida. Su último episodio: a propósito de las quejas y esa pasividad que las acompaña. Sobre este blog les dejo en manos de otro lector, cuyo comentario y primera impresión vino a resumirse en una gran verdad: “mientras discutimos de política, economía y el estado del país, no viene mal, recordar los asuntos importantes”. Hubo una vez quien me dijo que los mejores escritos son los que nos dicen lo que ya sabemos. Casi nada o bien poco tiene que ver eso con el recuerdo. Son otras cosas. Ya saben. Anímense a escribir que yo les leo.