Franco, Belén Esteban y el advenimiento del milenarismo

Españoles: Fernando Arrabal (Melilla, 1932) está vivo. Y coleando. El escritor, novelista, dramaturgo, intelectual, patafísico, milenarista y performer pasó esta semana por Madrid para presentar su última obra, Dalí versus Picasso, estrenada en las Naves del Matadero del Teatro Español, y aprovechó para soltar unas cuantas arrabaladas:

1) "Yo creo que soy la única persona, no solo en España que he estado en estos pilares: el surrealismo, la patafísica, Dada y el Pánico". 2) " He estado yendo todos los días, durante 30 años, a las reuniones de los patafísicos y por eso digo que ahora vivimos un momento formidable creativamente. No podemos seguir con la monserga de la queja". 3) "La cultura siempre tiene que estar en las catacumbas".

Arrabal, de hecho, lleva desde mitad del siglo pasado observando a la cultura española desde las catacumbas. Por tres motivos: por necesidad, por vocación y porque en celtiberia las cosas son así. Vamos por partes.

Necesidad:  Arrabal vive en Francia desde 1955. Un exilio marcado por las circunstancias de un padre pintor, fiel a la República, condenado a treinta años de cárcel durante la Guerra Civil y fugado de un hospital mental en 1942 en pijama y con el camino hacia la libertad cubierto por un metro de nieve (nunca más se supo del hombre).

Vivir en Francia no le libró de chocar en varias ocasiones con el franquismo. Penas de cárcel, apariciones estelares en listas de los españoles más peligrosos y escritos célebres (su Carta al General Franco).

Vocación: Al muchacho, ya octogenario, le va la marcha, las catacumbas, el underground. En 1962 se hizo un hueco en la historia de las vanguardias al crear el grupo Pánico junto a Alejandro Jodorowsky y Roland Topor. Pánico, puesta al día de los ismos de agitación cultural. Pánico, fundado en un café de París (cómo no) y tras haber asistido a varias charlas de André Bretón (cómo no) en otro café de París. ¿No es todo encantadoramente francés, cafeínico y vanguardista? Sí, lo es.

El grupo Pánico es una manera de expresión presidida por la confusión, la memoria, la inteligencia, el humor y el terror

¿Pero qué demonios era eso del Pánico? Arrabal lo explicó así en 1963: "Es una manera de expresión presidida por la confusión, la memoria, la inteligencia, el humor y el terror". ¿Mande? ¿No les queda claro? Pues piensen en la excentricidad como vía para superar la crisis social permanente. ¿Tampoco lo ven? Le recomendamos entonces enfrentarse a lo concreto: las películas setenteras de Jodorowsky (El topo, La montaña sagrada) o las novelas de Topor (El quimérico inquilino).

En Celtiberia las cosas son así: Existe un culto internacional a los tres fundadores de Pánico. Por su desenfadada visión lúdica. Por su apuesta por la cultura como happening. Y por otras cuestiones filosóficas. Pero la relación de Arrabal con España es compleja. Llegada la democracia, el escritor alcanzó por fin el estatus de celebridad en su país de origen, pero no está claro si fue por los motivos equivocados o por los motivos adecuados. Dentro vídeo:

En cinco palabras: el milenarismo va a llegar. Un glorioso y desternillante incidente televisivo que disparó el culto arrabaliano en España. Este fue el verdadero motivo por el que todo el mundo conoce al escritor en celtiberia. Desde Calahorra hasta Formentera.

Cierto que a Arrabal se le fue de las manos (¿Estaba piripi? ¿Se había tomado una pastillita que le sentó mal?) pero eso no quita para que el arrabalgate televisivo tuviera algo de justicia poética: ¿Qué mejor que una performance lúdica para dar a conocer a uno de los instigadores del happening como herramienta cultural? Los televidentes españoles a la vanguardia.

Otra manera de verlo sería la siguiente. España no es Francia. Aquí siempre nos quedamos con lo más chusco. Lo explicó el escritor Juan Soto Ivars hace unas semanas en estas páginas: "Es curioso que las frases más populares de los escritores españoles ('Yo he venido a hablar de mi libro', 'Absorbo agua por el culo', 'El milenarismo va a llegar') no estén en sus libros, sino que se hayan dicho en la tele".

Moraleja: El pasaporte a la fama es televisivo (y cómico) desde hace décadas. Certeza que debería servir para aplacar a aquellos que se rasgan las vestiduras porque la ensayista más vendedora de España se llama Belén Esteban. "Ay, cuánto daño han hecho a la cultura de este país los famosos de la tele. Ay qué cultos éramos antes de que la cultura de las celebrities arrasara con todo", nos escandalizamos con pose digna.

Ya, ya, y por eso las tres frases más populares de los escritores españoles (Milenarismo, agua por el culo y mi libro) se dijeron en televisión en los años ochenta/noventa y convirtieron a sus autores, intelectuales de postín, en personajes famosos. Arrabal, Umbral y Cela como pioneros de la cultura celebritie, que se dice pronto. El que esté libre de milenarismo, que tire la primera piedra.

Y ahora vienen las preguntas inquietantes: ¿Es necesario introducirse un litro y medio de agua por el recto para ganar el Nobel? ¿Es Francisco Umbral el escritor más egocéntrico de todos los tiempos? ¿Qué demonios es el mineralismo? ¿O era el milenarismo? ¿Es imprescindible hacer el payaso para que a uno le tomen en serio como intelectual español? ¿Tienen abuela Umbral, Arrabal y Cela? Piensen en ello, amigos. 

Para acabar, como penitencia por quejarse tanto de Belén Esteban tras haber convertido a Umbral, Arrabal y Cela en bestias televisivas, les condenamos a aprenderse el significado profundo del concepto patafísica (y no se me quejen, que en Francia se estudia este asunto hasta en las guarderías). Patafísica: Ciencia paródica centrada en el estudio de las soluciones imaginarias y las leyes que regulan las excepciones. Unidad de los opuestos. Universo constituido por excepciones donde todo es anormalidad y la regla es la excepción de la excepción. ¿Me siguen? Pues tomen nota: el milenarismo va a llegar. Pero ya.