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El botín se queda sin Picasso
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Peio H. Riaño

Animales de compañía

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Peio H. Riaño

El botín se queda sin Picasso

Todo está en manos del juez francés. Si no deriva en conflicto internacional, el cuadro retenido en Córcega pasaría a las autoridades españolas la semana que viene

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Hay una España que se preocupa más por apelar a la metafísica que por cumplir con las leyes. Es una parte minúscula, es la parte invisible, la que tiene al país agarrado por el mango, esa parte de las propiedades repartidas en sociedades en paraísos fiscales, la que prefiere evadir impuestos. Esa es la España que no hace ruido, la de los reservados y los clubes privados, la que trata de escapar de los titulares al precio que sea, la que abre los despachos sin llamar, la que nunca verás en las fotos de los periódicos reclamando justicia en la calle. Hemos dicho que no hace ruido.

Hay una España que no necesita reclamar nada, porque lo tiene todo. Y si no lo tiene, lo coge. Y si lo necesita, no pregunta. Es la que nunca pierde, la del monte es orégano, la que sólo quiere del Estado a sus abogados para ponerlos un sueldo en contra del Estado cuando a éste se le ocurre limitar sus intereses. Es la que tampoco atiende a fronteras, aunque le encanta disfrazarse con banderas -la nueva pandereta- de arriba abajo: en su muñeca y en el ribete de sus polos una distinta al país donde tiene alojada su cuenta de ahorros y propiedades.

A don Jaime Botín, extraordinario banquero y mejor persona, le han pillado difundiendo patrimonio más allá de las fronteras de la otra España

Es la España invisible que está mal vista -qué paradoja-, la que cura cargo de conciencia y lava su imagen con Fundaciones, abriendo museos, coleccionando obra de arte de los artistas que pone a su disposición, la que se camufla con cultura, la que mira un cuadro y es incapaz de ver algo distinto a una tragaperras escupiendo euros a bocajarro. Es la que envuelve Picassos en papel estraza y lo mueve en su yate, camino de Suiza para pasar de “lo abstracto” a “lo concreto”. La que se mira al espejo y ajusta corbatas rojo santanderino.

placeholder El cuadro de Picasso incautado en Córcega. (EFE)
El cuadro de Picasso incautado en Córcega. (EFE)

A don Jaime Botín, extraordinario banquero y mejor persona, le han pillado difundiendo patrimonio más allá de las fronteras de la otra España, la que trata de controlar con leyes ese ímpetu liberalizador que reniega de los Estados y reza a los mercados, la que se retuerce cada vez que le dicen lo que tiene que hacer. Al borde de los ochenta, Don Jaime ha montado un buen pollo, el más grande del verano, un jaleo muy ruidoso que podría derivar en conflicto internacional si el juez francés que retiene el cuadro en Córcega no termina devolviéndolo en breve a las autoridades españolas. Las fuentes consultadas por este periódico apuntan a primeros de la semana que viene.

Gracias al follón de Jaime ahora todos sabemos que su España también lloran por la pérdida del patrimonio, porque también tienen su corazoncito. Y su orgullito: sus abogados la dejan caer preguntándose públicamente si esta operación no es una jugada maestra del Estado para quedarse con una propiedad que le iba a costar 26 millones de euros (en caso de que la quisiera comprar).

Inteligencia artificial

Ya lo veo, imagínense, ese despacho con mesa oval blanca, carpetas con informes, agua, café y algún puro, y una decena de personas trazando la misión. En un momento dado, el que lleva la voz cantante dice: “El sujeto ya nos ha amenazado con que lo va a sacar del país pasándose por el arco del triunfo la prohibición del Ministerio y de la Audiencia Nacional. Dejaremos que lo haga y en cuanto atraque en un puerto no español mandamos a las autoridades portuarias a que registre el yate en busca de una Cabeza de mujer joven muy picassiana”...

Los abogados de Botín dicen que “la solicitud de exportación no era necesaria, porque Christie's rectificó el error“

Vamos, la típica inteligencia española que hemos visto actuar millones de veces a favor de los intereses del país. Hay otro rumor tan novelesco como el resto del tinglado que cuenta cómo alguien del entorno cercano al banquero dio el chivatazo a la Guardia Civil de que el Adix zarpaba con rumbo a la venganza.

A don Jaime le queda la metafísica para defenderse y ni con el arte de escapar a las respuestas haciendo más preguntas podrá demostrar el alma británica de su cuadro. Veamos: ¿Qué nacionalidad tiene un cuadro? Botín y sus abogados quieren demostrar que este cuadro no tiene que pasar por la exigente Ley de Patrimonio Histórico para regularse. Desde el despacho de abogados quieren aclarar a este periódico que “la solicitud de exportación no era necesaria, porque Christie's rectificó el error ante la Secretaría de Estado de Cultura”. El “error de Christie's”.

placeholder Construcción del Centro de Arte Botín, en la bahía Santander. (EFE)
Construcción del Centro de Arte Botín, en la bahía Santander. (EFE)

Volvamos a la metafísica, lancémonos por el tobogán de las hipótesis: según lo alegado por los abogados, “la obra se pintó fuera de España” así que no es española. Vaya. Entonces, ¿de quién es La Gioconda del Louvre? ¿De Francia o de Italia? ¿Dónde pintó Leonardo da Vinci el cuadro más famoso del mundo: durante unos años en Italia y la remató en Francia? Es más, ¿cuántos cuadros del Museo del Prado fueron pintados en España? Por cierto, ¿la nacionalidad del artista contaría para determinar la de su criatura? ¿Y su inspiración: si Leonardo se inspiró en una mujer italiana, el cuadro es francés? ¿Y Picasso? ¿Si lo importante para determinar la nacionalidad del cuadro es dónde se pintó, por qué no dónde tuvo la idea? A fin de cuentas, en la inspiración es donde aparece la primera noción del arte y el cuadro no deja de ser más que el residuo de la idea.

Botín alega que la obra se pintó fuera de España, así que no es española... ¿De quién es 'La Gioconda' del Louvre? ¿De Francia o de Italia?

El arte es patrimonio de la humanidad, en esencia, pero el arte y la humanidad están sujetos a los valores de mercado determinados por la propiedad privada, que pese a lo mucho o poco que duela a los liberales extremistas, está regulada por esa cosita incómoda que se les mete entre los dientes en plena comilona, ¿cómo se llamaba? Coz… qué. Constitución. Entonces, la nacionalidad del cuadro es la del dinero que lo ha comprado, pero como vemos el dinero todavía se somete (un poquito) a las leyes de los países en los que nace, crece y se reproduce. Incluso si está de visita. El dinero, que domina el mundo, que empuja las leyes a su favor, carece de país propio aunque se refugie en paraísos.

En cualquier caso, lamentamos que alguien como don Jaime Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos se vea obligado a vender así sus propiedades. Comprendemos la situación, qué difícil debe ser encontrar a alguien más rico que tú en tu España de ricos cuando eres Jaime Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos, el duodécimo hombre más rico de ese país, más -¿se puede?- que Florentino Pérez.

Hay una España que se preocupa más por apelar a la metafísica que por cumplir con las leyes. Es una parte minúscula, es la parte invisible, la que tiene al país agarrado por el mango, esa parte de las propiedades repartidas en sociedades en paraísos fiscales, la que prefiere evadir impuestos. Esa es la España que no hace ruido, la de los reservados y los clubes privados, la que trata de escapar de los titulares al precio que sea, la que abre los despachos sin llamar, la que nunca verás en las fotos de los periódicos reclamando justicia en la calle. Hemos dicho que no hace ruido.

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