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Los lectores de ‘El Confidencial’, un ejemplo de solidaridad
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Gustavo Bravo

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Gustavo Bravo

Los lectores de ‘El Confidencial’, un ejemplo de solidaridad

Los periódicos; su prisa. Entre los titulares y la rutina, surgen historias que sobreviven a la tinta de sus propias líneas. Recortes que pasan de mano

Los periódicos; su prisa. Entre los titulares y la rutina, surgen historias que sobreviven a la tinta de sus propias líneas. Recortes que pasan de mano en mano; que se cuentan en el trabajo o al llegar a casa. Algo que has leído y no te quitas de la cabeza; la vida de alguien que ha cambiado en algo la tuya a su manera...

Los lectores de El Confidencial se emocionaron ayer con la historia de Fátima -como ya hicieran con la historia de Emilio; como ya pasara con la vida de Gloria- y han decidido ayudar para cambiar el todo, aunque sólo sea un poco.

Gracias a la red ahora es posible conocer el impacto social que provocan las historias que aquí se cuentan; y gracias a un simple correo de contacto muchas vidas han conseguido un cambio, una colaboración o, por qué no, eso que tanto necesitaban y que precisamente les hacía protagonistas de un reportaje.

Fátima, una joven de 12 años, ha encontrado por fin un médico dispuesto a diagnosticar lo que le pasa. Pero para dar un nombre a su enfermedad necesita 150.000 euros. Conseguido esto, se empezaría de cero. Sólo entonces podría siquiera pensar en curarse.

Una veintena de lectores se interesaron ayer por su caso. Ingresos anónimos que ayudarán a conseguir una respuesta. Gloria, la azafata de Iberia que vive con once toxicómanos, recibió por su parte una treintena de donaciones por parte de los lectores que juntas sumaban más de tres mil euros.

Emilio, el nombre falso bajo el que se narró la historia de un taxista acusado falsamente de violación, consiguió gracias a los lectores múltiples mensajes de apoyo y tres abogados interesados en sacar su caso adelante. 

De boca en boca se suceden las historias. De mano en mano, los recortes de periódico. Lo lee uno solo, pero se lo cuenta a muchos. A todos ellos gracias, por dar sentido a lo que se escribe.

“Se me han ido muriendo los amigos
se me han ido cayendo del abrazo
me he quedado sin ellos en el día
pero vuelven en uno que otro sueño”.

A Ellos, de Mario Benedetti

Más en http://twitter.com/gustavobravo

Los periódicos; su prisa. Entre los titulares y la rutina, surgen historias que sobreviven a la tinta de sus propias líneas. Recortes que pasan de mano en mano; que se cuentan en el trabajo o al llegar a casa. Algo que has leído y no te quitas de la cabeza; la vida de alguien que ha cambiado en algo la tuya a su manera...

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